1963: la primera elección municipal tras 41 años de autoridades a dedo
El 15 de diciembre de 1963, más de 2 millones de peruanos se dirigieron a las mesas de sufragio para elegir a los candidatos ediles de su preferencia. Era la primera elección municipal que se realizaba en todo el país después de 41 años. A pocos días de otros comicios para elegir a alcaldes -a los que se suman los gobiernos regionales-, es importante recordar este hecho histórico y cívico, así como a sus principales figuras.
En esa ocasión, al igual que en la actual contienda electoral, dos eran los postulantes con más opciones para acceder al sillón de Nicolás de Ribera “El Viejo”: Luis Bedoya Reyes, de la Alianza Acción Popular-Democracia Cristiana (AP-DC), y María Delgado de Odría, de la Coalición Partido Aprista Peruano-Unión Nacional Odriísta (APRA-UNO).
Ambas fuerzas partidarias encabezaban los principales ejes de poder dentro del gobierno democrático del recién electo presidente Fernando Belaunde Terry. “Entre las cuatro agrupaciones tenían casi todos los escaños del Congreso”, recuerda el analista político Fernando Tuesta Soldevilla. Esa fuerte influencia por parte de estos dos grandes bloques supuso una inevitable polarización de la campaña municipal.
Rivales edilicios
Doña María Delgado de Odría, esposa del general Manuel A. Odría, fue la primera mujer que compitió por alcanzar la Alcaldía de Lima. Era conservadora, y se había hecho conocida no solo por ser la esposa de un ex presidente, sino también por su destacada labor en las nacientes barriadas, allá por la década del 50. No en vano le decían por aquellos días la ‘Evita Perón peruana’.
Tuesta Soldevilla dice sobre ella: “Se acercó de manera asistencialista a estos nuevos pobladores y fue ahí donde obtuvo un fuerte apoyo electoral”. Un apoyo fuerte, pero ciertamente insuficiente, pues, como se sabe, no superó la valla electoral alcanzada por su rival, el fundador del Partido Popular Cristiano (PPC) Luis Bedoya Reyes.
Conocido popularmente como ‘El Tucán’, Bedoya fue un político sagaz y vigoroso, que venía de las filas de la Democracia Cristiana y que había sido, además, secretario del ex presidente José Luis Bustamante y Rivero. Gracias a sus dotes de orador y a su gran habilidad para polemizar, Bedoya pudo calar mejor en las preferencias del electorado.
Tres días antes de que se realizaran los comicios, el 12 de diciembre, el candidato de la Alianza AP-DC cerró con destreza su campaña: aprovechó las cámaras de televisión para exponer sus propuestas programáticas, e instó a los limeños a votar de manera consciente. Sus discursos fueron seguidos con interés por miles de personas.
‘El Tucán’ alcanzó así el 49% (180 mil votos), y la candidata de la oposición obtuvo 44% (120 mil). El Comercio, en su edición del 16 de diciembre, un día después de las elecciones, titulaba en portada: “Bedoya es virtual Alcalde de Lima”.
La noticia describía el sentimiento y la angustia que se vivió durante el escrutinio de los resultados: “El ambiente de expectativa que ayer se dejó notar en las primeras horas de la mañana y que llegó a su clímax al iniciarse los cómputos, se tradujo, casi de inmediato, en un clima de confianza para la Alianza y de desazón para la Coalición Apra-Uno”.
Una fiesta democrática
El Comercio, en su editorial, calificó a las elecciones municipales como de “ejemplar lección cívica”. Y es que el compromiso de la gente se reflejó en una asistencia masiva a las urnas. Desde las 8 de la mañana hasta las 4 de la tarde, como lo había dispuesto el Jurado Nacional de Elecciones, el ciudadano de a pie llegaba a su respectiva mesa de sufragio para ejercer ese derecho que le había sido arrebatado durante el oncenio de Augusto B. Leguía (1919-1930).
Las fuerzas del orden también hicieron su parte para llevar a cabo un proceso limpio, libre de posibles desmanes. No obstante, el presidente del Jurado Nacional de Elecciones de aquel entonces, Eleodoro Romero Romaña, tuvo a su disposición “una flota de aviones, de vehículos terrestres y un sistema modernísimo de comunicaciones para subsanar las deficiencias que pudieran presentarse en cualquier punto del territorio nacional”.
Las muestras de civismo eran palpables, como lo revela la siguiente foto, en donde un elector cumple con su deber a pesar de las limitaciones físicas.
Esta fiesta democrática se volverá a repetir este domingo 3 de octubre. Que las elecciones municipales sean pues una razón para fortalecer nuestro espíritu cívico. Lo importante será, como dijo alguna vez ‘El Tucán’, “que los electores decidan por encima de las consignas y las dádivas el futuro del Perú”.
(Carlos Franco)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio