El 9 de mayo del 2018, 47 días después de haber asumido las riendas del gobierno en reemplazo de Pedro Pablo Kuczynski (PPK), Martín Vizcarra anunció una de las varias decisiones que lo distanciaron del mandato de su antecesor: todos los embajadores políticos del Perú serían retirados. Él mismo Vizcarra había retornado al Perú de Canadá, a donde había sido enviado como embajador político en el gobierno de Kuczynski.
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Un embajador político es aquella persona que, sin pertenecer al servicio diplomático, es nombrada por el presidente de la República para ejercer el cargo de embajador o representante del Perú ante organismos internacionales. Estos, según la Ley del Servicio Diplomático, no pueden exceder el 20% del total de diplomáticos y representantes del país en el extranjero. En otros países –Chile, por ejemplo- no existe limitación alguna.
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Actualmente, el Perú tiene únicamente dos embajadores políticos: Ricardo Luna Mendoza y el expresidente del Consejo de Ministros, Vicente Zeballos.
Hacia el final del gobierno de Kuczynski, eran seis los embajadores políticos: el publicista aprista Hugo Otero; la historiadora Carmen McEvoy, el excongresista Luis Iberico, la empresaria Susana de la Puente –cercana a PPK e investigada en el marco del caso Odebrecht-, Álvaro de Soto y José Antonio García Belaunde. Si bien es cierto que los dos últimos habían formado parte del servicio diplomático por más de tres décadas, al encontrarse en situación de retiro calificaban, oficialmente, como embajadores políticos.
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De acuerdo a la Ley del Servicio Diplomático, los embajadores políticos deben poner su cargo a disposición una vez culminado el gobierno de quien los puso en el cargo.
En febrero del 2019, luego de cumplido el plazo que se les dio para el retorno, las designaciones de los embajadores políticos nombrados por Kuczynski –que, tras la salida de PPK, pusieron su cargo a disposición- fueron dejadas sin efecto. Vizcarra, a diferencia de PPK, apostó más bien por colocar en los cargos de embajadores a diplomáticos de carrera.
Hubo, sin embargo, una excepción: Ricardo Luna Mendoza, quien fue ministro de Relaciones Exteriores en el gobierno de Kuczynski, fue nombrado como representante permanente del Perú ante la UNESCO, con sede en París, en julio del 2018, cargo que ocupa hasta la actualidad. No obstante, pese a estar en situación de retiro al momento de su nombramiento, Luna traía consigo una larga carrera diplomática que inició en 1967.
Gobierno de Martín Vizcarra prescinde de embajadores políticos
El viernes 28 de agosto, el gobierno designó oficialmente el ex presidente del Consejo de Ministros, Vicente Zeballos, como representante del Perú ante la Organización de Estados Americanos (OEA).
Allan Wagner, embajador en retiro y exministro de Relaciones Exteriores, considera que, por regla general, los embajadores deben ser diplomáticos de carrera, aunque “ha habido embajadores políticos que han tenido un buen desempeño”.
Respecto del caso del nombramiento de Zeballos ante la OEA, Wagner cree que “por los cargos que ha ocupado”, el ex primer ministro está capacitado para la función.
“En el caso de la OEA, es un organismo que se dedica a temas como Derechos Humanos, la Carta Democrática, una serie de asuntos que el señor Zeballos ha manejado en su carácter de ministro de Justicia y luego como presidente del Consejo de Ministros”, indicó.
Farid Kahhat, internacionalista y profesor de la Academia Diplomática del Perú, sostiene que la designación de embajadores políticos es común en la diplomacia peruana e internacional, aunque “un embajador de carrera tiene la ventaja obvia de que está ejerciendo su profesión. Mal que bien, es un escalafón meritocrático”.
Kahhat explica que los embajadores políticos, en la práctica, pueden ser de dos tipos:
“Hay países que envían de embajador político a alguien que pueden establecer un canal directo con la Presidencia, que creo que es el caso (Vicente) Zeballos. Tienes la certeza de que, por un lado, Zeballos piensa como Vizcarra, por lo que no va haber ninguna diferencia fundamental entre la posición del presidente y la del embajador. El otro tipo es cuando la embajada es un premio consuelo, que tiene, también, parte de razón en este caso. Zeballos fue primer ministro en una mala época, la pandemia, su gestión no es considerada una buena gestión en general. Pero siendo tan cercano al presidente fue mandarlo al exterior, como cuando mandaron a Vizcarra a Canadá después de que estalló el escándalo Chinchero”.
Algunos embajadores políticos de gobiernos pasados
- En el 2011, Ollanta Humala designó a Cristina Velita, ginecóloga y amiga de la exprimera dama Nadine Heredia, como embajadora del Perú en Francia.
- En su segundo gobierno, Alan García nombró a Rafael Rey y a José Barba Caballero como embajadores del Perú en Italia y Panamá, respectivamente. Rey es ingeniero industrial y excongresista. Barba, por su parte, es abogado y excongresista.
- Alberto Fujimori, en 1995, designó como Canciller –no embajador, pero sí un cargo de diplomacia- a Efraín Goldemberg, un empresario con negocios en las industrias inmobiliaria y pesquera, así como en la fabricación y venta de juguetes. Posteriormente, fue ministro de Economía y Finanzas y presidente del Consejo de ministros.