Razones para viajar a Irán
Acabo de volver de un viaje de dos semanas por Irán. Mi decisión de viajar allá me hizo acreedor de varias miradas incrédulas y comentarios desaprobatorios en mi entorno. Irán tiene un marcado problema de imagen. En occidente se tiene la idea de que los iraníes son árabes extremistas y violentos que odian occidente y todo lo occidental. Pero la realidad es otra. Para empezar nunca llames árabe a un iraní. Lo más probable es que lo tomen muy mal. Los iraníes son persas (salvo algunas minorías que incluyen a los azerís, kurdos, armenios y árabes) y suelen tener un complejo de superioridad hacia los árabes. Es cierto que el país está gobernado por un régimen teocrático que limita mucho las libertades de sus ciudadanos; pero a pesar de esto, la gente es muy hospitalaria, abierta y amigable. También es uno de los países más seguros que he visitado. La mala imagen que tiene Irán como país, es el resultado de haberse visto obligado a jugar el juego de la geopolítica con los grandes y de haber salido perdiendo porque las reglas le juegan en contra. Pero guardaré mis reflexiones sobre Irán y la geopolítica para otro post. Hoy solo quiero presentarles algunas de las múltiples razones para que se animen a viajar a Irán. ¿Listos?
Admirar la plaza Naqsh-e Jahan de Isfahán, una de las plazas públicas más grandes y hermosas del mundo.
Ver el legado de miles de años de civilización humana en lugares como Choqa Zanbil con su Zigurat de más de 4.000 años de antigüedad.
Observar a sonrientes pastores guiar su rebaño delante de la impresionante Necropolis de Naqsh-e Rostam.
Admirar los vestigios de Persépolis, una de las capitales más importantes de la antigüedad.
Apreciar el refinamiento de la arquitectura Islámica en hermosas mezquitas
en Isfahan
En Yazd
En Shiraz
El legado arquitectónico no se limita únicamente a las mezquitas.
Puente de Khaju, Isfahán.
Sala de música. Palacio Ali Qapu, Isfahán
Mansión de Tabatabei, Kashan.
Antiguos Baños públicos del Sultán Mir Ahmad, Kashan.
Perderte en fascinantes Bazares donde se practica el comercio desde tiempos inmemoriales.
donde se vende de todo, desde especias,
hasta tradicionales objetos para el hogar,
así como finas artesanías
Adentrándose en las callejuelas, se puede observar artesanos en pleno trabajo.
Regatear con un vendedor el precio de esa alfombra persa que se verá tan bien en la sala de tu casa.
Disfrutar de un momento de tranquilidad en un parque. Los persas han elevado la jardinería a todo un arte. Todas las ciudades del país cuentan con hermosos y bien cuidados parques, a pesar de la aridez de su geografía. (Los peruanos podríamos aprender mucho de ellos en ese sentido).
Visitar increíbles ciudades y castillos de adobe, como Rayen y Bam.
Pasar la noche bajo un millón de estrellas y admirar la belleza del desierto en los Kaluts.
Comprender un poco lo que está detrás de la geopolítica moderna.
Observar las contradicciones de la sociedad Iraní entre tradición y modernidad.
Disfrutar de la exquisita cocina Iraní
Y la mejor razón de todas para visitar Irán: La hospitalidad de su gente que es sin par.
Te sobrarán las invitaciones para compartir un picnic en un parque
o una buena conversación,
Y hasta invitaciones para dormir y comer en casas de perfectos desconocidos.
Después de estas experiencias, te aseguro que al volver a casa extrañarás ese país lleno de sonrisas y amabilidad y querrás volver una y otra vez.
¿Te animas a visitar Irán? Espero que sí, y te aseguro que si vas recordarás la experiencia con mucho cariño y volverás para compartir tus propias razones para visitar Irán.
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