Es una de las personalidades más conocidas del siglo XX. A lo largo de su vida, la Madre Teresa de Calcuta (1910-1997) obtuvo honores como el Premio Nobel de la Paz en 1979 y también fue canonizada en un proceso relativamente rápido.
El papa Francisco la canonizó en 4 de septiembre de 2016, hace exactamente cinco años, menos de dos décadas después de su muerte.
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Pero la biografía de esta monja incluye muchos momentos controvertidos.
La Madre Teresa de Calcuta era una mujer de etnia albanesa nacida en la actual Macedonia del Norte, cuyo nombre civil era Anjezë Gonxhe Bojaxhiu.
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Fundó la congregación Misioneras de la Caridad y dedicó su misión al servicio de la los llamados “más pobres entre los pobres”, “los intocables”, los últimos en la jerarquía social de la sociedad india.
Algunos biógrafos crearon polémica al señalar su fundamentalismo y cuestionar el origen de parte del dinero recaudado por su institución.
También se ha discutido mucho acerca de la calidad de la atención brindada a los pobres e incluso un sobre su fe, en base a diarios en los que la monja afirmó no sentir la presencia de Dios.
“En la Iglesia católica, cuánto más se entrega una persona a los demás, más importante es a los ojos del mundo. Así fue con San Francisco de Asís o con Sor Dulce y también Santa Teresa de Calcuta, que vivió para ayudar a los más pobres en la India”, dice fray Rogério Lima, asistente eclesiástico de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia necesitada (ACN).
“La entrega radical de la Madre Teresa ganó fama, llamó la atención de todo el mundo”, continúa.
Ni por US$1 millón
“Sus actitudes y pensamientos han cambiado la forma de pensar de muchas personas. Nadie puede mantener el corazón indiferente al recordar el episodio en el que la Madre Teresa, cuando escuchó a alguien decir que no cuidaría de un moribundo por un millón de dólares, respondió diciendo que ella por un millón de dólares tampoco lo haría, que lo haría por amor”.
Para Lima, “el tema de la caridad define su misión, que es cristiana ante todo”.
“Su legado caritativo es visible y reconocido incluso por personas y regímenes que no profesan la doctrina cristiana y no aceptan a la Iglesia católica”, recuerda.
“Su trabajo no estuvo marcado por el proselitismo. Logró ir a países comunistas y otros países con distintos credos y formas políticas. Muchas veces su trabajo la llevó a países donde el catolicismo no podía entrar y ella entró. Estaba en diálogo con todos. Recibió el Premio Nobel de la Paz por este gran humanismo”.
El complemento (Calcuta) a su nombre religioso (Teresa) hace referencia a la ciudad india, capital del estado de Bengala Occidental.
En la década de los 50, la Madre Teresa fundó su congregación y en ella se encuentra actualmente la sede mundial de la institución religiosa, que cuenta con 4.500 miembros repartidos en más de 130 países de todo el mundo.
“Era una monja católica profesa, que vivía en una nación cuyas principales religiones son el hinduismo y el islam, con solo un 2,3% de cristianos. Estaba preocupada por los que no tenían a nadie”, dice el asistente eclesiástico.
“Mucha de la gente que acogía no profesaban su religión, pero lo importante era acogerlos”, comenta el investigador y estudioso de la vida de los santos José Luís Lira, fundador de la Academia Brasileña de Hagiología y profesor de la Universidad Estatal de Vale do Aracaú, en Ceará.
“En todo esto ella era católica-cristiana. Su congregación vivía de la caridad”.
Lira cree que fueron estos factores los que “contribuyeron a las controversias”.
“Pero para mí, ella era y es santa. Es un modelo de amor al prójimo y de caridad, y veo altruismo total en sus acciones y en las de sus ‘hijas’, las monjas que continúan con su trabajo”, agrega.
El dinero
A medida que el trabajo con los pobres atrajo la atención del mundo, comenzaron a llegar más y más donaciones a la causa de la Madre Teresa.
