
En el día a día nos enfrentamos a diversas situaciones que nos pueden hacer perder la calma y perjudican la tranquilidad al punto de manifestar nuestro desagrado o disconformidad de manera efusiva; sin embargo, ¿te has puesto a pensar qué sucede en tu cerebro cuando te quejas todo el día y por qué daña tu salud mental y la de tu entorno más cercano o de las personas que te tienen que escuchar? Hoy te explico, de la mano de un neurólogo y un potente estudio, lo que debes saber sobre el impacto negativo de este hábito. Si te interesa este tema, quédate conmigo para darte más detalles.
Para prevenir el deterioro cognitivo relacionado con la edad, no hay nada más importante que cuidar el cerebro, pero no todos piensan en eso. De seguro te ha tocado un compañero de trabajo que tiene la pésima costumbre de renegar constantemente porque su computadora falla, por el nivel del aire acondicionado o cuando llegas a casa tu pareja o familiares en lugar de darte buenas noticias, solo manifiestan lo mal que les fue en la jornada o lo costoso que está todo en el supermercado. Esta puede ser una situación cotidiana para muchos pero, ¿qué pasa si eres tú el que no se cansa de expresar su insatisfacción por todo?.
Manifestar el desacuerdo o desagrado es una respuesta natural y saludable. Sin embargo, hay personas que hacen de ello un modo de vida. Como esto ya se volvió una costumbre demasiado arraigada en la sociedad actual y sabiendo que más de uno suele quejarse por una infinidad de razones, un estudio de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, comprobó que estar expuestos durante 30 minutos a quejas de otras personas deteriora el funcionamiento del cerebro al estropear las neuronas del hipocampo, que es la parte del cerebro que se utiliza para la resolución de problemas y el funcionamiento cognitivo.

Cómo afecta la queja al cerebro: este es el impacto negativo
Eso no es todo, pues el doctor Travis Bradberry, autor del libro ‘How Complaining Rewires Your Brain For Negativity’, señala que quejarse constantemente hace que el cerebro se configure o se muestre más dispuesto para que los futuros lamentos aparezcan más rápidamente y se le hará normal pensar de forma negativa.
Y es que quejarse todo el día no solo trae consecuencias negativas para quien las pronuncia, sino para su entorno más cercano o aquellas personas que tienen que escucharlas. El neurólogo Carlos Ramírez fue invitado al programa ‘Hoy Día’ de Telemundo y afirmó que “cuando nosotros producimos cortisol, que es la hormona del estrés, suprimimos la función cerebral sofisticada que nos hace humanos y quedamos en un nivel muy primitivo en el cerebro. En ese momento no tenemos inhibiciones y lo único que queremos es hacer daño, clavar el puñal, decir lo más ofensivo que podamos porque somos unos animales agresivos”.
El especialista agregó que cuando estamos en la vida cotidiana y tenemos estrés, nos volvemos menos humanos y más animales, entonces las relaciones personales se van a afectar y “no solo sufre quien está experimentando la situación, sino que se la pasa al otro y hay estudios que muestran que si uno durante el día tiene interacción con gente que se está quejando por más de 30 minutos, empezamos a perder células en áreas del cerebro que son bien importantes no solo para la memoria, sino para el control emocional. No hay nada positivo en tener estos momentos de frustración y el quejarnos, porque a nadie le importa”.

Cómo ayudar a tu cerebro para que no se dañe con las quejas
Teniendo en cuenta que quejarse puede ser tentador en muchas ocasiones, hay que tener presente los efectos nocivos para la salud que ese simple hábito nos dejará.
“Después de cierta edad nosotros no podemos cambiar nuestra personalidad, pero sí aprender nuevas conductas. Lo primero es entender que todo lo que hagamos en un momento de ira o estrés va a ser negativo y nunca positivo. Entonces, lo mejor es parar, respirar profundo y después regresar para revisar la situación. Nunca mandar un correo electrónico cuando estamos molestos o pelear con la pareja porque nuestro nivel de cortisol sube y mi área de control cerebral disminuye y puedo ofender. Cuando la situación pase y me relaje voy a decir ‘qué dije’”, agregó el neurólogo Carlos Ramírez.
Así afectan las quejas al cerebro de quien las expresa y de quien las escucha

¿Este contenido de salud te pareció interesante y aprendiste un poco más? Como este, hay otro tipo de utilitarios y consejos de mi autoría que serán de tu agrado y solo debes visitar MAG con frecuencia. Te invito a conocerlos y ponerlos en práctica. Si estos te gustan o sirven, no dudes en compartir tus logros y experiencias conmigo. Tu participación es lo que hace que nuestra comunidad sea especial, y espero seguir sorprendiéndote con nuevo contenido interesante.













