El mítico Reichstag alemán
Sobre 11.528 metros cuadrados de superficie se levanta la neorrenacentista figura arquitectónica del Reichstag, recinto del parlamento alemán y testigo de eventos históricos de resonancia global. Siniestros, batallas y experimentos artísticos han llenado la “hoja de vida” de este foro europeo, cuya construcción (1884-1894) demandó un costó de 22 millones de marcos. A 80 años del sospechoso incendio que lo devastó, repasamos algunos sucesos que lo hicieron protagonista.
Democracia en llamas
Los últimos vestigios de la democracia alemana se consumieron en Berlín el 27 de febrero de 1933. A las 9:45 de la noche quince brigadas de bomberos llegaron para combatir las enormes lenguas de fuego que devoraban las estructuras del parlamento germano. Minutos después Adolfo Hitler (canciller desde el 30 de enero) se presentó en el lugar de los hechos.
“¡Esta es una señal dada por Dios! Si este fuego resulta ser, como yo creo, una obra de los comunistas, no habrá nada ya que nos detenga en la tarea de aplastar esta peste asesina con un puño de hierro”, declaró el fuhrer al periodista Sefton Delfer del Daily Express, en el vestíbulo del Reichstag mientras aún ardía.
“Al penetrar al edificio la policía y los bomberos hallaron un individuo que declaró ser miembro del partido comunista holandés y aceptó haber prendido fuego al palacio”, indica El Comercio en su edición del 28 de febrero.
Se trataba del joven Marinus van der Lubbe, un anarquista de 24 años. Acusado de ejecutar el atentado muere decapitado en 1934 tras un cuestionado juicio. Décadas después, en 1981, la justicia alemana revertiría la condena de forma simbólica.
El Reichstag quedó diezmado: La Cámara de los Diputados fue destruida y el anfiteatro dejó de existir. Los nacionalsocialistas confunden a la opinión pública y achacan el atentado a sus enemigos políticos. Hitler explota la tragedia con malévola astucia para obtener réditos electorales.
Sostuvo que se trató de un alzamiento izquierdista y consiguió que el presidente Paul von Hindenburg anulara todos los derechos civiles. Entonces Goring, el ministro del Interior, acosa y detiene a más de 4.000 comunistas utilizando sus tropas de asalto.
El “psicosocial” logró que los nazis consiguieran 17 millones de votos, el 44 por ciento del total de votantes. Aunque no obtuvieron la mayoría, Hitler se allanó el camino con un decreto presidencial que declaró al Partido Comunista fuera de la ley. Así, el 21 de marzo, cuando el parlamento volvió a reunirse, el canciller tenía la mayoría absoluta.
Rusos en el parlamento
El 28 de abril de 1945 el teniente general Vasili Chuikov inició una arremetida directa contra el Reichstag. Quería finiquitar la resistencia alemana y terminar la guerra. Con el 8vo Ejército de la Guardia, tres divisiones de infantería y 600 tanques ordenó abrir un pasadizo hasta la sede del parlamento.
Esperándolos se encontraban los remanentes alemanes de la división Nordland y regimientos de las Waffen SS, todos fanáticos hitlerianos dispuestos a morir. En la tarde, las primeras tropas soviéticas divisan el histórico edificio, pero los puentes estaban bloqueados.
Dos cañones de 88 mm defendían el histórico congreso diseñado por el arquitecto Paul Wallot. Luego de un sinnúmero de asaltos, que fueron debilitando la artillería alemana, la madrugada del 30 de abril los soldados rusos de la 150 División se aproximan a través de la Konigsplatz, hoy llamada Plaza de la República.
A las 6 de la tarde los soviéticos llegan a las puertas del Parlamento. Al ingresar se traban furiosos combates en los pasillos y las escaleras. Despejada la ruta hacia los altos del palacio, a las 10:50 de la noche, dos sargentos soviéticos suben y logran izar la bandera roja en el tejado del Reichstag. El símbolo del poder nazi yacía bajo las botas enemigas. La bella construcción era un cúmulo de escombros y la cúpula quedó seriamente dañada, siendo demolida en 1954.
Christo y su propuesta desenfadada
El 17 de junio de 1995, un equipo de 90 escaladores profesionales y 120 obreros emprendieron la tarea de recubrir el Reichstag con una enorme lámina de 110.000 metros cuadrados de extensión y 60 toneladas de peso.
La tela blanca, entretejida con fibras de aluminio y polipropileno, era el elemento principal de la concepción artística diseñada por el genial Christo y Jeanne Claude, su esposa fallecida el 2009. Se utilizaron, además, 16 kilómetros de cuerda azul para atar el textil plateado por encima y consolidar el efecto de envoltura.
El diseño del artista búlgaro dejó 50 centímetros de espacio entre el edificio y su envoltura. Ese espacio “se llenará con viento, con las fuerzas que harán del Reichstag un objeto viviente”, señaló el autor. Luego de una semana de trabajos, el 24 de junio la imponente construcción quedó transformada totalmente con su nuevo disfraz. Por unos días se le conocería como “El Reichstag Envuelto”.
Pero el proyecto no estuvo exento de contratiempos. Como en 1933 también pudo sucumbir ante las llamas. “Dispararon una flecha encendida contra el portal principal. Estuvo encendida por un tiempo e hizo un pequeño hoyo y después se apagó. La tela plateada es a prueba de llamas, así que no ardió durante mucho tiempo”, dijo una portavoz de Christo tras el incidente.
Christo, nacido en Bulgaria, y su esposa francesa, Jeanne Claude, visitaron Alemania 54 veces, se reunieron con seis presidentes del Parlamento y 352 legisladores entre 1976 y 1995 para convencerlos del valor de su proyecto, hasta que por fin lo consiguieron. El mítico edificio, otra vez, era protagonista de un hecho histórico.
(Miguel García Medina)
Fotos: Agencias