Apuntes sobre el concierto de Slayer
He demorado para escribir sobre el concierto de Slayer y Mortem por culpa del maldito trabajo, por lo que creo que redactar una reseña es a estas alturas innecesario. Pero sí quisiera comentar algunos momentos y elementos de esa noche.La espectativa por el concierto de Slayer en Lima era muy grande. Creo que solo el concierto de Ozzy ha despertado más este año entre los headbangers locales. La espectativa creció mucho más debido a la noticia de que Mortem tocaría esa noche, luego de varios años de ausencia en nuestra escena. De hecho se habló de que Mortem y Slayer compartirían escenario o incluso que Slayer iba a telonear a Mortem. Bromas aparte, tal comentario se basaba en lo generalmente decepcionante de la reciente discografía de Slayer, ya desde más de una década atrás, comparada con el impecable trabajo de nuestra mejor banda.
Así que muchos fuimos al concierto a disfrutar de ambos pero con un ojo más crítico sobre Slayer. Por supuesto que están los fans incondicionales, esos que aceptan lo que venga de su artista favorito, pero creo que no eran mayoría. El fan del metal es muy crítico, a veces hasta el absurdo y la huachafería, pero es mejor eso que caer en la autocomplacencia. Lo cierto es que con respecto de Mortem la gente saltó hasta el paroxismo cuando comenzó la intro de Fiat Obscuritas. Lo malo fue el pobre sonido a lo largo de su performance, que mejoró hacia el final. Era emocionante verlos y oírlos, se sucedieron Posthumous Magic,The Devil Speaks in Tongues, Uma, head of the Witch, Vomit of the Earth, la inmortal para siempre Daemonium Vobiscum. Fue una media hora memorable, que lamentablemente se empañó por algunos problemas de sonido, sobre todo al comienzo. Pudimos apreciar la violencia y brutalidad sónica de la banda a la par que la excelencia técnica instrumental de los temas. No hubo un mosh pit espectacular simplemente porque la gente vivía los temas dentro: forman parte de nuestras historias personales como headbangers. Mortem parece una banda tan íntima en sus creencias que sus temas son casi plegarias apocalípticas y terroríficas que son proclamadas como profecías finales. Genial. La emoción fue enorme.
Luego venía Slayer y claro eran el plato fuerte de la noche; no es posible regatearles la enorme influencia de ellos en el metal, en los mismos Mortem y en todo lo que pueda llamarse metal extremo en nuestros días. Ya sabíamos un poco el set list, pues en la actualidad las bandas tocan con pocas variaciones igual en todas las ciudades y la Internet lo difunde con velocidad instantánea. La tónica de la presentación de Slayer fue presentar sus temas en “clusters” de canciones nuevas y luego antiguas. Supongo que tal decisión obedeció a la idea de dar realce a las canciones nuevas al hacerlas aparecer al lado de las clásicas para que la gente percibiese su inherente agresividad y no las viesen como muy diferentes entre sí, depués de todo; creo que se logró lo contrario. El contraste entre sus clásicos y sus temas actuales es aplastante. El comienzo fue elocuente; abrieron con dos temas del último disco que la verdad parecen unos trabalenguas a alta velocidad a los que siguió el primer conjunto de clásicos, War Ensemble fue una regresión a lo mejor que ha dado el metal. La genialidad estructural del tema es brutal. Frente a esta, los dos temas precedentes simplemente no existen, era como si no las hubiesen tocado. El concierto de Slayer comenzó para mí ahí. En este primer repaso de temas clásicos recorrimos War Ensemble,Postmortem y Temptation. Sin embargo al poco rato recaímos en la intrascendencia sónica en la que el abismo se alcanzó con State of Mind, tema innombrable del igualmente innombrable Diabolous in Musica. El tema en cuestión es como para bailar un rave, la peor percusión de la historia de Slayer. Dead Skin Mask me sacó del aburrimiento muchos minutos después y hay que reconocer que el tema fue ejecutado soberbiamente. Hallowed Point y The Antichrist me hicieron albergar esperanzas; todo se desplomaría luego con Americon y Payback, espantosas. Mandatory Suicide y Chemical Warfare estuvieron muy bien. Luego llegó la memorable Seasons in the Abyss y el único buen tema de la última década, Snuff. Los últimos cuatro temas fueron todos clasicos y permitieron un final digno de la talla de un gigante como Slayer. El punto más alto de la noche fue justamente Raining Blood.
Me encantó la performance de Gary Holt, quien para mí se robó la noche con una ejecución inspiradísima en la que incluso los temas más horripilantes salieron ganando con él. Creo, también que esa mezcla de temas entre nuevos y viejos fue mala para el concierto en la medida en la que la gente no pudo entregarse a por entero y que eso se reflejó en que cuando tocaron Angel of Death sobre el final el mosh pit no fue tan brutal. Había un montón de gente parada.
Como balance final, fue una noche muy buena en la que gozamos de algunos clásicos inborrables del metal y que vio a Mortem consagrarse en la talla artística que merecen. Hoy por hoy son más que Slayer, históricamente, Slayer es Slayer y eso no puede cambiar. No vuelve atrás el tiempo. No quiero dejar de mencionar a Epilepsia que rindió un notable concierto para abrir a dos grandes y que me gustó mucho. El tema final fue respondido mucho por la nueva generacíon, lo que es laudable y meritorio. Felicitaciones.
Una critica laudatoria del concierto acá
Así comenzó Mortem. Oigan como la gente repite la intro
El mejor momento de la presentación de Slayer
Acá es posible ver cómo la gente está parada