
Para millones de migrantes indocumentados en Estados Unidos, tener una licencia de conducir no es solo una comodidad: es una necesidad para trabajar, llevar a sus hijos a la escuela o acudir al médico sin vivir con miedo. Aunque no todos los estados la permiten, hoy en día 19 estados y el Distrito de Columbia ofrecen una alternativa legal para que estas personas puedan conducir sin poner en riesgo inmediato su permanencia en el país.
Pero, ¿en qué se diferencian estas licencias de las estándar? Aunque parecen similares a simple vista, los permisos para personas sin estatus legal suelen tener restricciones importantes. Por ejemplo, muchas de estas licencias no permiten cruzar fronteras estatales o ser utilizadas como identificación federal. En contraste, una licencia estándar otorga libertad de tránsito y puede usarse para volar dentro del país (si cumple con los requisitos del Real ID), así como para entrar a edificios gubernamentales.

EL PROCESO DE OBTENCIÓN TAMBIÉN ES DISTINTO
Las licencias para migrantes indocumentados requieren demostrar residencia dentro del estado emisor, pero no es necesario presentar prueba de ciudadanía o número de Seguro Social. En cambio, las licencias tradicionales sí exigen documentos de identidad verificables a nivel nacional. Es decir, si eres indocumentado y deseas conducir legalmente, deberás contar con un pasaporte extranjero vigente u otro documento reconocido, además de pruebas de domicilio.
Los estados que han adoptado estas políticas lo han hecho a través de lo que se conoce como “Leyes de Luz Verde”, pensadas para dar seguridad y movilidad a comunidades migrantes que de otro modo estarían en riesgo por el simple hecho de manejar. California, Nueva Jersey, Colorado y Massachusetts son solo algunos de los estados que ya permiten esta alternativa. Aunque el camino no ha sido fácil, la aprobación de estas leyes refleja un cambio progresivo en la forma de ver la inclusión social.
Estas leyes también ofrecen un nivel básico de protección: los departamentos encargados de emitir las licencias no comparten automáticamente la información de los solicitantes con agencias migratorias. Para muchos migrantes, esto representa una tranquilidad crucial. Poder manejar sin temor a ser detenido simplemente por no tener un estatus legal es una mejora significativa en su calidad de vida.

PERO NO TODOS ESTÁN DE ACUERDO
Algunos sectores, especialmente dentro del partido republicano, critican estas licencias argumentando que incentivan la inmigración irregular y pueden abrir la puerta a fraudes. Un caso conocido fue el del exgobernador de Massachusetts, Charlie Baker, quien intentó revocar la ley que permitía a indocumentados obtener licencias, alegando riesgos de seguridad. Su propuesta, sin embargo, fue vetada.
En otros estados como Wisconsin, propuestas similares han encontrado resistencia. Líderes locales han afirmado que se opondrán a cualquier intento de restablecer este tipo de permisos. Este tipo de oposición política muestra que el debate sobre movilidad, derechos y migración sigue siendo una conversación nacional sin un consenso claro.











