En esta foto de archivo tomada el 8 de noviembre de 2020, el primer ministro británico Boris Johnson  y su compañera Carrie Johnson (antes Symonds) se encuentran con los veteranos en la ceremonia del domingo de recuerdo en el Cenotafio de Whitehall. (Foto de Chris Jackson / POOL / AFP).
En esta foto de archivo tomada el 8 de noviembre de 2020, el primer ministro británico Boris Johnson y su compañera Carrie Johnson (antes Symonds) se encuentran con los veteranos en la ceremonia del domingo de recuerdo en el Cenotafio de Whitehall. (Foto de Chris Jackson / POOL / AFP).
/ CHRIS JACKSON

Mientras que las malas lenguas hablan de Carrie Johnson como una gobernante en las sombras, los más cautos prefieren definirla como aquella que le “susurra” ideas a su esposo , el primer ministro del .

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El problema es que en estos temas es muy difícil diferenciar qué es realidad y qué es leyenda”, comenta Enrique Banús, director del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad de Piura.

Licenciada en Teatro e Historia del Arte, e hija de uno de los fundadores del diario “The Independent”, a Carrie Johnson no le costó mucho hacerse de un nombre dentro del Partido Conservador. Primero fue técnica de prensa, luego jefa de servicios de videos.

En el 2012 conoció a Boris Johnson, cuando trabajaron juntos en su campaña de reelección a la alcaldía londinense.

Lo que siguió fue que Carrie Johnson (nacida en 1988 y cuyo apellido original es Symonds) se desvinculó parcialmente de la política. Hacia el , consiguió el puesto de relacionista pública de la oenegé Oceana, descubriéndose como defensora del medio ambiente. Más tarde, “se unió a la Fundación Aspinall, también centrada en temas medioambientales, como directora de comunicación”.

Según El Independiente, que recoge información de ”The Guardian”, el actual primer ministro le habría sido infiel a su exesposa con ella.

La relación floreció, convivieron en el 10 de Downing Street y se casaron en la catedral de Westminster. Después del idilio, sería Carrie quien podría darle la estocada a un gobierno que, por mérito propio, viene tambaleando desde hace semanas.

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Imagen del 2012. Se ve al entonces alcalde de Londres, Boris Johnson, con su esposa del momento, Marina Wheeler, junto a la duquesa de Wessex, Sophie, y, al fondo, Carrie Symonds. REUTERS
Imagen del 2012. Se ve al entonces alcalde de Londres, Boris Johnson, con su esposa del momento, Marina Wheeler, junto a la duquesa de Wessex, Sophie, y, al fondo, Carrie Symonds. REUTERS
/ ANDREW WINNING

La polémica

El próximo mes se publicará el libro “Primera dama: Intriga en la corte de Carrie y Boris Johnson” del exvicepresidente y donante del Partido Conservador, Michael Ashcroft.

Allí, según detalla la , se cuenta cómo Carrie Johnson “trata de influir en la agenda de su esposo e interferir en sus decisiones y nombramientos”.

Podría haber sido un gran primer ministro, pero su falta de disciplina, que le llevó a involucrarse con Carrie, ha tenido un coste”, se escribe en el libro.

Su potencial para transformar el país se ha desperdiciado y, en lo que a mí respecta, es por culpa de ella. Es una relación tóxica. Está aislado. Es muy triste. Políticamente, no hay agenda, está a la deriva”.

Esto coincidiría con las recientes declaraciones de Guto Harri, director de Comunicación del primer ministro. Él que Carrie “estuvo detrás de la decisión” de Johnson de “priorizar el rescate de animales domésticos de una ONG, frente a afganos en riesgo, durante la evacuación de Afganistán el pasado verano”.

Lo anterior se suma a la polémica que la pareja ha cosechado en los últimos tiempos. Por ejemplo, en el 2019, , viaje que fue investigado por una comisión, en tanto el primer ministro sostuvo que habían sido pagadas por un donante de su partido político.

Y, claro, la celebración del cumpleaños de Boris Johnson, el 19 de junio del 2020, en plena pandemia del coronavirus.

recuerda que a ella se le atribuye la celebración en el 10 de Downing Street -la residencia de los primeros ministros británicos mientras ejercen el cargo- y a la que asistieron, mientras las restricciones por la COVID-19 estaban vigentes, cerca de una treintena de invitados.

El primer ministro británico, Boris Johnson. Bloomberg
El primer ministro británico, Boris Johnson. Bloomberg
/ Richard Pohle

Tiembla el gobierno

Con todo este panorama, “la pregunta es cuándo se rebalsará el vaso”, dice Enrique Banús. “Van saliendo declaraciones, fotos, testigos de la fiesta que se dice que ella organizó. Incluso Scotland Yard está investigando”.

La cuestión es en qué momento los miembros de su partido le van a retirar la confianza a Boris Johnson. De hecho, algunos ya se distanciaron”.

En efecto, el sábado pasado, el conservador Nick Gibb pidió que se debatiera una “moción de confianza interna” contra Boris Johnson.

Y no es el único.

cuenta que “una quincena de diputados ‘tories’” reveló que envió una carta a “Graham Brady, presidente de la ejecutiva del Comité 22 -que aglutina al grupo parlamentario-, para que organice una moción de confianza interna contra el líder, que, de perderla, debería dimitir al frente de la formación y del Gobierno y sería sustituido por un colega elegido en unas elecciones primarias”.

Banús agrega: “Me parece que en las últimas semanas se generó mucha indignación, aunque ahora se ha calmado un poco. Habría que ver qué pasa cuando el informe de la policía salga a la luz y si se comprueba que hubo un comportamiento en contra de las normas vigentes”.

Podría haber un giro en su aceptación, en eso de que las personas lo vean y acepten como un británico excéntrico. No solo basta que la oposición lo critique, sino que más personas de su propio partido se distancien”.

Entre tanto, el gobierno parece alinearse.

El lunes, el ministro de Salud, Sajid Javid dijo que las acusaciones eran ataques “machistas” y “misóginos”. Entre tanto, según , la vocera de Carrie sostuvo que el polémico libro solo busca desacreditarla, aun cuando no tiene un papel en el gobierno.

Es lógico que se utilice ese argumento para desactivar las críticas, aunque no creo que sea una característica dominante. Hay líneas delgadas que no se pueden cruzar y entre ellas se encuentran las disposiciones legales que ellos mismo adoptaron”.

Ya se sabe que Boris Johnson tiene cierto estilo de vida, que es muy impulsivo y excéntrico hasta cierto punto. Pero ese argumento que proponen es demasiado polémico como para que prenda en quienes son decisivos”.

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