Batman fue mi mejor súperamigo
Realizamos una encuesta para los seguidores del blog en el Facebook y nos encontramos con este tema: “Los Súper Amigos”. Aquella vez en la cual todos nuestros súper héroes favoritos se juntaron (para no volver a hacerlo más). Ahora que se acerca el día de los disfraces haré una confesión. Yo siempre fui Batman ¿Y tú?
Octubre de 1988. A veces mi comportamiento infantil se acercaba a la niña protagonista de “Las Malas Intenciones”. Inquieto, rebelde, adelantado a las inquietudes de un pequeño de solo ocho años. Una vez, cansada de mis impertinentes intervenciones en reuniones familiares, me tocó el primer castigo maternal. Mi madre salió a la calle y me dejó sin disfraz, sin la posibilidad de participar del concurso de Halloween en el antiguo Centro Comercial Arenales. Lloré mucho. Me asomé a la ventana y abajo mis amigos de la cuadra se alistaban para salir en grupo. Encendí la televisión y pasaban Rambo I. Y entoncés sucedió.
Abrí el clóset de mi hermano y saqué un chaleco rojo, de esos que se usan para el canotaje, en el cuarto de mi hermana encontré un listón para amarrármelo como vincha de guerrero. Me pinto la cara con plumones, temperas. Era Rambo. Solo me faltaba un rostro maltrecho y herido. Mojé dos panes franceses del día anterior. Me los pegué en la cara y listo. Bajé, le dije a las vecinas que tenía permiso y que “mi mamá me había dicho que vaya con ellos”. Suficiente. Gusto y disgusto. El castigo fue más severo. Hasta que pasaron los 12 meses y otra vez un concurso. Esta vez en la televisión. Con el programa infantil de Ricky Tosso. Me había portado bastante bien en aquel 1989. Tanto así, que purifiqué mi pagana existencia ingresando a la Parroquia del barrio para convertirme en Acólito. Mi madre, quien por poco no se convirtió en zahumeria del Señor de los Milagros, era feliz. Su premio fue el mejor.
-¿De qué te quieres disfrazar?
-De uno de los Súperamigos,
-¿Pero cuál de todos?
Mamá me dio un plazo de solo una semana. Tenía que darle días a ella también para llegar listos al concurso de Ricky. Pensé, recordé a todos mis amigos de la cuadra y los tontos que lucían disfrazados de Súperman. Los colores llamativos dismunían la rudeza y bravura de un súperheroe que se respeta. Pensé en Aquaman y lo noté demasiado extra para mi año del desquite (en aquel concurso del 88 quedé casi último porque los panes mojadas se cayeron al suelo en muy poco tiempo y porque el chaleco de mi rojo me quedaba enorme, me hacía parecer un escarabajo más que el Rambo que intenté ser). Pensé en los Gemelos Fantásticos pero no tenía hermanos de mi edad. La ropa de Linterna Verde la noté muy ceñida, mientras que Flash me parecía demasiado fugaz hasta en el recuerdo de quienes me iban a ver desfilar. Solo quedaba el caballero de la noche: Batman. De solo imaginarme vestido de él, me sentía un hombre consumado, con años de vida, lleno de cicatrices, de peleas ganadas y perdidas. Un hombre imperturable, visceral, un héroe que se va del lugar antes de que a alguien se le ocurra darle las gracias.
-Mamá, quiero ser Batman.
En ese concurso llegué tarde para el casting inicial pero igual Ricky Tosso me hizo entrar al set. Aunque ya sabía que iba a perder antes de tiempo. Digamos que me parecía a esos jugadores de club peruano que salen a jugar sabiendo que perderán los puntos por falta de pagos. Eso no importó. Más allá de que no gané ningún premio, me encontré con una referencia que dura hasta hoy.
De todos los Súperamigos, de los recordados héroes de DC Comics, yo siempre voy a preferir a Batman. A pesar del liderazgo natural de Súperman, me quedo con la oscuridad del hombre murciélago. Resolví la duda a los 9 años, más aún cuando vi las películas de Tim Burton pero sabía de la existencia de estos personajes desde muy temprana edad. Cuando a inicios de los ochenta, muy temprano en Panamericana TV, circulaban los capítulos de “La Liga de Justicia”. Hace unos años se hizo un remake para la televisión pero nada fue lo mismo. Prefiero mil veces las repeticiones que se programan al filo del mediodía hoy en Frecuencia Latina. Gracias a quien se le ocurrió regresarnos ese rastro de nuestro mejor pasado.
Cada vez que me voy a reunir con un grupo de amigos para solucionar algún tema, una voz en off aparece en mí y pronuncia con tono enseñoriado: “Y mientras tanto, en el salón de la justicia…”. Y así, sintiéndome un súperheroe, motivo a mis amigos para resolver hasta lo que aparece imposible. Todo cambia cuando enciendo la televisión y aparecen imágenes del Congreso de la República o cualquier noticia sobre grupos políticos. Allí lo que escucho a manera de conciencia es: “Y mientras tanto, en el salón de la maldad”.
Me gustan los Súperamigos. Agradezco que canal 2 los haya reprogramado. Pero también quisiera que repongan la versión en dibujos de Batman, también la serie televisiva donde aún recuerdo cuando Adam West luchaba en el mar (en capítulo memorable) contra una supuesta ballena, que en realidad era un evidente muñeco de plástico. También quisiera volver a ver las películas del caballero de la noche. Todas. Siempre fui fanático de los Súperamigos pero lo de Batman ya hoy es devoción. No tengo planes de fiesta criolla en este año, mucho menos alguna reunión de disfraces. Eso sí, basta que solo alguien encuentre un bonito disfraz de Batman y me lo pongo así sea solo para pedir golosinas en la esquina de mi casa. No me digas “ven a mi casa esta Navidad”. Dime “ven a mi casa en este Halloween”. Espero, desde este momento, la primera batiseñal.
¿Y tú te disfrazarás de algún Súperamigo? ¿Batman o Súperman? ¿Te acuerdas de “La Liga de la Justicia?
LA PALABRA, COMO SIEMPRE, ES DE USTEDES (VAMOS, TODAVÍA)
Síguenos en Facebook y en Twitter. Pronto sorpresas navideñas nostálgicos para quienes nos sigan en las redes sociales, VAMOS TODAVÍA!!
[El video de intro más conocido de "Los Súper Amigos". Qué hermosos tiempos]
[Una presentación a "La legión de la maldad"]
[Aquí una versión actualizada de los "Súper Amigos" en 1980]
[La versión del 2002 ¿Qué les parece?]
FERIA DEL LIBRO RICARDO PALMA
A los que aún no tienen su libro nostálgico podrán encontrarlo en el Parque Keneddy de Miraflores a precio de Feria hasta el martes 1 de noviembre. Estamos en el Stand 35 de la editorial EstruendoMudo. Casi al frente del Pinkberry de Diagonal. Muy fácil de ubicar. Los espero.