
La icónica manzana mordida enfrenta un nuevo desafío: las políticas arancelarias impuestas por el presidente Donald Trump podrían transformar el iPhone de un objeto de deseo accesible en un lujo reservado para unos pocos. Con una tarifa del 54% a productos fabricados en China, que incluso podría ser mayor según las últimas actualizaciones, producir un iPhone en territorio estadounidense elevaría el costo total por unidad de US$580 a unos impactantes US$850, según recientes estimaciones. Y esa diferencia, inevitablemente, se trasladaría al bolsillo del consumidor.
¿CUÁNTO COSTARÍA FABRICAR EL IPHONE CON LOS NUEVOS ARANCELES?
Hoy por hoy, el iPhone 16 Pro de 256 GB cuesta a Apple unos US$580 en su producción, incluyendo ensamblaje y pruebas. Pero al sacarlo de las fábricas chinas y llevarlo a suelo norteamericano, esa cifra se dispararía. La mano de obra en Estados Unidos, considerablemente más cara, sería el primer golpe. Actualmente, ensamblar un iPhone en China cuesta US$30. Hacerlo en EE.UU. costaría diez veces más: alrededor de US$300 por unidad.

Este cambio no solo representa una cuestión de salarios. También se trata de infraestructura, experiencia y eficiencia. China ha optimizado su sistema productivo para ser rápido, masivo y barato, algo que EE.UU. simplemente no puede replicar en poco tiempo. Y es que además del ensamblaje, Apple tendría que rediseñar toda su logística, invertir en nuevas instalaciones y capacitar a una fuerza laboral que no tiene el mismo nivel de especialización ni la misma escala.
Pero incluso si Apple lograra mover sus líneas de ensamblaje a EE.UU., seguiría enfrentando un obstáculo enorme: los componentes. Pantallas, chips, módulos de cámara. Todos seguirían llegando desde Asia, donde países como Taiwán, Corea del Sur, Japón y la propia China dominan el suministro de piezas clave. Y con esos componentes también sometidos a los aranceles, el costo seguiría escalando sin freno.

APPLE YA ESTÁ MOVIENDO FICHAS
Una alternativa que gana fuerza es India, donde los aranceles son significativamente menores: 26% frente al 54% de China. Según The Wall Street Journal, la compañía ya habría comenzado a redirigir parte de la producción destinada a EE.UU. desde India, buscando amortiguar el impacto de las políticas estadounidenses sin dejar de lado la calidad y la eficiencia.
Lo cierto es que, por ahora, Apple guarda silencio. No ha confirmado si estos cambios alterarán el precio final de sus productos, pero los analistas ya comienzan a preparar al consumidor para lo que parece inevitable: el iPhone que conocemos y amamos podría volverse considerablemente más caro en los próximos años. Y eso podría cambiar radicalmente la forma en que lo consumimos.
En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, los consumidores se han acostumbrado a renovar sus dispositivos casi anualmente. Pero con este nuevo contexto, esa costumbre podría verse alterada. ¿Estamos entrando a una era donde mantener el mismo teléfono por tres o cuatro años será la nueva norma?











