Figurita difícil
Los jugadores que están en mi viejo álbum y que nunca tuvieron Mundial. Como Adriano y Zanetti. Cromos imposibles que mi nostalgia nunca recuperará
Como cada cuatro años pude festejar mi peculiar y alucinante clasificación mundialista: he llenado mi álbum de figuras. Repaso las páginas y al no identificar un solo espacio vacío me encuentro con una alma plena. Acabé con todas las figuras difíciles y me siento completo. Nada me falta. Todo lo que tengo es todo lo que soy. He campeonado. Sudáfrica es mía.
Pero esa colección de futbolistas difíciles, esa persecución a cromos imposibles se convirtió hace dos días en un contacto del tercer tipo con seres inexistentes. De coleccionista pasé a ser un improvisado cazafantasmas. Porque mi álbum de figuras sufrió un penoso proceso de aniquilamiento. Los países del mundo convocaron a sus equipos para Sudáfrica 2010 y no está Adriano, tampoco Javier Zanetti. Mucho menos Esteban Cambiasso. Exijo una explicación. Mi lista de figuras no tiene relación con la realidad. Mis figuras de excepción sufren ahora un extraño síndrome de ausencia.
Siempre he tenido una especial debilidad con los álbumes mundialistas. El primero que junté fue aquel de 1990. Lo completé rápido y aún aparece guardado en mi biblioteca personal. Fue mi primer contacto con los datos futboleros, con la actualidad del balompié internacional. Compraba figuras en el mercado Lobatón de Lince e intercambiaba figuras con mis primos Reynaldo y Manuel o los chicos del barrio. Aprendí de fútbol y aprendí a negociar también. Mi figura difícil del yugoslavo Dragan Stojkovic lo cambié por 3 jugadores de la selección argentina (Calderón, Basualdo y Troglio). Los excedentes de esa feliz campaña (léase el ‘Pibe’ Valderrama, el camerunés Makanaky y el estadounidense Tony Meola) decoraron mis cuadernos hasta finales de temporada. En Italia 90 también supe lo que es reciclar.
Ese año 90, ahora que me acuerdo, coleccioné el álbum de Guaraná con los equipos que clasificaron a Italia. Lo llené con la misma ilusión con la cual la Chilindrina compró ese líquido para limpiar metales. Esa promoción de “Esa it da iba Guaraná” culminaba con un sorteo para viajar a Italia con todos los gastos pagados. Igual de impensable como el Chavo en Acapulco. Esperé el sorteo con mi camiseta de Yugoslavia que había canjeado con los Molicrocks. No gané nada. Hasta hoy la vida me debe un Mundial. Tendrá que ser el 2014. Como sea.
Señores del álbum de figuritas: sepan que están en deuda conmigo y con los demás. Siempre es lo mismo. Pasan los años y los nombres de los jugadores mundialistas nunca coinciden. Faltan y sobran. Son como más de 20 los que no estarán en Sudáfrica y que adornarán mi colección a manera de premio consuelo. ¿No sería mejor esperar las convocatorias finales para mandar a imprimir un álbum serio con los datos exactos y no hacer de mis cromos una prueba de que los fantasmas existen? El Veco siempre me lo dijo. Para vivir mejor a veces hay que demorarse un poquito.
Reviso mi heroico (sobrevivió a cuatro mudanzas) álbum del 90. Leo todo lo que junté en el 94 y 98. Y la lista de infaltables que faltaron es interminable. Como si la ciencia asesinara el entusiasmo de los que nacieron para coleccionar y marcar los números que le faltan. Desilusiónate muchachito de álbum. Esa pequeña publicación que con tanto entusiasmo llenaste simplemente es solo una referencia informal. No te gastes tanto. Ya no intercambies. Mejor espérate. Capaz alguna editorial resucitará y al fin tienes tu álbum con listas oficiales. Señores del álbum, los queremos y agradecemos. Pero la verdad, aunque los mentirosos lo nieguen, tiene alcances absolutos. Tus jugadores no son los mismos. Y después de cinco álbumes completados con inversión y mañana, me siento cansado y abrumado con el dato inexacto que jamás se va.
Abro el cajón cada vez más viejo, cada vez más convertido en polvo. La vida termina en la desintegración y nuestros recuerdos son parte de eso. Mi álbum del 90 está viejo pero es mi primera prueba de que en los álbumes mundialistas (léase Panini o en su momento Navarrete) siempre faltó y sobro. Algunas figuras tenían relación con jugadores lesionados o que simplemente fueron excluidos porque a los técnicos les dio la gana que sea así.
Por eso me sorprendí cuando vi a Roger Milla bailar después de anotar su primer gol mundialista. Todo el mundo hablaba de él. Todos lo festejaban. Para mí era un simple desconocido. Milla bailaba después de su gol a Rumanía y yo quería saber quién era. No había forma. En mi nunca tan bien querido álbum de Panini de 1990, el delantero de Camerún no estaba. Fue ignorado por un recopilador de datos que tantas veces nos ha fallado. Las imprentas también pierden exactitud y producen errores multicolor. Milla, incluso, ya le había anotado un gol (anulado) a Perú en el 1982. Eso, lamentablemente, los adorables álbumes no te lo dicen.
Tengo figuritas en mi cajón. De este mundial y de los pasados también. ¿Quieres que te cambie? ¿Cuáles te faltan? Reviso la lista de convocados y con mis figuras hasta podría armar mi once ideal de excluidos. Dunga y Maradona asesinaron mi colección. Pero no importa. En mi mundo todo está en su lugar. Los cromos han sido completados y no tengo sentimiento de culpa. Una vez más cerré un álbum y pegué la última figura con los ojos cerrados, pidiendo un deseo imposible. Hazte una Diosito. Dime que sí. No importa si falten o sobren. Pero que en el próximo álbum por primera vez pueda encontrarme con dos páginas que se llamen Perú.
¿Cuáles fueron tus figuritas repetidas? ¿Cuáles fueron tus figuritas imposibles? ¿Crees que el álbum debe aparecer después de las convocatorias? ¿Cuántos jugadores recuerdas que aparecieron en algún álbum y que no tuvieron mundial?
La palabra es de ustedes
[Un entusiasta coleccionista del Álbum Panini 2006. Llenó como verán en el video]
[Un fanático de álbum mucho más alucinante. Desde el 94 hasta años recientes. ¿Alguien tendrá colecciones así?]
[Este sí es impresionante. Tiene álbumes llenos desde el Mundial 1970. Una colección de lujo. Lo envidio casi con locura]
OTROSIDIGO
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