Sarah Bernhart, la actriz francesa que encandiló Barrios Altos
La actriz francesa Sarah Bernhart tenía 42 años cuando descendió del barco para brillar en una apagada Lima en 1886. Con su “voz de oro” llenó el Politeama en Barrios Altos y encandiló a toda la ciudad tras su presentación en la obra “La dama de las camelias”. Después de 125 años vale la pena recordar que alguna vez la tuvimos tan cerca.
Su fama era mundial cuando pisó suelo peruano, y cómo no iba serlo si además de talentosa era una mujer atractiva y excéntrica, calificada por algunos autores como una ‘femme fatale’ tanto en el escenario como en la vida.
Tenerla en nuestro país comprometía un gran esfuerzo, después de una devastadora guerra con Chile (1879-1883). La presencia de Sarah fue justo lo que necesitaba ese ‘Perú yacente’ de Jorge Basadre para olvidarse, al menos por algunos días, de sus pesadas tristezas.
A bordo del vapor “Ayacucho” llegó al Callao el 22 de noviembre de 1886, había pasado una temporada triunfal en Santiago de Chile, la cual repetiría en la capital limeña. La crónica de El Comercio de aquel entonces la describía como “simpática, esbelta, nariz perfilada, labios rosados, dientes blancos y pelo corto de oro. En su trato era amable y cariñosa y su semblante revela su conocida inteligencia”.
Ni bien pisó tierra peruana, los centenares de admiradores asistentes al puerto chalaco ya se sentían atraídos por aquella actriz que tenía más de 165 maletas, acompañada por 35 personas, una carabina y un perro llamado “Braque” que tenía un collar de plata con el nombre de ella.
Así era Sarah Bernhardt, una mujer que no podía pasar desapercibida en ningún lugar. Si para llamar la atención tenía que dormir en un ataúd, ella lo hacía. Varios autores franceses relatan que llegó a tener un león, un tigre, loros, monos y varios perros con los que viajaba, y que trató de injertarse una cola de tigre en la espalda. Sin embargo, ninguna de sus locuras ni su libertad exacerbada para la época opacó su talento dramático que la llevó a ser una de las mejores actrices del teatro universal, tal como lo afirma en su libro de memorias.
Hija de una prostituta de Amsterdam y de padre anónimo, Henriette Rosine Bernard empezó a los 18 años de edad con la Comédie Françoise, desde entonces ya se movía con una seguridad asombrosa en las tablas y se admiraba especialmente sus expresivas representaciones de decaimiento y muerte.
Pero fue su tono de voz, dulce y melodioso, junto a su gran erotismo, lo que atrajo a más de uno, robando suspiros y miradas de intelectuales como Alejandro Dumas, Gustave Flaubert, Victor Hugo y Marcel Proust.
Esta vez el Perú no iba ser la excepción, es por eso que nadie se quería perder el espectáculo que traía la protagonista de ‘Theodora’, ‘Fedra’, ‘Hernani’ y ‘La dama de las camelias’. ‘La vuelta al mundo’ era considerado el primer espectáculo de calidad que se podría ver después de muchos años en el Perú.
Fue tanto el revuelo que en 48 horas limeños y chalacos arrasaron con las localidades que se vendían en el almacén del comerciante Peter Bacigalupi. Sin duda, los empresarios Henry E. Abbey y Maurice Grau hicieron la mejor inversión de aquellos tiempos.
Desde las 7 de la noche del 24 de noviembre, la calle El Sauce de Barrios Altos estuvo invadida por los presurosos que se preparaban para ocupar su localidad. Las crónicas de entonces narraban que en el Politeama estaba “todo Lima” empezando por el presidente de la Republica, Andrés Avelino Cáceres, su familia, ministros, parlamentarios, comerciantes y las más respetables señoras de nuestra sociedad.
Bernhardt iniciaba su temporada con uno de sus notables éxitos. ‘Fedora’, tragedia escrita por Victorien Sardou.
El historiador Héctor López Martínez señala que El Comercio tuvo el acierto de publicar -un día anterior a cada presentación- el argumento de la obra que subía a escena, para que el público pudiera seguir mejor el espectáculo.
Luego del inicio triunfal, el 26 de noviembre le siguió ‘La dama de las camelias’ de Alejandro Dumas hijo, donde interpretó a Margarita Gautier, por cierto la más aplaudida las dos veces que se presentó. Tras quince días de una exitosa temporada, “la parisiense pervertida” partió rumbo a Ecuador. En la memoria se quedó el paso de esta estrella, admirada y criticada por quien la viera, vaya contradicción que la convierte en una huella imborrable del teatro.
(María Fernández Arribasplata)
Fotos: Archivo