Para quien recuerda lo que pasó en París el 7 de enero del 2015, ver la última portada de la revista satírica “Charlie Hebdo” resulta, cuando menos, estremecedor.
Doce caricaturas muestran al profeta Mahoma con una bomba en la cabeza en vez de un turbante o armado con un cuchillo al lado de dos mujeres con velo negro. Son las mismas imágenes que desde el 2006 provocaron las amenazas de los yihadistas contra el semanario francés y que finalmente se materializaron en los sangrientos atentados que dejaron 17 muertos en el 2015.
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“Todo eso por esto”, se lee junto a las ilustraciones. En el interior de la revista, la redacción de “Charlie Hebdo” explica que varias veces en estos años les pidieron reproducir las caricaturas, pero que hacía falta “una buena razón para hacerlo”.
Esa razón llegó esta semana con el inicio del juicio en la capital francesa contra 14 personas acusadas de haber brindado algún tipo de apoyo a los tres autores de la matanza. Tres de los acusados serán juzgados en ausencia, pues huyeron a Iraq o Siria.
El juicio –que se desarrolla con extremas medidas de seguridad– tiene por objetivo “buscar la verdad” y ofrecer “un momento de expresión” a las víctimas, dijo el fiscal nacional antiterrorista, Jean-François Ricard.
Días de horror
Los ataques se extendieron del 7 al 9 de enero del 2015. Comenzaron durante una reunión editorial en las oficinas de “Charlie Hebdo”, que tenían guardia policial debido a las amenazas yihadistas. Los hermanos Cherif y Said Kouachi irrumpieron en la redacción y mataron a 12 de sus colaboradores para luego huir en un automóvil robado. Dijeron que actuaban en nombre de Al Qaeda.
Un día después, en coordinación con ellos, Amedy Coulibaly asesinó a una policía y al día siguiente retuvo a una decena de personas en el supermercado judío Hyper Cacher, donde tomó rehenes y mató a cuatro personas.
Los agresores fueron abatidos por las fuerzas del orden, que desde entonces enfrentaron una ola de ataques islamistas en Francia, donde el nivel de la amenaza terrorista se mantiene muy alto.
Heridas abiertas
No hay debate sobre la libertad de expresión que no hable del atentado contra “Charlie Hebdo” y de su repercusión en el mundo, que se comprobó con el uso del hashtag #JeSuisCharlie.
El semanario afirma que seguirá defendiendo el derecho a la libertad de crítica del que hace uso al tratar con sorna a las religiones, algo legal en Francia, donde el delito de blasfemia no existe.
Incluso el presidente francés, Emmanuel Macron, ha tenido lugar en el debate. “Ser francés es defender el derecho a hacer reír, a criticar, a burlarse, a caricaturizar”, dijo el viernes.
En contraparte, autoridades y ciudadanos en Turquía y Pakistán han criticado formalmente y en las calles desde el miércoles la republicación de las caricaturas de Mahoma e incluso apuntaron al Gobierno Francés.
“No se puede justificar esta falta de respeto y ofensa a los musulmanes con la libertad de prensa”, dijo el miércoles la cancillería turca en un comunicado.
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