Rainiero de Mónaco III, el ‘príncipe constructor’
Rainiero III hubiese cumplido 90 años este 31 de mayo. Bajo su conducción, el Principado de Mónaco vivió su máximo esplendor de crecimiento y desarrollo, que lo ha convertido en una de las monarquías más sólidas de Europa. Huellas Digitales hace un recorrido por su principesca historia, llena de muchos logros, glamour y un episodio trágico.
Nacido en Mónaco el 31 de mayo de 1923, Rainiero Louis Henri Grimaldi tuvo una infancia un tanto sombría, pues las ocupaciones de sus nobles padres no les permitían compartir muchos momentos juntos. Sin embargo, la vida le tenía reservado un destino menos solitario y con múltiples ocupaciones como miembro de la realeza monegasca.
Cursó estudios en Inglaterra y Suiza, y la carrera de Ciencias Políticas en Francia. También formó parte del ejército francés como teniente segundo y participó con esta unidad en la campaña de Alsacia durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Tras fallecer su abuelo, Luis II, Rainiero hereda un pequeño país que pertenecía a la familia Grimaldi desde 1308, asumiendo el trono de Mónaco en 1950. Es coronado el 12 de abril, a los 26 años.
Mónaco en la era de Rainiero III
Su juventud no fue impedimento para que condujera a Mónaco por una senda de próspero desarrollo. Él tenía una visión pragmática, propia de un empresario, quería desarrollar el turismo de negocios.
El principal objetivo de Rainiero era establecer una armonía entre su pueblo y la modernidad de los nuevos tiempos. Una oportuna asociación con el multimillonario Aristóteles Onassis, le permitió convertir al principado en una plaza financiera mundial.
Otro punto importante durante su reinado fue la aplicación de ambiciosos programas de construcción que logró incrementar la superficie de Mónaco, resolviendo disputas territoriales anteriores, como también ganándole terreno al mar. Los monegascos agradecidos le apodaron ‘el patrón’, pero para la historia es mejor conocido como ‘el príncipe constructor’.
Este crecimiento territorial del Principado vino acompañado de un auge económico, mejoras en sus leyes (se concedió el voto a las mujeres, libertades sindicales y de asociación, entre otros), además de la inclusión de su Gobierno en programas humanitarios, sociales, educativos, deportivos y artísticos.
Su propio cuento de hadas
A la par de su exitosa monarquía, Rainiero conoce el amor. En abril de 1956 contrae nupcias con la actriz estadounidense Grace Kelly, a quien persiguió hasta su país natal para iniciar un romance, el cual los convirtió en verdaderos príncipes de cuentos. La pareja tuvo tres hijos, Carolina, Alberto y Estefanía.
Su matrimonio también le permitió al príncipe contar con el apoyo y consejo de su suegro, John Kelly, quien contribuyó mucho en sus decisiones para el futuro de Mónaco. Su vida familiar siempre fue armoniosa, sin embargo durante la adolescencia de sus hijas, estas le provocarían más de un dolor de cabeza por sus continuas apariciones en la prensa rosa.
Pero no todo cuento de hadas tiene un final feliz y la trágica muerte de Grace Kelly fue un duro golpe para todo Mónaco. Sucedió un 14 de setiembre de 1982, cuando la princesa Grace junto a su menor hija, Estefanía, sufren un aparatoso accidente automovilístico. Kelly no salió bien librada.
Abatido por la pena, al príncipe Rainiero le costó reponerse y seguir a la cabeza de Mónaco y de su familia. En 1994 fue intervenido por problemas cardiacos, si bien logró recuperarse, su salud fue deteriorándose con el paso de los años, por lo cual volvió al quirófano en más de una oportunidad.
Tras 56 años de un próspero reinado, Rainiero III fallece a los 81 años de edad, el 6 de abril de 2005, en el Centro Cardiotorácico de Mónaco, donde era atendido por complicaciones cardíacas, respiratorias y renales. Su deceso se produjo cuatro días después del Papa Juan Pablo II.
Su legado ahora es dirigido por su hijo, el príncipe Alberto, quien tiene la tremenda tarea de mantener el sitial en el cual colocó al Principado.
(Rosa Hermoso Alvarado)
Fotos: Agencias