La semana pasada, mientras el líder chino, Xi Jinping, presentaba sus prioridades para acceder a un tercer mandato en el poder, los funcionarios analizaban cada una de sus frases en busca de señales acerca del rumbo del país. Y lo que no dijo fue tan revelador como sus palabras.
La omisión de dos frases en su informe clave ante el Congreso del Partido Comunista expuso sus preocupaciones en un mundo cada vez más volátil, donde Estados Unidos desafía el ascenso de China como una superpotencia autoritaria.
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Durante dos décadas, los sucesivos líderes chinos declararon en el Congreso que el país atravesaba un “período de importantes oportunidades estratégicas”, dando a entender que China no enfrentaba ningún riesgo de conflicto importante y podía dedicarse a estimular el crecimiento económico.
“La exclusión de ciertas frases y la lúgubre advertencia sobre “tormentas peligrosas” en el horizonte son señales de que el líder chino cree que los peligros internacionales se han agravado”
Y durante más tiempo aún, los líderes dijeron que “la paz y el desarrollo siguen siendo los temas de la época”, sugiriendo que, independientemente de los problemas en el mundo, las tendencias más importantes favorecían a China.
Pero ambas frases, tan invariables que ya casi no llamaban la atención, no aparecieron ni en el informe de Xi ante el Congreso –que comenzó el domingo pasado y terminó el sábado–, ni en su discurso de 104 minutos en el que resumió el informe, ni en la versión completa en chino de 72 páginas que fue puesta a disposición de funcionarios y periodistas.
Según varios expertos, la exclusión de las frases y la lúgubre advertencia sobre “tormentas peligrosas” en el horizonte son señales de que el líder chino cree que los peligros internacionales se han agravado, en especial desde el comienzo de la guerra en Ucrania, en febrero. Xi, que el domingo tendrá casi asegurada su reelección como secretario general, estima que el mundo es más peligroso por el apoyo de Estados Unidos a la disputada Taiwán, la vulnerabilidad de China ante “puntos de congestión” tecnológicos y los planes de las alianzas lideradas por Occidente para incrementar su presencia militar en Asia.
“El entorno externo de China ahora puede describirse como poblado de peligros inéditos, y esa también es la opinión de los dirigentes más encumbrados del partido”, dice Hu Wei, un académico en política exterior en Shanghái.
En el Partido Comunista, las palabras del líder importan muchísimo, y determinan las políticas, la legislación y la diplomacia chinas. Y el informe ante el Congreso del partido, cada cinco años, es la guía básica para los funcionarios. Cada frase, cada pequeño retoque, cada omisión son considerados como formas de señalar prioridades.
“Durante el Congreso, Xi no mencionó públicamente la nueva estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos y del presidente Joe Biden que describe a China como la principal amenaza a la primacía estadounidense”
En su informe, Xi dijo en varias ocasiones que China pretendía contribuir al desarrollo y la paz globales por medio de sus propias iniciativas, y habló de “oportunidades estratégicas” que ofrecerán beneficios comerciales y diplomáticos. Pero su análisis de las tendencias globales estuvo mezclado con advertencias. “Nuestro país entró en un período donde las oportunidades estratégicas coexisten con riesgos y desafíos, y la incertidumbre y los factores imprevistos están en aumento”, dijo Xi. Y agregó que si bien China tiene iniciativa y apunta al crecimiento internacional, “el mundo ha entrado en un período de turbulencia y transformación”.
“Esto marca un cambio importante, y tal vez fundamental, en su análisis del orden mundial”, dice Christopher Johnson, presidente del China Strategies Group y exanalista de la CIA en política china.
Durante el Congreso, Xi no mencionó públicamente la nueva estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos y del presidente Joe Biden que describe a China como la principal amenaza a la primacía estadounidense. Seguramente no era necesario que se lo recordara a los funcionarios chinos.
El partido promueve a Xi como el “navegante” de la nación ante el aumento de las amenazas. El resultado del sábado en el Congreso dejó en claro que Xi seguirá en el poder más tiempo que los 10 años de su predecesor y que instalará un nuevo equipo de liderazgo dominado por sus aliados más firmes.
Es probable que ese nuevo equipo, que iba a ser presentado ayer, ascienda a funcionarios que Xi considera que responderán a su llamado a “luchar”, por su lealtad hacia él y el partido, y por su capacidad para diseñar programas para mejorar el control social y modernizar las Fuerzas Armadas.
En el Congreso, altos funcionarios y comandantes del Ejército Popular de Liberación (EPL) ya habían instado a China a adherir a los planes de Xi para renovar las fuerzas militares, acelerar la independencia tecnológica y fortalecer el adoctrinamiento ideológico para evitar ideas subversivas entre los jóvenes.
“Xi llevó adelante un rescate y una transformación histórica de las fuerzas del EPL”, dijo el general Xu Qiliang ante delegados militares en el Congreso. “En todas las acciones, obedezcan absolutamente el mando del presidente Xi.”
En su informe, Xi presentó algunos de sus planes orientados al ascenso global de China, construidos en muchos casos a partir de medidas políticas ya vigentes.
Xi llamó a acelerar los procesos para volverse más independiente en tecnologías claves y continuar con la modernización militar, que incluye mejorar las capacidades relativamente limitadas de China en materia de armas nucleares.
Dijo que Pekín también será más activo en asuntos internacionales y promoverá sus propias soluciones para la seguridad global y los desafíos para el desarrollo. Y repitió que China quiere obtener el control de Taiwán pacíficamente, pero si lo obligaran, podría recurrir a la fuerza.
Las nuevas frases de Xi indican que China debe volverse más dinámico, dice Wang Wen, decano ejecutivo del Instituto Chongyang de Estudios Financieros, en Pekín. “Es como si Xi dijera: ‘No podemos sentarnos tranquilamente y disfrutar de un período de oportunidades estratégicas’. Tenemos que salir a buscar más oportunidades”, dice Wang.
El informe de Xi también significa un paso más hacia la eliminación de vocabulario y de supuestos de la época en que China implementaba reformas de mercado y mantenía una diplomacia amistosa hacia Occidente.
La frase en referencia a “la paz y el desarrollo” definió una época y se consolidó en la década de 1980, cuando la generación de Deng Xiaoping introdujo la liberalización económica y fortaleció los vínculos con Washington, Tokio y otros exenemigos, dice Yong Den, profesor de ciencias políticas en la Academia Naval de Estados Unidos.
Esa época significaba que China “tenía el permiso del entorno internacional para concentrarse en modernizaciones a través de la apertura y las reformas”, dice Den.
En 2002, otro líder, Jiang Zemin, declaró por primera vez –poco después de la incorporación de China a la Organización Mundial del Comercio– que China podía disfrutar de unas dos décadas de “oportunidades estratégicas”, es decir, libre de un riesgo serio de un conflicto mayor. Era una época de expansión comercial y de esperanzas a nivel internacional de que China seguiría liberalizándose, en política y en negocios. Pekín alentaba la idea de un “ascenso pacífico” de China.
Pero en la actualidad, señala Wang, la guerra en Ucrania, las tensiones globales por la pandemia de coronavirus y la postura rígida de Washington ante Pekín impulsaron un debate en China acerca de si todavía existe el “período de oportunidades estratégicas”.
En un discurso a fines de julio, y para preparar a los funcionarios para el Congreso, Xi dijo que sus opiniones habían cambiado de manera significativa. China todavía tiene muchas oportunidades de crecimiento, señaló Xi, pero también advirtió sobre los “peligros y desafíos” por delante.
Por Chris Buckley