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La rifa ingrata
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La rifa ingrata

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Todo se precipitó, pero nada ni nadie lo hizo tanto como el Congreso. Y en este caso no cabe hacer distinciones entre bancadas, pues todas las que conforman la actual representación nacional participaron del corre-corre insensato que terminó con la señora Boluarte escurriéndose de Palacio bajo las sombras de la noche y el congresista José Jerí agitando con regocijo triunfador un ticket de rifa que ni siquiera había comprado. Era obvio que el ataque con metralleta a los integrantes de Agua Marina en el Círculo Militar de Chorrillos traería cola, pero pocos imaginaron que derivaría en una vacancia presidencial votada unánimemente menos de 30 horas después.

Ilustración: Composición GEC
Ilustración: Composición GEC

Al principio pareció que las mociones orientadas en ese sentido de algunos grupos parlamentarios serían solo parte del ritual opositor inconducente habitualmente escenificado en el hemiciclo. Sin embargo, cuando de pronto Fuerza Popular despertó de su siesta complaciente y proclamó que respaldaría cualquier iniciativa para remover a la cuestionada doña, se desató la fiebre decapitadora, y hasta César Acuña y Vladimir Cerrón – que ha de estar preocupado con el cambio de clima en las alturas– impulsaron a sus secuaces a manifestarse a favor de la ejecución. Solo faltó que Morgan Quero arrojase lejos fajín y franela, y se sumara a la turba linchadora… Entendámonos bien: la señora Boluarte hizo todos los méritos para ser licenciada, pero la verdad es que los venía haciendo desde hace tiempo. En esa medida, no existía más razón para el paso de polca con el que se procedió en la Plaza Bolívar que la necesidad de algunos amigos secretos de la presidente de marcar distancias frente a ella con miras a la campaña electoral que se inicia. Y el resultado de tan frívola premura promete ser calamitoso.

–Bancadas ‘wayki’–

¿No podían acaso las antiguas bancadas ‘wayki’ de la ahora exmandatria concederle a ella un margen de tiempo algo mayor para preparar y ejercer su defensa frente al Congreso? ¿No podían, adicionalmente, aprovechar ese respiro para cambiar al titular del Legislativo y asegurarse de que llegara a Palacio alguien con más dedos de organista que el azaroso señor Jerí para desempeñar las tareas de gobierno de los siguientes nueve meses? Todos somos conscientes de las dudas que siembra el prodigioso incremento patrimonial que el ganador de la rifa de ayer tuvo desde que llegó al Parlamento (de S/96.644 en el 2021 a S/. 1’157. 794 en la actualidad), pero los problemas que se ciernen sobre su gestión no acaban ahí. La tregua que pudiera otorgarle la ciudadanía para dar señas convincentes sobre un cambio en la estrategia de la lucha contra el crimen va a durar menos que los rescates financieros a Petro-Perú. Al próximo episodio de violencia provocado por extorsionadores y sicarios en algún lugar del país, la gente común lo va a mirar como a una extensión de la ineptitud en materia de seguridad que ha padecido durante los últimos años. Los jóvenes, ansiosos por marchar contra los individuos indeseables que ellos mismos colocaron en posiciones de poder a través del voto, se darán pronto el gusto de sentirse parte de una epopeya. Los congresistas que le dieron palmadas de agasajo hace solo unas horas lo pondrán en la picota a la primera de bastos, alegando que siempre supieron que era un inútil… Y solo entonces comprenderá don José que en realidad no ha ganado nada. Que ha sido más bien la banda embrujada la que lo ha escogido a él. Y que su destino no va a ser más afortunado que el de aquellos que lo antecedieron en el desdichado afán de ceñírsela y hoy añoran los días en que eran anónimos y libres.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Mario Ghibellini es periodista

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