
“Las maldiciones”, la serie argentina de suspenso político que llegó recientemente a Netflix, ha dado mucho de qué hablar. Entre secretos familiares, ambiciones desmedidas y una trama marcada por la lucha por el agua, el final de temporada dejó a muchos espectadores tratando de descifrar qué fue exactamente lo que pasó y qué mensaje quiso dejarnos.
Así que si ya viste el último episodio y estás buscando entender mejor ese desenlace cargado de revelaciones —desde el verdadero origen de Zoe hasta la caída de Fernando Rovira—, aquí te comparto mi análisis del final. Sin rodeos, con empatía y con los datos en orden, porque a todos nos puede resultar difícil comprender tanto en tan poco tiempo.

FINAL EXPLICADO DE “LAS MALDICIONES”
El proyecto de ley del agua: ¿ganó la ética o el poder?
La serie llega a su clímax con el conflicto central alrededor de una ley que buscaba proteger los recursos hídricos de la provincia. Mientras el gobernador Fernando Rovira defendía la extracción de litio como una vía para generar desarrollo, sus opositores (y buena parte del electorado joven) veían la iniciativa como una amenaza directa para las comunidades nativas y el medio ambiente.
Lo interesante es que, al final, el proyecto de ley sí fue aprobado. Y no porque Fernando tuviera una súbita iluminación moral, sino por una jugada política para dañar a su madre, Irene. En el fondo, más que un cambio ideológico, fue un acto de rebeldía personal.

Román y Zoe: del secuestro a la libertad
Uno de los giros más fuertes del final fue la revelación de que Zoe no era hija biológica de Fernando, sino de su asesor, Román Sabaté. Esto no solo reconfigura toda la historia, sino que explica muchas de las decisiones de Román: su odio contenido, su resentimiento y finalmente, su plan para arruinar la carrera política del gobernador.
Román secuestra a Zoe, pero no para dañarla, sino todo lo contrario: lo que busca es liberarla del engranaje de poder que siempre la usó como un símbolo, no como una persona. Y aunque en un momento parece que su vida corre peligro, finalmente padre e hija logran escapar juntos, buscando un futuro lejos del aparato de manipulación que fue la familia Rovira.
El rol oculto de Irene: la gran titiritera
No podemos hablar del final sin mencionar a Irene, la madre de Fernando, probablemente el personaje más maquiavélico de la serie. Se revela que fue ella quien ordenó el asesinato de Lucrecia, la madre de Zoe, para evitar que la verdad saliera a la luz.
Irene temía que el escándalo sobre la paternidad de Zoe destruyera la imagen de su hijo, justo cuando su carrera presidencial tomaba fuerza. Su frase más simbólica —“Zoe arruinará el legado de Fernando”— deja claro que lo único que le importaba era el poder, incluso si eso implicaba matar a su nuera y entregar a su “nieta” al enemigo.
Capardi y el verdadero juego de poder
Uno de los personajes más subestimados durante toda la serie fue el Dr. Capardi. Pero al final, entendemos que él manejaba mucha más información de la que parecía. Sabía del accidente manipulado de la madre de Román, del origen de Zoe, y usó todo eso para negociar su posición como ministro de Salud.
Es decir, mientras todos mirábamos a Román y Fernando como los antagonistas principales, Capardi estaba asegurando su lugar en el nuevo orden político. Su alianza con Fernando, de hecho, fue clave para que el proyecto de ley pasara y la campaña presidencial continuara, aunque con heridas abiertas.
¿Redención o estrategia? El último acto de Fernando
Uno podría pensar que el gobernador decidió contar la verdad sobre Zoe y aceptar la ley del agua por arrepentimiento. Pero no: su acto final fue, en realidad, una forma de liberarse del control de su madre. Al exponerlo todo, dejó de ser vulnerable a los chantajes de Irene y los intereses de las corporaciones.
Ese giro no lo convierte en héroe, pero sí en un personaje más complejo. En algún momento, su ambición lo llevó a justificar casi cualquier cosa. Pero en ese final, dejó claro que estaba dispuesto a quemarlo todo para recuperar el control de su vida.
¿Qué pasa ahora con Zoe y Román?
El cierre es abierto, pero optimista. Zoe y Román se van juntos, finalmente reconocidos como padre e hija, buscando una vida fuera del sistema que los usó como piezas de ajedrez. No sabemos a dónde van ni cuánto tiempo podrán estar en paz, pero lo cierto es que por primera vez, son libres.
Eso sí, el peligro sigue latente. Irene está viva y su sed de venganza no va a desaparecer tan fácil. Pero, al menos, ya no tienen que vivir una mentira.

Aunque no se confirma el destino final de la campaña presidencial de Fernando, la serie deja claro que todo acto de corrupción, mentira o traición, tarde o temprano, pasa factura. “Las maldiciones” cierra con un mensaje fuerte sobre el precio del poder cuando se prioriza por encima de la dignidad humana.

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