Sheraton Hotel: el primer cinco estrellas de una Lima moderna
Cada cierto tiempo, escuchamos a los adultos mayores decir que Lima está cambiando, que la modernidad ha llegado. Eso pasa cada vez que nos encontramos con nuevas infraestructuras, tecnologías o costumbres. Y exactamente así ocurrió cuando se inició la construcción del Sheraton Hotel, centro de alojamiento que se convirtió en insignia de lo moderno, en la Lima de los años ‘70.
La cadena de hoteles Sheraton comenzó su aventura en el rubro de servicios en 1937, cuando los entusiastas estadounidenses Ernest Henderson y Robert Moore compraron el Hotel Stonehaven en Springfield, Massachusetts.
Tal fue el éxito de su empresa que pronto expandieron su negocio por todo Estados Unidos. Y reconocidos ya como una cadena hotelera exitosa, fueron los primeros en cotizar en la bolsa de valores de Nueva York.
En 1949 se inició su internacionalización con la compra e instalación de nuevos Sheraton en Canadá. Mientras que su llegada a América Latina y a Medio Oriente se daría en la década del 60, siendo el Macuto Sheraton Hotel, en Venezuela, el primero en inaugurarse en esta parte del continente.
El Sheraton de Lima
Ubicado en la primera cuadra de la Av. Paseo de la República, en el corazón de nuestra ciudad, el Lima Sheraton Hotel comenzó su edificación el 28 de setiembre de 1970, ocupando el terreno de lo que antes fue la penitenciaria.
La franquicia norteamericana encargó al arquitecto peruano Ricardo Malawchowski Benavides y al estadounidense Edward Durell Stone la elaboración de los planos de esta grandiosa obra que, junto a la torre del Centro Cívico de Lima, formarían por aquella época los edificios más grandes e importantes de la ciudad.
Durante más de dos años se empleó un promedio de 600 obreros diariamente, cumpliéndose con el plazo establecido de entrega de la edificación de 20 pisos, la cual seguiría los estándares de calidad y servicio de sus pares en el resto de mundo.
Es así que nuestro primer cinco estrellas internacional debía contar con amplias y cómodas habitaciones, donde primaría la decoración precolombina, salones de esparcimiento, auditorios, piscina, los ascensores más veloces (750 pies por minuto), estacionamientos de tres niveles, entre otros servicios.
Sin ceremonia de inauguración debido a la salud quebrantada del entonces presidente, el general Juan Velasco Alvarado, y recibiendo como primeros huéspedes a tres matrimonios que decidieron pasar su luna de miel en las lujosas suites, el Sheraton comenzaría sus operaciones el 1 de marzo de 1973.
Con copas en alto y la presencia de representantes ejecutivos del hotel, huéspedes y personal de servicio, se procedió a realizar el brindis de apertura, informándose que la inauguración oficial de postergaría para principios de abril de ese año.
Testigo de concreto
A lo largo de su historia, el Lima Sheraton Hotel ha sido testigo mudo de muchísimos acontecimientos sociales, políticos, deportivos y festivos, realizados tanto en su interior como en sus alrededores.
De esta manera, podemos mencionar que una de las primeras celebridades hospedada fue la recordada actriz venezolana Lupita Ferrer, quien en los años 70 era más conocida como Esmeralda, una heroína de telenovela.
Más adelante, conocieron sus habitaciones delegaciones deportivas, políticos de visita oficial y otras celebridades que optaron por alojarse en el novísimo hotel, en su paso por nuestra ciudad.
Sin embargo, vale la pena resaltar dos acontecimientos muy fuertes que marcaron su destino.
El primero fue la huelga policial del 5 de febrero de 1975, protesta contra la dictadura de Velasco Alvarado que desencadenó en vandalismo, saqueo y caos por toda la capital. Precisamente, las avenidas Wilson y Paseo de la República fueron tomadas por los agitadores, quienes en su afán de protagonismo, apedrearon el frontis del hotel, dañando algunas estructuras, así como también el edificio contiguo del Centro Cívico.
Y el segundo hecho, que marca aún más su historia, es la muerte de la aeromoza Marita Alpaca Raa, quien cayó del piso 19 tras una discusión con su pareja, el banquero Leandro Reaño, la madrugada del 19 de agosto de 1990.
Este suceso causó revuelo en nuestra conservadora ciudad, pues las investigaciones policiales demostrarían luego que la joven fue asesinada a manos de Reaño (crimen muy comentado por la prensa en los años 90).
Dejando lo malo atrás
Pero no todo resultó difícil para esta cadena hotelera en su asentamiento en el Perú, pues en 1981 la Corporación Mundial Sheraton denominó a su hotel de Lima como el mejor de la división latinoamericana, todo esto en el marco de su octavo aniversario.
Para hacerse acreedor de esta distinción, el Sheraton limeño compitió con ocho hoteles sudamericanos de la misma cadena. Resultó ganador por su perfecta atención a los más de 150 mil turistas que recibieron ese año, cumpliendo todos los programas trazados y trabajando con un alto espíritu de servicio.
Sin dudas, el Lima Sheraton Hotel abrió el paso a las demás franquicias cinco estrellas, que en el futuro ingresaron en el mercado hotelero peruano. Sobrevivió al igual que nosotros, a todas las crisis políticas y sociales. Y sigue siendo un hotel emblema para la capital peruana.
(Rosa Hermoso Alvarado)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio