
Los ojos de los astrónomos de todo el mundo siguen puestos en 3I/ATLAS, el cometa interestelar que visita nuestro Sistema Solar y que ha maravillado a la comunidad científica con sus características únicas como el comportamiento del agua, su composición química o su gran velocidad. Sin embargo, otros cometas también viajan por nuestro vecindario cósmico despertando el interés científico.
Uno de esos cometas es C/2025 A6 (Lemmon), el cual está próximo a acercarse al Sol. Pero hay otro cometa de la familia ATLAS que está llamando la atención de los astrónomos. Se trata de C/2025 K1 (ATLAS), el cual ha logrado sobrevivir de manera sorprendente su perihelio.
LOS COMETAS ATLAS
Los cometas que reciben la denominación ATLAS son aquellos que fueron descubiertos por el Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS, por sus siglas en inglés). Este es un observatorio de reconocimiento astronómico que tiene como misión detectar los objetos próximos a la Tierra antes de un posible impacto. Es un proyecto financiado por la NASA que cuenta con varios telescopios instalados en Hawái, Sudáfrica, Chile y España.

Tanto el cometa 3I/ATLAS como el C/2025 K1 (ATLAS) fueron descubiertos por este sistema de defensa planetaria, pero ha sido el primero el que ha acaparado la atención de científicos y del público debido a su origen interestelar. No obstante, C/2025 K1 (ATLAS) tiene sus propios méritos para ser objeto de estudio: el cometa que estaba destinado a morir tras acercarse al Sol no solo sobrevivió sino que mostró un cambio que sorprendió a la comunidad científica.
C/2025 K1 (ATLAS) SOBREVIVE AL PERIHELIO
Proveniente de la Nube de la Nube de Oort, la región más distante del Sistema Solar, C/2025 K1 fue hallado en mayo pasado y alcanzó su perihelio, es decir, su punto más cercano al Sol, el 8 de octubre pasado. Si bien ha sido eclipsado por 3I/ATLAS, los científicos tienen motivos para mirar con detenimiento a C/2025 K1 (ATLAS). Este cuerpo celeste logró sobrevivir su perihelio, cuando los pronósticos indicaban que no lograría hacerlo. El cometa estuvo a solo 50 millones de kilómetros (31 millones de millas) de nuestra estrella, lo que lo pone cuatro veces más cerca del Sol de lo que llegó 3I/ATLAS durante su perihelio a finales de octubre. Se suponía que a esa distancia, la intensa tensión gravitacional desintegraría al cometa, pero eso no pasó. El cometa sigue su camino con una larga cola y un cambio de color.
Curiosamente, el 29 de octubre, fecha en la que 3I/ATLAS alcanzó su perihelio, C/2025 K1 (ATLAS) fue captado desde June Lake California por el astrofotógrafo Dan Barlett. En la imagen, el cometa tenía un brillo dorado, un color inusual para los cuerpos celestes de este tipo.

“Se suponía que este cometa no sobreviviría a su perihelio del 8 de octubre”, declaró Bartlett a Spaceweather.com. “Pero sobrevivió y ahora luce un color rojo/marrón/dorado poco común en los cometas”, precisó. La misma coloración única fue observada por al menos otros dos fotógrafos, uno en California y otro en Arizona.
La mayoría de los cometas tiende a reflejar luz blanca y algunos suelen adquirir tonalidades verdes o azules, debido a la composición de su “coma”, la nube de gas y polvo que los rodea. Se cree que el color dorado del cometa se debe a una posible escasez de moléculas portadoras de carbono.
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