“Rusia ya usa armas no nucleares más pesadas contra Ucrania”, tuiteó el asesor del presidente Volodymyr Zelensky, Mykhailo Podolyak. “Están quemando viva a la gente”, agregó mientras compartía un video de la guerra.
Pero, ¿qué tanto de esto es cierto? ¿A qué se refiere al hablar de ese tipo de armas?
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“Los ucranianos sienten que Occidente ha perdido el interés en la guerra, que esta se ha convertido en algo del día a día, que no es excepcional. Ahora las personas se preguntan qué tanto durará y, para ellos, los rusos se están aprovechando”.
Para Sandro Teixeira Moita, doctor en Ciencias Militares, se trata de una forma desesperada en la que Ucrania busca llamar la atención, porque este tipo de armamento se usa desde que se inició la guerra y la invasión.
Según el especialista, Kiev hace referencia a las armas termobáricas y termitas que Moscú usa en contra de la defensa fortificada del Donbás. Aparentemente, no les quedó opción: los ucranianos tuvieron ocho años para prepararse, así que no fueron un objetivo sencillo. Estas tecnologías, sin embargo, resuelven el asunto con terrible facilidad.
“¿Has visto los videos de cómo usan las termitas? Es como si las estrellas se cayeran del cielo. Es un espectáculo impresionante: hay belleza, pero también mucha crueldad porque cuando estas piezas incendiarias tocan el suelo, generan un calor que puede llegar a los tres mil grados Celsius”.
Porque, a pesar de las armas que mandó Occidente, los tanques estadounidenses, franceses, italianos y canadienses, no existe paridad con las capacidades rusas. “Moscú se ha especializado en este tipo de artillería y ya usan ese conocimiento para terminar con la posición ucraniana en el Donbás”.
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En febrero del 2020, Rusia compartió la capacidad de esta arma (cuya imagen abre este artículo). RT recuerda que el lanzacohetes se usó durante ejercicios militares, que se montó sobre una plataforma de tanques T-72 y que maneja 24 misiles termobáricos no guiados calibre 220 mm, pensados para "destruir posiciones enemigas fortificadas". El medio explica que estos proyectiles "explotan sobre su objetivo para formar una nube de aerosol incendiario que se activa de inmediato", llegando hasta los dos mil grados Celsius, y que la "explosión de fuego crea un vacío parcial de oxígeno, que mata y mutila a las víctimas incluso en caso de que estas porten trajes blindados o se encuentren bajo una cubierta".
El verdadero alcance de esta tecnología
Teixeira afirma que el contexto le da ventaja a Rusia sobre las fuerzas de Ucrania. Según las leyes internacionales, cuenta, estas armas no se pueden usar en ciudades ni contra infraestructura civil. “Pero resulta que el Donbás se caracteriza por sus campos abiertos y que está lleno de objetivos militares. El escenario para los ucranianos es malo”.
De allí el tuit de Mykhailo Podolyak, una jugada que, para entendimiento del especialista, se trata de un “clamor desesperado”.
“Los ucranianos están utilizando este asunto para convencer a Occidente de que mantenga el apoyo y que mande más armas pesadas, como sistemas de lanzacohetes y artillería de precisión”.
“Las armas termobáricas y termita obligan a que los ucranianos abandonen sus posiciones. Es imposible mantenerlas así se esté en un búnker o trinchera. Y después de dejar la zona, los rusos la bombardean y avanzan con sus tanques”.
El upgrade del TOS-1 Solntsepiok. Según Sputnik -agencia prorrusa-, se diferencia del modelo anterior por estar "montado sobre un camión Ural de tres ejes en lugar del chasis del tanque T-72", lo que proporciona más movilidad y autonomía (antes tenían que ser jalados por otros vehículos). No es lo único: le agregaron un ascensor automático para facilitar la recarga de la munición de forma manual.
El uso de estas armas no está exento de polémica. Bien lo sabe Teixeira, quien anota: “En el caso de un arma termobárica, aun cuando algunos sobrevivan a la explosión, se van a terminar ahogando porque, justamente, la explosión consume todo el oxígeno”.
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Y en el caso de que una termita entre a un búnker, este se incendiará hasta 300°. “Es imposible que una persona aguante esas temperaturas”.
“A la termita la llaman equivocadamente fósforo blanco. Los rusos no tienen tanta capacidad para crear armas de ese tipo, las mismas que EE.UU. usó en Vietnam, Iraq, Afganistán y otras de sus guerras”.
“Pero los rusos tienen la tecnología suficiente como para no necesitarlas. Han desarrollado bombas de efectos similares, aunque no tan calientes. Una bomba de fósforo blanco quema hasta los 800 grados°”.
Con estas capacidades, dice Teixeira, el Kremlin continúa su camino para sitiar a las tropas ucranianas. La balanza, por el momento, se inclina a su favor.
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