
La presidenta Dina Boluarte no acepta la crítica. Aprovechó una reunión multisectorial sobre las lluvias e inundaciones para atacar a la prensa. Al parecer, los informes periodísticos valen igual que los desastres naturales.
“El programa llamado ‘Cuarto poder’ –ha dicho la mandataria– no ha dejado de hostigar a la presidenta Boluarte durante todos sus programas. No solo a la presidenta Boluarte, sino a la familia de la presidenta Boluarte”.
Es falso. Ni “Cuarto poder” ni ningún otro programa o medio ha hostigado a la familia de la presidenta Boluarte.
Todos los medios han informado sobre las investigaciones sobre su hermano Nicanor. A él se le atribuye manipular designaciones de prefectos y subprefectos para impulsar un partido político.
Nadie hostiga a la familia, todos informan sobre el hermano investigado por la fiscalía.
La presidenta ha defendido también al ministro del Interior. Dice que él sufre de acoso político. Lo que sucede, explica, es que “le estamos haciendo la guerra a los caviares que tienen capturado el Ministerio del Interior”.
Revela, así, la presidenta el motivo de la gran ocupación del ministro. ¡Con razón no puede ocuparse de la delincuencia! Está concentrado en eliminar a los caviares.
Para Dina Boluarte esta tarea es la más importante. Esos caviares, dice, “están jugando en pared con esa mala prensa para dar un golpe de Estado blanco”. Se suma a esta conspiración el Ministerio Público.
La jefa del Estado la emprende contra la prensa independiente y contra los poderes del Estado independientes. Si tuviera respaldo en la opinión pública, convertiría sus teorías conspirativas en ataques contra los que se le oponen.
Este desprecio de la independencia de poderes y la prensa libre la comparten varios de los ministros.
El presidente del Consejo de Ministros, por ejemplo, alude a “un programa y un canal de televisión que sistemáticamente… atacan directamente a la presidenta de la República”.
Un gobierno enemigo de la prensa libre y enemigo del Ministerio Público es una amenaza contra la democracia. El origen constitucional de este gobierno no lo vuelve constitucional para siempre. Depende para ello de sus acciones y de las opiniones que pueda convertir en acciones.
La presidenta debe calmarse y colaborar con la justicia. No será removida de su cargo, pero puede ser investigada. Eso es parte de la Constitución a la que debe su mandato.
Sus teorías conspirativas no la sacarán del cadalso de las investigaciones. No podrán contra la verdad.