Cuando Juan Pablo II visitó el Perú
El 27 de abril del 2014 el mundo adquirió un nuevo santo: Juan Pablo II, el querido Papa de varias generaciones. Desde su pontificado que se inició en 1978, Karol Wojtyła (1920-2005) sobrevivió a atentados terroristas, enfrentó el final de la Guerra fría, pero por sobre todas las cosas viajó por el mundo llevando la palabra de Dios. Viajó tanto que tenía que llegar al Perú, y así lo hizo en el octavo año de su Papado, en 1985. Huellas Digitales rinde homenaje al Papa peregrino con este post gráfico en torno a su visita de cinco días a nuestro país, y su breve regreso en 1988.
Había llegado el viernes 1 de febrero de 1985 al Perú, y al día siguiente en la mañana se había encaminado a Arequipa. La tarde del sábado 2, ya en Lima, un numeroso grupo de jóvenes lo observaba como a un santo de la Iglesia en el hipódromo de Monterrico.
Su presencia eclesial los azoraba y en sus palabras hallaron la paz y el consuelo ante las horas de terrible violencia que se vivían entonces. Era el II Encuentro de Jóvenes que Juan Pablo II visitó, animó y bendijo. A su lado estuvo el Señor del Santuario de Santa Catalina.
El Papa characato
Como dijimos, en la ciudad de Arequipa -esa mañana del sábado 2-, el Papa peregrino dejó la luz de sus palabras al lado de la Virgen de Chapi, a la que adoró y bendijo, coronándola bajo la atenta mirada de los arequipeños. En ese viaje al sur grande también beatificó a Sor Ana de los Ángeles Monteagudo.
Al encuentro de los chalacos
El lunes 4, muy temprano, ya estaba en el puerto del Callao compartiendo con los obispos limeños y chalacos en el Campo Eucarístico. Entonces dio su bendición al Señor del Mar, y a la Virgen de Carmen de la Legua, y luego recorrió hospitales demostrando una increíble voluntad de ayuda y apoyo al prójimo.
En la viña del Señor
El martes 5 de febrero, tras un corto viaje la noche anterior al norte del país (Trujillo y Piura), las pistas de Lima se abrieron paso tras los patrulleros para dejar que el Papamóvil llevara al Sumo Pontífice a los arenales de Villa El Salvador. Una multitud incalculable lo esperaba. Gente pobre, pero ilusionada por el mensaje de paz y fe que proponía Juan Pablo. Su paso dejó una luz radiante, y ese verano fue más cálido aún. Inolvidable.
Mensaje de esperanza
Justamente, en esa última jornada en el cono sur de Lima, al lado del pueblo de Villa El Salvador, el Papa abrazó, alentó y expresó amor a laicos y religiosos. Pero también fue serio y rotundo al pedir saciar “el hambre de pan y de Dios de los pobres del Perú”. Su voz resonó como un huracán en la mente de los hombres y mujeres que lo escuchaban alegres y extasiados. Ese mismo martes se dirigiría luego a Iquitos, donde hizo famosa la frase: “¡El Papa es charapa!”.
Hasta luego Papa Peregrino
El Papa polaco se despidió de los limeños en el Grupo Aéreo N° 8; llegaría a Iquitos, para luego en la tarde de ese día partir hacia Trinidad y Tobago. Una verdadera maratón de fe y fuerza moral nos legó el actual beato en aquellos cinco días en que recorrió la capital, el norte, el sur y el oriente del país.
Por segunda vez entre los peruanos
En 1988, el Papa Juan Pablo II regreso al Perú, aunque menos días que en 1985. Aquí la foto de su paso por la Catedral de Lima.
(Carlos Batalla)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio
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