En medio de un campo de hierba alta en la isla de Jeju (Corea del Sur), 13 tumbas ilustran las raíces familiares más controvertidas de Kim Jong-un, el dictador que dirige con mano de hierro Corea del Norte.
Hace falta viajar hasta un rincón perdido de esta turística isla surcoreana para encontrar las sepulturas de la familia Ko, los antepasados de Ko Yong-hui, la madre del actual presidente de Corea del Norte.
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Kim Jong-un es el tercero de la dinastía Kim en presidir Corea del Norte, tras suceder a su padre Kim Jong-il y al abuelo Kim Il-sung.
El relato oficial norcoreano denomina a estos tres dirigentes como el “linaje Paektu”, en referencia a una montaña sagrada del norte del país.
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Ante la mistificación nacional de la familia presidencial, supone una contradicción la trayectoria de la familia materna de Kim Jong-un.
Su madre Ko Yong-hui nació en Osaka en 1952 en el seno de una familia de Jeju que emigró a Japón en 1929 después de que la península coreana fuera colonizada por el país del sol naciente.
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Los despojos de familiares de Kim Jong-un, como su bisabuela materna, reposan en tumbas muy modestas en Jeju, una sencillez que contrasta con el fasto del palacio Kumsusan del sol, donde se encuentran las tumbas de Kim Jong-il y de Kim Il-sung.
Tras la llegada al poder de Kim Jong-un, varios expertos se refirieron a este pasado molesto, pero el régimen no confirmó estas informaciones.
“Lastraría su legitimidad”
Las autoridades norcoreanas “temen que una confirmación lastraría su legitimidad”, explica a AFP Cheong Seong-chang, investigador en el instituto Sejong.
La dinastía Kim fundamenta su poder en el rol de Kim Il-sung durante la guerra de liberación coreana contra la ocupación japonesa, que concluyó en 1945.
“Una herencia coreano-japonesa cuestiona directamente el mito del liderazgo norcoreano”, destaca Cheong, sobre uno de los motivos por los que Kim Jong Un no quiere reconocer sus raíces familiares maternas.
Su madre pasó su infancia en Osaka, antes de regresar a su país gracias a un plan de repatriación.
Entonces, esa iniciativa obligaba a los coreanos a instalarse en Corea del Norte en aras de “reivindicar la supremacía” de Pyonyang sobre Seúl, explica el escritor Park Chul-hyun, que vive en Tokio.
Un pasado oculto por la prensa oficial
La familia Ko tuvo una vida relativamente normal hasta el día en que su hija mayor empezó una relación sentimental con el probable sucesor de la presidencia norcoreana.
La bailarina Ko conoció a Kim Jong-il en 1975 y tuvieron tres hijos. Falleció en 2004.
“Los medios oficiales no hablan de Ko Yong-hui”, recuerda Rachel Minyoung Lee, responsable del programa 38 Nord en el Stimson Center de Washington.
Según esta experta, la prensa norcoreana solo se refiere a los antepasados de Kim Jong-un para exaltar el “linaje Paektu” y obvia al resto de su familia.
La prensa surcoreana descubrió las tumbas de la familia Ko en Jeju en 2014.
Entonces, una placa honraba al abuelo materno de Kim, fallecido y enterrado en Corea del Norte.
Pero esta ya no se encontraba en ese lugar durante la visita en abril por parte de la AFP, al haber sido retirada por un familiar cansado del interés mediático que suscitaba y que temía eventuales actos vandálicos.
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