Escribir sobre cómo está la campaña electoral es casi un ejercicio en el vacío, ya que la inmensa mayoría concentra su atención en no contagiarse y en cómo poner pan en la mesa familiar. La llegada del primer lote de vacunas trae mucha esperanza, pero su efecto será estadísticamente significativo varios meses más adelante; de hecho, cuando la primera y la segunda vuelta hayan pasado.
Diecisiete candidatos actúan así en un teatro casi sin público y pese a los esfuerzos que hacen los medios por difundir sus propuestas, no tenemos el ánimo suficiente para concentrarnos en ellas (no perdemos demasiado, hay poco trigo y más de lo otro). La atención a las campañas de los congresistas es mucho menor.
Sin embargo, usando brocha gorda hay algunos trazos gruesos en los que hay mucha coincidencia entre los analistas sobre cómo sería el nuevo Congreso. La primera es que no hay indicio alguno que vaya a ser mejor que este. Ello porque los partidos han sido muy ligeros en la selección de candidatos y hay algunos cuyo currículo parece más bien prontuario. También porque, salvo excepciones, la mayoría de los que se van conociendo carecen de una visión consistente de la complejidad de los problemas nacionales y de cómo actuar sobre ellos sin crear problemas mayores a los que se quieren solucionar.
Otro apunte coincidente es la muy probable fragmentación en pequeñas bancadas. Ello puede muy bien mantenerse en lo que falta de la campaña, como ya fue el caso de la elección anterior. Con esos supuestos de partida hago a continuación un ejercicio de proyectar cómo podría componerse el Congreso que se viene, en base a una proyección pasiva del promedio de las cuatro encuestas presidenciales difundidas en enero (Datum, Ipsos, CPI e IEP; lo que de por sí no es técnicamente adecuado, lo que ratifica que solo es un esbozo); asumiendo además que el electorado no va a cruzar mucho el voto y en base a una serie de otras consideraciones, tales como mejor o peor distribución regional, que los primeros se llevan más curules que los más pequeños, etc. Adjuntas al artículo envíe a los editores más detalles para someterlos al exigente ‘fact checking’ que realiza el Diario de todo lo que publica.
Según el resultado de este ejercicio, diez organizaciones políticas pasarían la valla y pondrían congresistas.
Forsyth que promediaba en las cuatro encuestas mencionadas 13,35% subiría a 23,93% al no contar los votos inválidos y redistribuyéndolos proporcionalmente al igual que los de quienes no habrían pasado la valla.
Eso lo ayuda mucho en la asignación de curules ya que la cifra repartidora favorece a los que van más arriba. Esa ventaja se amengua, sin embargo, por el hecho de que su votación en la capital es casi 50% más en promedio a lo que obtiene fuera de Lima, que es donde se eligen a 94 de los 130 congresistas. Si tomamos en cuenta que Acción Popular en la elección congresal previa obtuvo 25 congresistas con solo el 10,3% en base a una mucho mejor distribución nacional, Forsyth tendría unas 36 curules en la foto promedio de enero.
En el referido promedio, Fujimori (11,79%) está una nadita más arriba que Mendoza (11,16%), pero la segunda cuenta con una mejor distribución de su voto en el ámbito nacional, por lo que podrían empatar en 16 curules. De su lado, si Lescano detiene su crecimiento y se queda en el cuarto lugar con 9,9% de los votos válidos, considerando picos en el sur y centro, podría rondar las 14 curules.
El 5% promedio de Guzmán en las encuestas de enero crece a 9,28% en votos válidos. Pero siendo significativa la concentración de sus votos en Lima, lo limitaría a no más de nueve congresistas. Sigue Urresti con 8,47%, pero dada una concentración en Lima más marcada, quizás no le alcanzaría sino para siete congresistas.
Más abajo De Soto con 7,35%, y también con votos muy limeños, podría aspirar solo a unos seis. Acuña, pese a su magro 5,69%, tiene buena presencia en todo el territorio, por lo que puede sobrepasar a los anteriores y quedarse con ocho curules.
Salaverry parece que será una excepción al supuesto del poco cruce de votos. Está décimo, pero creo que el voto por Vizcarra va a ser bastante mayor que el actualmente medido, por lo que llevaría a no menos de doce congresistas, casi todos por Lima. Agrego al Frepap que, aún sin candidato presidencial, no debiera bajar de seis congresistas.
De parecerse esta a la foto final, pasarían a la segunda vuelta Forsyth con Fujimori o Mendoza. Siendo el candidato de Victoria Nacional, por ubicarse cerca al centro político, el que tendría mayores posibilidades de hacer pactos que le permitan una coalición que haga mayoría en el Congreso.
Contenido sugerido
Contenido GEC