Uno de los principales miedos de los padres es que su bebé esté mal alimentado, que no crezca, se quede con hambre o tenga problemas para hacer sus necesidades. En el día a día los esfuerzos son diversos para que sus primeros meses de vida sean los mejores y que cada cambio de pañal no traiga sorpresas como orina abundante, color de heces anormal o el temido estreñimiento. Desde Mag te dejamos las pautas a seguir para una correcta ingesta de alimentos y evacuaciones durante la semana.
Lo primero que hay que saber es que el mejor alimento para un niño depende de la edad en la que se encuentran. “Hasta los 6 meses, es la lactancia materna, ya que la leche humana ayuda a proteger a los bebés contra enfermedades e infecciones. Además, es superior a las fórmulas infantiles. Después, pasado este periodo de tiempo, se deben ir añadiendo alimentos de manera progresiva, pero manteniendo la leche materna hasta los dos años de edad o más”, explica Fernando Sumalavia, pediatra colaborativo de Huggies.
Si es momento de empezar con las papillas al medio año de vida, lo idea son las frutas aplastadas como granadilla, melón, papaya, manzana, pera, durazno, mango, uva, plátano y ciruelas o verduras trituradas de todos los colores. Otra opción puede ser 20 gramos de carne de res y pollo muy bien desmenuzado o hígado de pollo. “Eso sí, después de almorzar y cenar esperar una hora o más antes de ofrecerle leche, ya que el calcio puede ser un bloqueante de la absorción del hierro”, agrega el especialista. A los 7 meses ya se pueden incoporar menestras, quinua, sémola, maicena, arroz, alcachofa, carne de pavo, cordero, ternera. A los 8 meses ya deben comer todo tipo de alimentos, excepto embutidos, chocolates, maní, nueces, entre otros. Del año de edad para adelante, ya el niño participa de todo lo que se cocina en casa.
¿Cómo sé que mi bebé no se queda con hambre?
Una forma de saber si el bebé se encuentra con hambre es si busca pecho, saca y/o chasquea la lengua, intenta succionar o está inquieto. Si estas señales no son atendidas llegará el llanto desesperado. La lactancia materna es a libre demanda, y como el vaciamiento gástrico de esta leche es muy rápido, el bebé pedirá pecho cada hora y media o dos horas. Si se les brinda fórmula, te solicitará alimento cada tres horas.
Además, existe la metodología “Mamá Canguro” que consiste en mantener a los bebés en contacto piel a piel con su madre (también se hace con el padre), lo que ayuda a que el bebé vaya estabilizando su temperatura y regulando sus latidos y respiración. Pero además fomenta la lactancia (cuando es con la madre), y permite que el bebé se sienta cuidado y protegido, lo cual es fundamental para su desarrollo.
¿Cómo sé qué mi bebé hace suficiente orina, deposiciones o está estreñido?
Se estima que los bebés mojan al menos 4 pañales al día. Hay situaciones donde disminuye la frecuencia y cantidad de orina, como cuando tienen fiebre o sudan mucho por exceso de abrigo, y mientras más oscura sea la orina significa que el riñón la está concentrando debido a una deshidratación, y eso ya es un signo de alarma.
Si hablamos de las deposiciones normales de un menor que toma leche materna estas son de consistencia blanda y color mostaza. Si introduces una fórmula, se pueden tornar verdosas. “Una manera de controlar el bienestar digestivo de los bebés es mediante la herramienta ¨Popó Scan¨ de Huggies, la cual, a partir de una foto del pañal sucio, mostrará los resultados rápidos del análisis a partir del color de las heces. De igual manera, la información brindada debe ser tomada como un primer diagnóstico, no como una observación final. Para tener un resultado más acertado, se debe asistir a un médico especialista”, agrega Fernando Sumalavia, que también invita a visitar la plataforma Más Abrazos.
En cuanto al estreñimiento, los recién nacidos pueden defecar entre 4 a 8 veces al día, en promedio, pero varía mucho dependiendo de cada bebé. Por ejemplo, hay algunos que van hasta 10 veces al día, y otros que ocupan cada dos días o más. Todo esto es normal.