Carlos Cabanillas

En la prehistoria municipal, Lima no tenía tantos recursos. Y la discusión con los regidores era más politizada, con la prensa transmitiendo cada sesión de concejo como si fuese una del Congreso. Y además las gestiones duraban solo tres años. “Fue muy difícil al principio”, cuenta el exalcalde Jorge del Castillo, quien recuerda que los regidores de Izquierda Unida ni siquiera fueron a la juramentación. Para lograr un marco de confianza, el entonces alcalde le ofreció al PPC la Comisión de Asuntos Legales (Lourdes Flores Nano) y a Izquierda Unida el Programa del Vaso de Leche (Constante Traverso). Fue un guiño a ‘Frejolito’, claro. Y como Barrantes en 1984, Del Castillo también tuvo que lidiar con tempranos huaicos en Chosica. Era enero de 1987 y había recibido el mejor consejo posible del exalcalde de Lima Eduardo Orrego (1981-1983): seguir las obras de la gestión anterior. Quizá por eso continuó su plan para Lima, además de mantener los convenios con el Banco Mundial y la cooperación brasileña que posibilitó los futuros corredores viales en las avenidas Brasil, Tomás Marsano y Alfonso Ugarte. Además, continuó la gestión cultural de Barrantes en los interiores del Teatro Municipal, inspirado también en su experiencia como alcalde y regidor barranquino.