
Dave Pearson es un hombre de Australia que cuando surfeaba con sus amigos en la costa norte central de Nueva Gales del Sur, en 2011, fue mordido por un tiburón toro de casi 10 pies. Ya pasaron más de 10 años de aquel terrible momento y él afirma que está “en general bien” tras lo ocurrido; sin embargo, también confesó que padece el trastorno de estrés postraumático.
En diálogo con People, el hombre declaró que pese a su experiencia con el escualo, él continúa tratando de surfear tanto como puede, “pero hay momentos en que las cosas no me parecen bien y me siento demasiado incómodo como para quedarme en el océano, especialmente si veo un tiburón”.
Dave Pearson considera que lo que vivió en 2011 difícilmente lo olvidará. “Supongo que el trastorno de estrés postraumático siempre estará conmigo, de una forma u otra”, recalcó. Según sus palabras, ese trastorno “puede manifestarse como ira, depresión, frustración o desesperanza”.
Al ser consultado sobre si hay noches en las que no logra dormir, él aseguró que sí. “Todavía hay momentos, sobre todo después de que ha ocurrido un ataque grave. Cuanto más cerca de casa, más efecto puede tener”, dijo. Lo bueno es que tiene a su familia, que se da cuenta de todo lo que pasa a raíz de la experiencia con el tiburón y le brinda el apoyo que necesita.

Algo que también es fundamental ahora en su vida es el hecho de tener la posibilidad de conversar con otras personas que también fueron afectadas por un escualo. Todo gracias a que creó un grupo privado de Facebook llamado ‘Bite Club’, que es integrado por gente que sabe lo que es que un tiburón te ataque.
“No hay juicios cuando hablamos de los problemas que enfrentamos”
“’Bite Club’ nos ayuda, porque cuando estás con otras personas que han sido afectadas por el tiburón, todos sabemos cómo se siente, y eso normaliza la experiencia, porque todos han tenido esa experiencia”, manifestó. “No hay juicios cuando hablamos de los problemas que enfrentamos, porque la mayoría de nosotros hemos tenido o estamos teniendo problemas similares”, agregó.

Además de compartir con personas que están en el mencionado grupo, Dave Pearson se da un tiempo para involucrarse en otras situaciones centradas en tiburones. “Hay momentos en que llevamos a cabo actividades de participación comunitaria o me acerco a las familias después de ataques graves o fatales. A menudo hablo con testigos que todavía están en estado de shock y lidiando con el trauma, tratando de aceptar lo que presenciaron. Estas conversaciones pueden ser muy difíciles y me puede llevar varios días asentarme después”, sostuvo el hombre, que se ha ganado el cariño de muchas personas por todo lo que hace para ayudar a otros.













