Transporte público y tuberculosis
¿Quién no ha renegado cuando un pasajero, cómodamente sentado, no quiere abrir su ventana a pesar que el bus está repleto? No solo es el calor que se siente en estos meses de verano. También están los aerosoles suspendidos en el aire que han sido liberados por personas enfermas al toser, hablar o estornudar. Estas diminutas gotitas que flotan en el aire contienen miles de virus o bacterias procedentes de la persona infectada, que podrían facilitar su transmisión y contagio a las personas sanas.
Ahora imagina que en el bus haya una persona enferma de tuberculosis. Y que además esté infectada por la versión más agresiva de esta bacteria (Mycobacterium tuberculosis) capaz de resistir los antibióticos más potentes, donde el tratamiento —que, básicamente, es una quimioterapia— puede durar entre 18 y 24 meses, y ser sumamente tóxico. ¿Correrías el riesgo de contagiarte por no abrir las ventanas del bus y permitir la circulación del aire?
No quiero ser alarmista pero sí que tomen conciencia de este problema, pues un grupo de investigadores peruanos y norteamericanos, liderados por el Dr. Carlos Zamudio del Instituto de Medicina Tropical Alexander von Humboldt, han encontrado evidencias de que las probabilidades de tener tuberculosis (TB) es mayor en las personas que usan frecuentemente el transporte público de Lima en zonas con mayor incidencia de la enfermedad. Los resultados fueron publicados en pasado 23 de febrero en PLOS ONE.
Los investigadores enfocaron su trabajo en el distrito de San Juan de Lurigancho (SJL) porque presentaba características muy particulares: tienen una gran densidad poblacional (6.850 hab/Km2, según el Censo 2007), concentra el 7% de los casos de TB y el 14,2% de TB multidrogo resistente (TB-MDR) del Perú y, antes del funcionamiento del Tren Eléctrico, presentaba dos vías principales de acceso (Puente Nuevo y Acho) a través de buses y combis.
Entre agosto y diciembre del 2008, fueron seleccionados 140 pacientes con TB y 80 personas sanas elegidas al azar (como grupo control) para realizar el estudio. Se les tomó un cuestionario para explorar los diversos factores asociados con la TB, haciendo hincapié en lo relacionado al transporte.
Al analizar los datos individualmente observaron que la probabilidad de tener TB aumentaba de 2,7 a 5 veces cuando se pasaba más de una hora en la unidad de transporte. No obstante, el mayor factor de riesgo siempre está asociado con la convivencia con una persona con TB.
Pero los resultados más interesantes se dieron al cruzar todos los datos a través de un análisis multivariante (un método estadístico utilizado para determinar la contribución de varios factores en un simple evento o resultado). En él se observó que la probabilidad de tener tuberculosis era 12 veces superior en las personas que usaban regularmente los buses y combis.
Lima es una ciudad que se aproxima a los nueve millones de habitantes y que no cuenta con un sistema de transporte público rápido y eficiente (con excepción del Tren Eléctrico y, tal vez, el Metropolitano). Las cústers y combis siguen siendo los principales medios de transporte, cuya capacidad limitada ahonda más el problema. El contacto personal entre los pasajeros es muy estrecho, por no decir que en horas puntas se viaja como sardinas enlatadas, y la falta de ventilación en las unidades de transporte ahondan el problema; pues se dan todas las condiciones favorables para que un agente patógeno pueda transmitirse.
Para el Dr. Zamudio, el problema del transporte público en la capital no sólo tiene un efecto económico, sino también sanitario. Pasar más horas atrapados en el tráfico, dentro de un vehículo muy pequeño, atiborrado de gente y sin ventilación, podría ser la causa de muchos de los casos de TB detectados en SJL. El Tren Eléctrico puede haber aliviado de alguna manera este problema, pues da una nueva ruta de salida del distrito para miles de personas, reduciéndose el tiempo de viaje a menos de una hora, que a su vez significaría un menor tiempo de exposición al agente infeccioso y riesgo de contagio con TB.
Si bien los datos no pueden ser extrapolados a todos los distritos de Lima, pues los factores relacionados con la TB (densidad poblacional, incidencia de la enfermedad, nivel de salubridad, etc.) son muy diferentes, el estudio nos muestra la importancia de contar con un buen sistema de transporte desde el punto de vista de la salud pública. Mientras tanto, recuerden siempre mantener las ventanas abierta para permitir la circulación del aire desde el exterior y reducir el tiempo de exposición a cualquier patógeno que podría estar suspendido dentro del vehículo.
Dato curioso: Las personas divorciadas también presentaban una mayor probabilidad de tener TB. Esto tal vez se deba a que si tu pareja tiene TB, es más probable que te divorcies de él/ella.
Referencia:
Zamudio C, Krapp F, Choi HW, Shah L, Ciampi A, et al. (2015) Public Transportation and Tuberculosis Transmission in a High Incidence Setting. PLoS ONE 10(2): e0115230. doi: 10.1371/journal.pone.0115230