
En un giro sorprendente en la política migratoria de Estados Unidos, un grupo de contratistas militares, liderado por el exdirector ejecutivo de Blackwater, Erik Prince, ha presentado una propuesta ante la Casa Blanca para operar un “pequeño ejército” destinado a la detención y deportación masiva de inmigrantes indocumentados. ¿Cuál es el objetivo de esta idea?
¿QUÉ DICE EL PLAN QUE PRESENTÓ EL GRUPO A DONALD TRUMP?
La idea, según un informe de Politico, incluye la creación de campamentos de procesamiento en bases militares, una flota privada de 100 aviones y un ejército de ciudadanos privados autorizados por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) para realizar arrestos migratorios.
La propuesta detalla un presupuesto de US$25,000 millones para llevar a cabo la deportación de 12 millones de personas antes de las elecciones intermedias del 2026. Esta fecha no es una coincidencia. Según el documento, el objetivo es fortalecer la posición política de los republicanos, ayudándoles no solo a mantener el control del Congreso, sino también a ampliar su poder.

Uno aspecto llamativo plan es su estructura militarizada. Se prevé un aumento del 600% en la actividad de deportación, lo que requeriría un despliegue logístico sin precedentes. Para lograrlo, el gobierno debería recurrir a asistencia externa, justificando así la participación de contratistas militares privados. Este enfoque plantea preocupaciones sobre el uso de fuerzas privadas en operaciones que históricamente han sido llevadas a cabo por agencias federales.
El grupo detrás de la propuesta no solo incluye a Erik Prince, conocido por su controvertida historia con Blackwater, sino también a Bill Mathews, exdirector de operaciones de la misma empresa, quien proporcionó apoyo logístico a las fuerzas estadounidenses en Irak y Afganistán durante la guerra contra el terrorismo. Estos antecedentes han generado preocupación sobre la militarización de la política migratoria en Estados Unidos.
Aunque la Administración Trump no solicitó específicamente esta propuesta, sus conexiones en la Casa Blanca le dieron al grupo la oportunidad de presentarla ante el equipo de inmigración del mandatario republicano, liderado por Tom Homan, el zar de la frontera, y Kristi Noem, la secretaria de Seguridad Nacional. El plan propone la deportación de medio millón de inmigrantes indocumentados al mes, una meta ambiciosa.

AHORA ESE PLAN NO ES LA PRIORIDAD
A pesar de la controversia, Erik Prince ha declarado públicamente que, aunque la Administración Trump tiene un plan de deportaciones en marcha, no se ha tomado una decisión definitiva sobre el uso de este “pequeño ejército” privado. Según Prince, el gobierno primero agotará toda la capacidad interna antes de considerar asistencia externa.
Mientras tanto, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha estado avanzando con otros planes paralelos para cumplir con el objetivo de deportaciones masivas, incluida una campaña para que los indocumentados se autodeporten voluntariamente. Esta estrategia incluye el registro en una base de datos de Servicios de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) y advertencias sobre la posibilidad de persecución si no cumplen.











