Tras la muerte del cabecilla de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, las reacciones del Gobierno fueron diversas: desde tuits por parte del presidente Pedro Castillo y ministros de Estado, hasta silencios o negativas a dar declaraciones, como ocurrió con el ministro de Transportes, Juan Francisco Silva. Varios días después, interrogantes como qué ocurrirá con los restos del terrorista continúan vigentes.
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Por su parte, desde el Congreso de la República han pedido al mandatario un deslinde tajante del terrorismo.
Los politólogos Omar Awapara, Katherine Zegarra y Jeffrey Radzynski analizaron el manejo político del Gobierno.
Una oportunidad perdida
Los politólogos Omar Awapara y Jeffrey Radzynski coinciden en algo: pasvsd
Según Radzinsky, si bien el tuit publicado por Pedro Castillo fue “apropiado”, así como las declaraciones del ministro de Justicia Aníbal Torres en medios de comunicación, el comportamiento de otros miembros del Ejecutivo no estuvo alineado con el mensaje inicial.
“Si hay que ponerle un calificativo a la reacción del Gobierno (a la muerte de Abimael Guzmán), podría ser ‘inconsistente’. Digo esto porque creo que hay un contraste grande entre el tuit de Castillo y las declaraciones del ministro de Justicia, por un lado, y el silencio de otros ministros, por el otro. Por ejemplo, el ministro de Transportes, que no quiso declarar a la prensa. Lo ideal hubiera sido que, a partir de ese mensaje (del presidente), todos los ministros de Estado respondan en esa misma línea”, indicó el director de Grupo Fides Perú.
Para Awapara, la respuesta del Gobierno ha sido “desorganizada”.
“No hubo claridad en torno al mensaje del Gobierno. Ha habido distintas voces y distintos silencios, en lugar de un mensaje único y coherente”, señaló.
En opinión del politólogo, el tuit publicado por el presidente de la República no fue suficiente para abordar la problemática del terrorismo, especialmente si se toman en cuenta los cuestionamientos del Ejecutivo en relación a este.
“Dados los cuestionamientos que tiene el Gobierno por su ideología, no bastaba con un tuit del presidente”, manifestó.
Falleció el cabecilla terrorista Abimael Guzmán, responsable de la pérdida de incontables vidas de nuestros compatriotas. Nuestra posición de condena al terrorismo es firme e indeclinable. Solo en democracia construiremos un Perú de justicia y desarrollo para nuestro pueblo.
— Pedro Castillo Terrones (@PedroCastilloTe) September 11, 2021
En esto coincide Katherine Zegarra. De acuerdo a la politóloga, la vía correcta para pronunciarse sobre la muerte del cabecilla terrorista habría sido un mensaje a la nación, “en el cual se hable sobre las reparaciones de las víctimas y se ponga en agenda el tema del conflicto armado interno”.
“Creo que uno de los puntos débiles del Gobierno es su falta de comunicación, especialmente con los medios tradicionales, que tienen un papel importante en la democracia. El hecho de que no se hubiese hablado ni siquiera por mensaje a la nación sobre el terrorismo, creo que amplifica ese silencio del presidente”, sostuvo.
Para Zegarra, además, la muerte de Guzmán Reynoso ha significado “una oportunidad perdida” para el Gobierno, pues pudo haber aprovechado la ocasión para deslindar enfáticamente con el terrorismo.
“En ese sentido, el Gobierno tendría que haber aprovechado esa oportunidad y haber sido más tajante en su condena contra el terrorismo (…). Al menos comunicacionalmente, el Ejecutivo debió tener una condena mucho más fuerte hacia Abimael Guzmán y hacia el terrorismo”, agregó.
Radzinsky coincide. “El Gobierno ha desaprovechado una oportunidad para ser enfático y zanjar con un pasivo que tiene”, señaló.
Awapara, sin embargo, considera que ningún mensaje será suficientemente tajante de cara a la ciudadanía si es que no viene acompañado de cambios sustantivos en el Gabinete Ministerial. “Sin eso, ningún compromiso va a tener credibilidad”, afirmó.
El dilema de los restos
Tras conocerse el deceso de Abimael Guzmán, el debate sobre el destino que deben tener sus restos –con la finalidad de evitar peregrinaciones– se abrió paso. Desde el Gobierno, las respuestas a la interrogante apuntaron en direcciones distintas.
Primero, el ministro de Justicia Aníbal Torres sostuvo que la decisión sobre el cadáver del cabecilla terrorista correspondía al Ministerio Público, aunque opinó que la incineración sería la mejor opción para evitar que se le rinda homenaje.
“Yo creo que la vía más apropiada en estos momentos sería la incineración para no tener un lugar en el cual determinados peruanos puedan rendir homenaje a este personaje. Hay que hacer presente a la población que, rendirle homenaje, que hacer movilizaciones en memoria de Abimael, es apología al terrorismo y que pueden ser procesados por esta razón”, sostuvo.
