

La eterna pregunta sobre si optar por una laptop o una PC de escritorio sigue siendo un dilema para muchos. Esta decisión, que a menudo enfrentan tanto individuos como familias, va más allá de una simple preferencia. Implica considerar una serie de factores que influirán directamente en la experiencia del usuario y en la utilidad del equipo a largo plazo.
Luego del boom en la venta de computadoras durante la pandemia, viene una segunda ola apalancada en la necesidad de aprender y usar la inteligencia artificial, así como el modelo de trabajo híbrido que se mantiene al alza.
Las computadoras de escritorio o de mesa son especialmente ideales para el uso compartido en casa. Esto, si las necesidades de computación son comunes: para estudiar y para labores sencillas de oficina como programas de edición de texto, bases de datos, navegación y edición sencilla de documentos.
Si el equipo es para usted únicamente y debe movilizarse al estudio o la oficina con regularidad, con labores básicas, seguro el equipo ideal es una portátil. Aunque, si requiere de gran poder de cómputo, posiblemente un equipo de mesa sea lo mejor.
En cuanto a marcas, las principales son Apple, con sus versiones de portátiles MacBook Pro y MacBook Air; y las referencias iMac y Mac Mini para el caso de escritorio. Son equipos de altísimo desempeño y calidad, además de un destacado diseño y poder de computación con sus propios ‘cerebros’ M2, M3 y M4, cada uno con una capacidad y potencias de menor a mayor.
Hewlett-Packard, Lenovo, Asus, Acer o Huawei son algunas opciones para el caso de equipos basados en Windows.
¿Qué debe tener en cuenta?

Uno de los aspectos más críticos es el rendimiento de los componentes. Aunque tanto los portátiles como los PC de escritorio pueden compartir nombres de procesadores y tarjetas gráficas, su desempeño varía significativamente.
Los componentes de escritorio, al disponer de una mejor refrigeración y mayor espacio, suelen ofrecer un rendimiento superior. Esto significa que un procesador de alta gama en una portátil no alcanzará el mismo nivel de potencia que su contraparte en una PC de escritorio.
La capacidad de actualización es otro factor determinante. Los computadores de escritorio ofrecen la flexibilidad de reemplazar casi cualquier componente, desde la memoria RAM hasta la tarjeta gráfica o el disco duro, lo que permite prolongar la vida útil del equipo.
En contraste, muchos portátiles tienen componentes soldados a la placa base, lo que limita las posibilidades de mejora y repotenciación a futuro.
La disponibilidad de puertos es otra diferencia notable. Las portátiles modernos, especialmente los modelos ultradelgados, tienden a tener menos puertos que los equipos de escritorio.
Esto, si bien se resuelve con accesorios externos USB, puede resultar problemático si se necesita conectar múltiples dispositivos simultáneamente.
De otro lado está el costo. A primera vista, una PC de escritorio puede parecer más económica, pero es necesario considerar la compra de periféricos como monitor, teclado y mouse. Las portátiles, al incluir estos elementos, pueden resultar más convenientes en términos de costo inicial.
En algunos equipos de escritorio, los monitores son independientes, por lo que es posible contar con pantallas de mucho mayor tamaño y calidad que las que habitualmente tienen las portátiles.
En resumen, ¿cuál escoger?

Decídase por una computadora de escritorio si su trabajo es híbrido o completamente virtual. También si es para usar entre varias personas en la casa. Es la opción perfecta por su versatilidad en términos de poder de cómputo: funciona bien para tareas sencillas, así como para aplicaciones de gran exigencia, con procesadores Intel Core i5 en adelante, así como Ryzen 5, o un iMac o Mac Mini.
Si su labor es más en campo, visitando clientes o con necesidades de movilidad, prefiera la portátil. Una configuración básica es suficiente para trabajar en tareas de oficina, correo, navegación y aplicaciones básicas del trabajo y bases de datos.
En caso de tareas más elevadas en cómputo como diseño, multimedia, edición de video, desarrollo de software, ingeniería, arquitectura, etc., prefiera una portátil de buenas características, como un MacBook Pro.
¿Mejor un MacBook o un iMac?
En el mundo Apple, los iMac y los Mac Mini son ideales para tareas básicas de casa y algunas que requieran buen desempeño técnico. En el caso del iMac, su ventaja está principalmente en el diseño ‘todo en uno’ de varios colores, con muy buena pantalla y rendimiento para tareas cotidianas y multimedia.
Los MacBook (Air o Pro) están hechos para estudiantes y profesionales que necesitan de gran poder de computación para llevar a todos lados. Se destacan por su diseño resistente, portabilidad y rendimiento eficiente con procesadores M2 y M4, ideales para profesionales del diseño o la multimedia.
“El Tiempo” de Colombia, GDA
José Carlos García R.
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