La fuente de parte de ese dinero es un talón de Aquiles en la reputación de la congragación.
En su libro ‘The Missionary Position: Mother Teresa in Theory and Practice’, el periodista y escritor británico Christopher Eric Hitchens (1949-2011) presentó a la madre como una oportunista, que se movía entre una élite conservadora y que había presentado la difícil situación de los indios pobres de una forma hábil para que engordara las arcas de su congregación.
En el apéndice de la reimpresión de 2003 de su obra, cuando informó de su participación como deponente en el proceso de canonización de la monja, el periodista dijo que “no era de mi incumbencia lo que la Iglesia decidiera sobre sus santos, sino que la palabra ‘santa’ tenía un significado secular comprensible para todos y estaba dispuesto a argumentar que la candidata no merecía ese adjetivo en absoluto”.
“Cuando me preguntaron si sabía algo de su trabajo entre los pobres, respondí que había caminado con ella por Calcuta y que había llegado a la conclusión de que no era tan amiga de los pobres como amiga de la pobreza. Elogió la pobreza, la enfermedad y el sufrimiento como regalos de arriba, y le dijo a la gente que aceptara estos regalos con alegría”, escribió.
“Se opuso vehementemente a la única política que ha aliviado la pobreza en todas las naciones, que es empoderar a las mujeres y asegurar su control sobre su propia fertilidad”, continuó.
Hitchens afirmó que la famosa institución fundada por la Madre Teresa en Calcuta “en realidad no era más que un hospital primitivo, un lugar donde la gente moriría, un lugar donde la atención médica era escasa, casi inexistente”.
Por otro lado, subrayó que cuando ella lo necesitaba, volaba “en primera clase a una clínica privada en California”.
“Las grandes sumas de dinero recaudadas se gastaron principalmente en la construcción de conventos en su honor”, señaló.
Proximidad a los dictadores haitianos
“Se hizo amiga de varios ladrones ricos y explotadores, desde Charles Lincoln, de Lincoln Savings & Loans, hasta la repulsiva dinastía Duvalier de Haití, aceptando generosas donaciones de ambos que, de hecho, habían sido robadas a los pobres”, dijo.
Su proximidad a los dictadores haitianos François Duvalier (1907-1971), Papa Doc y Jean-Claude Duvalier (1951-2014), Baby Doc, benefactores de sus proyectos, es una de las páginas más problemáticas de su biografía.
Para ilustrar su punto, Hitchens citó que la Madre Teresa recibió “dinero sucio”del abogado, banquero y promotor inmobiliario Charles Keating (1923-2014), arrestado en 1991 en Estados Unidos por fraude.
“La Madre Teresa le escribió al juez en el caso alegando que Keating era un buen hombre. Definitivamente era bueno para ella: le había prestado su jet privado y le había donado US$1,4 millones”, dijo el periodista.
Hitchens dictaminó además que, “a pesar de las vastas sumas de dinero recaudadas por la orden religiosa, nunca se ha hecho público ningún libro de cuentas de las Misioneras de la Caridad”.
Agregó que no estaba acusando a la Madre Teresa de apropiarse del dinero para sus propios fines, sino que el dinero se gastó “en predicar el fundamentalismo católico en los países pobres, como ella misma parece haber afirmado repetidamente”.
El profesor de la Universidade Presbiteriana Mackenzie, el historiador, filósofo y teólogo Gerson Leite de Moraes coincide en que el origen del dinero para las obras de la monja es algo recurrente en el cuestionamiento de su santidad, como personaje histórico.
“Parece que la organización [que fundó] no estaba muy preocupada por eso. Siempre y cuando llegara el dinero”, dice.
Un refugio para morir
“También hay polémica porque ella no manejó bien estos recursos, porque las condiciones de vida de las personas y las condiciones sanitarias de las instituciones [a cargo de la congregación] eran muy malas”, agrega.