Luego, el primer ministro Guido Bellido señaló que la decisión de incinerar los restos del cabecilla le correspondía al presidente Pedro Castillo.
“Eso es probablemente una decisión del presidente, todavía no he conversado con él”, dijo en ese entonces.
Sin embargo, el domingo, la Presidencia de la República informó a través de un breve comunicado en Twitter que al Gobierno no le corresponde definir la “disposición final” de los restos del cabecilla terrorista.
“Como Gobierno respetamos la ley y la independencia de poderes. No nos corresponde decidir sobre la disposición final del cuerpo del terrorista Abimael Guzmán, pues es competencia del Ministerio Público”, se lee en la publicación.
Como Gobierno respetamos la ley y la independencia de poderes. No nos corresponde decidir sobre la disposición final del cuerpo del terrorista Abimael Guzmán, pues es competencia del Ministerio Público. #GobiernoDelBicentenario
— Presidencia del Perú 🇵🇪 (@presidenciaperu) September 12, 2021
Al respecto, Zegarra sostiene que, si bien el Gobierno no tiene las facultades para decidir sobre el destino de los restos del cabecilla, ha podido manifestar un liderazgo político en el discurso contra el terrorismo.
“Si bien no necesariamente el Ejecutivo tiene que liderar las acciones (relacionadas a los restos de Guzmán Reynoso), porque no sé si le compete legalmente, sí era importante que lidere un discurso sobre el terrorismo (…). Por ejemplo, hubiera sido importante que se hable sobre la necesidad de que no exista una tumba”, consideró.
Awapara coincide. Según él, aunque es probable que, al momento de señalar al Ministerio Público como responsable de los restos de Guzmán, el Ejecutivo haya tratado de proyectar una imagen de respeto a la independencia de poderes, sí cabía la posibilidad de tener un manejo político del tema.
“Probablemente han querido proyectar la idea del respeto a la separación de poderes, aunque está el tema político de cómo lidiar con un posible mártir ideológico o un posible lugar de peregrinación. El Gobierno no tenía una ruta, no sabía qué hacer. Entonces, creo que allí ha habido más improvisación, han tratado de seguir lo que dice la ley al pie de la letra cuando de repente era posible un manejo más político”, sostuvo.
Para Radzinsky, el hecho de que Abimael Guzmán haya estado tras las rejas por 29 años y recién se esté teniendo la discusión sobre el destino de sus restos al momento de su muerte “es sintomático de la improvisación” de las autoridades.
En la misma línea, Awapara considera que la respuesta del Ejecutivo en torno a los restos de Guzmán es una muestra de “improvisación”.
“El Estado no estaba preparado a nivel legal para un tema así”, agregó en referencia a qué hacer con el cadáver del cabecilla terrorista.
¿Afecta la muerte de Abimael Guzmán al Gobierno?
Para Zegarra, no realmente. Ello debido a que el deceso del cabecilla se dio por causas ajenas al Ejecutivo. Radzinsky y Awapara, por otro lado, consideran que la muerte de Guzmán Reynoso afectará al Ejecutivo en la medida en que prolongará la discusión sobre los lazos del Gobierno con el terrorismo, específicamente en referencia a la permanencia de los ministros Iber Maraví y Guido Bellido.
“Se viene una interpelación a Maraví, y Maraví no es cualquier ministro. Es el ministro más cercano a todas estas denuncias que tienen que ver con Movadef y Sendero Luminoso. Entonces, creo que (la muerte de Abimael Guzmán) va a mantenerse ligada al tema Maraví por las próximas semanas”, señaló Radzinsky.
Para el politólogo, sin embargo, el suceso no servirá para empoderar ni debilitar al Ejecutivo.
“Si uno revisa los principales asuntos de preocupación de la ciudadanía no pasan por ahí. Los asuntos de preocupación cotidiana son el empleo, la vuelta a clases escolares, la vacunación. Y por eso no ha habido mayores manifestaciones sobre el tema del terrorismo. La de Miraflores no ha sido nada representativa y no se ha repetido en otros lugares de Lima ni en otras ciudades. Creo que los grandes ejes del debate público siguen en torno a los efectos brutales de la pandemia”, expresó.
Awapara sostiene que la muerte de Guzmán Reynoso “aviva un poco más el fuego” en el discurso de la oposición respecto de los vínculos del Ejecutivo con Sendero Luminoso.
“Con el tema de Maraví, el Gobierno quizás esperaba navegar un poco la coyuntura, pero lo que ha producido la muerte de Abimael Guzmán es prolongar el discurso de la oposición y poner nuevamente el tema en agenda”, dijo.
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