Inmigrantes en Virginia reciben comida de ONG y activistas, pese al temor por redadas del ICE.(Foto: 2001 Live)
Inmigrantes en Virginia reciben comida de ONG y activistas, pese al temor por redadas del ICE.(Foto: 2001 Live)

Mientras el temor a las redadas de ICE paraliza comunidades enteras en Virginia, la necesidad obliga a muchas familias inmigrantes a salir, aunque sea por un instante, de la sombra en la que viven. En un vecindario ubicado cerca de Washington D.C., cada dos semanas, decenas de personas forman largas filas frente a un camión que distribuye bolsas con alimentos básicos. Para muchos, esta entrega representa no solo un alivio económico, sino también una oportunidad de sobrevivir dignamente.

Las jornadas de ayuda son organizadas por activistas y organizaciones sin fines de lucro, con el apoyo de iglesias y supermercados locales. Lo hacen desde hace años, pero en los últimos meses, la situación se ha vuelto aún más urgente debido al aumento de precios en productos de primera necesidad y la creciente presión de las autoridades migratorias.

“La comida está carísima”

Alicia Vásquez, una madre de familia que espera pacientemente su turno, asegura que esta asistencia es vital. “Nos ayuda muchísimo porque la comida está carísima. En un mercado uno no baja de gastar $200”, comenta mientras sostiene una bolsa con arroz, frijoles, pan y verduras.

Además de alimentos, en el lugar también se ofrece atención médica básica a través de una clínica móvil gestionada por el condado. Se realizan controles de presión, se entrega medicina gratuita y se ofrecen orientaciones sobre salud mental.

Miedo a salir, incluso por comida

Sin embargo, no todos se atreven a acudir. Las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), en el marco de la nueva campaña de deportaciones, han sembrado el miedo. Muchas familias han optado por esconderse durante semanas, delegando a una sola persona la peligrosa tarea de salir a recoger los víveres cuando llega el camión.

“El miedo es real. Nadie quiere dar su nombre ni salir mucho a la calle. Algunos nos han contado que mandan a un vecino, o incluso se turnan entre varias familias para no exponerse tanto”, relata John Cano, representante del Centro de Ayuda y Asistencia Legal, la organización que coordina la distribución.

Cano reveló que en las últimas semanas, al menos 40 personas han sido detenidas por agentes de ICE en el condado. “Hasta la comida ha empezado a dañarse porque muchos no salen a recogerla. Estamos viendo cómo reorganizar las entregas para no perder recursos”, agregó.

La inflación y el miedo como enemigos diarios

Esta comunidad ha sido duramente golpeada por la inflación y las secuelas económicas de la pandemia. Aunque ya pasaron los peores momentos del COVID-19, la presión financiera persiste y se ha agravado con las redadas. Según los voluntarios, muchos de los beneficiarios trabajan en construcción, limpieza o servicios, y no tienen un ingreso estable.

Pese al miedo, las jornadas de ayuda continúan. Para muchos, representan un acto de resistencia, humanidad y solidaridad en tiempos difíciles.

“Hoy no tenemos más opción que resistir. Seguimos ayudando porque la necesidad no se detiene”, concluye Cano.

SOBRE EL AUTOR

Nacido en Lima en 1992, se formó en traducción y pedagogía antes de dirigir su carrera hacia el periodismo. En 2013 ingresó al Grupo El Comercio, donde trabajó durante 12 años en Depor, cubriendo diversas facetas del deporte. Actualmente, es parte del Núcleo de Audiencias del GEC, donde continúa aportando con dedicación en el ámbito digital.

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