“Pero todo esto convierte a la Madre Teresa quizás en un símbolo del tipo de santidad que la Iglesia quiere resaltar hoy en día: una santidad que no es de una persona con una vida perfecta, sino de una persona de carne y hueso, que vive en el mundo real, con sus dudas, idiosincrasias y preguntas”, dice Leite de Moraes.
Filipe Domingues, quien siguió de cerca el proceso de canonización de la monja en 2016, recuerda que esta fue una característica del trabajo de la Madre Teresa.
“Hizo cosas muy pequeñas y muy sencillas, pero de una manera extraordinaria, porque lo hizo con mucho amor”, señala.
“Ella acogió a esas personas, las últimas entre las últimas de la sociedad, los intocables, dentro de un país ya pobre. Eran personas que lo necesitaban. Todo lo que recibían ya era más de lo que tenían”, explica.
“Y la Madre Teresa llevó a estas personas a un albergue y se quedó con estas personas, les dio algo de dignidad para morir. No era un súper hospital, pero ella puso a la gente y cuidó a estas personas hasta que murieron. Su trabajo no tenía milagros o curas. Dio la bienvenida a esas personas en el momento más frágil, que es el final de la vida”.
Domingues recuerda que la propia monja enfatizó que nunca tuvo la intención de crear un hospital, sino de brindar un lugar para que la gente muera con dignidad, una cama para morir en paz.
Vivía en una gran oscuridad
En 2003, el el sacerdote canadiense Brian Kolodiejchuk publicó el libro ‘Madre Teresa: Ven, sé mi luz’, basado en cartas y notas de la propia monja.
La obra terminó exponiendo una faceta inesperada de una santa: el momento en el que se cuestiona su propia fe en Dios.
“Dejó en claro [en sus diarios] que quizás la mayor parte de su vida no sintió la presencia de Dios. Oraba, hacía todo con gran disciplina y diligencia, pero vivía en una gran oscuridad. Oraba y no sentía nada a cambio. No se sintió amada por Dios y, para ella, fue un gran dolor “, señala Domingues. “El cielo estaba oscuro, dijo”.
“La Madre Teresa experimentó lo que en el cristianismo llamamos la ‘noche oscura’”, explica el hagiógrafo Lira.
“Grandes santos y místicos tuvieron esta experiencia, que es una especie de falta de fe. Allí se puede ver que Santa Teresa cuestionó a su Dios ante la inhumanidad que presenció”.
Para el teólogo Moraes, este camino acaba por traer aún más humanidad al personaje.
Haciendo públicas las dudas que tenía la monja, “ese momento en que la fe da un giro”, incluso “con frases impactantes, diciendo que Dios no existe realmente, que busca pero que nadie le responde, que no tiene fe”.
“Un santo no es una persona perfecta”, añade Domingues. “Sino una persona cuya trayectoria vital tiene sentido desde el punto de vista de la fe, las obras, las virtudes”.
“La Iglesia la considera importante porque ha dado un verdadero testimonio a los cristianos”, dice el padre Bogaz.
“Hay muchas órdenes que atienden a los pobres y a los enfermos, pero que tienen grandes estructuras. Ella se convirtió en una servidora de estos pueblos más pobres, vivió la pobreza que profesan los religiosos de manera radical”.
“La santidad de la Madre Teresa es intocable, ya que vivió en la sencillez y la pobreza hasta el final de su vida”, añade.
“Vivió pobre, entre los pobres. Sólo los que viven entre los pobres pueden entender la lógica de esta solidaridad, bastante diferente a los gobernantes lejanos o los periodistas que solo buscan la curiosidad de los hechos”.
Y advierte: “No se cuestiona su santidad, pero todos los que se dedican a la misión de servir a los más vulnerables deben tener cuidado de no ser explotados por gobiernos y poderosos que utilizan estas situaciones para lavar su imagen y perpetuarse en el poder”.
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