Memorias de Ava Gardner en Lima
El 25 de enero de 1990 murió “el animal más bello del mundo”. Su verdadero nombre era Ava Lavinia Gardner. Una pulmonía acabó con su vida a los 67 años en su casa de Londres. Su fama llegó hasta nuestro país, y no precisamente por su talento como actriz sino por intensa vida amorosa. Todos se morían por conocer a la mujer que volvía locos a los hombres. Ese momento llegó en agosto de 1954, su sola presencia alborotó a los limeños por tres días. Huellas Digitales rememora los pasos de Ava Gardner en suelo peruano.
“No sabe actuar, no sabe hablar, pero es impresionante” decía Louis B. Mayer, el magnate de la Metro Goldwyn Mayer y el hombre más poderoso de Hollywood por los años 50. Fue él quien la “fichó” y le pronosticó su exitoso futuro en la meca del cine. Todo empezó el 23 de agosto de 1941, cuando tenía 18 años y no estaba del todo convencida en ser secretaria o actriz.
Su primer salario fue de 35 dólares semanales, cifra que fue creciendo inimaginablemente, hasta no saber qué hacer con tanto dinero. Quienes la conocieron, vivieron y durmieron con ella sabían que no era feliz. Siempre rodeada de periodistas, de amores fugaces, de alcohol y cigarro. Su primer matrimonio con el actor Mickey Rooney fracasó en un año, simplemente no la quería. Luego se la relacionó con Howard Hughes, a quien le estrelló un cenicero en la cabeza. Hasta que llegó el trompetista Artie Shaw, su segundo esposo y segundo fracaso matrimonial.
En 1951 apareció Frank Sinatra en su vida, pese a sus peleas siempre veló por él, incluso hasta el final de sus días. Y a la lista le faltan sus amoríos con los toreros españoles Mario Cabré, a quien ella misma calificó como: “un polvo de una noche” y Luis Miguel Dominguín, el padre del cantante Miguel Bosé, con quien vivió maratónicas noches de sexo en el verano de 1953.
La Diva en Perú
Precisamente esa noticia dio la vuelta al mundo, incluso llegó a oídos de los limeños, quienes cada vez mostraban más interés por la actriz de “Venus era mujer” (1948), “Pandora” (1951), “Las nieves del Kilimanjaro” (1952) y “Mogambo” (1953).
No paso mucho tiempo para verla. Cuando el general Manuel Odría inauguraba las grandes unidades escolares en Lima, esta diva de Hollywood que le encantaba andar descalza, se asomaba a nuestro país. El 28 de agosto de 1954 llegó para alborotar a los limeños y de paso, promocionar su película “La Condesa descalza”.
Desde las 7 de la mañana, fotógrafos, periodistas y curiosos aguardaban su llegada en el aeropuerto de Limatambo. Ni bien piso suelo peruano dijo que le encantaban los latinos por ser románticos y apasionados. Las crónicas de aquellos años la describían como una mujer muy atractiva que cautivó por su belleza y sencillez.
Sin hablar muy bien el español se comunicó muy bien con los galancetes nocturnos de Lima. Hasta su habitación en el afamado Hotel Bolívar se iban a buscarla admiradores, periodistas y fotógrafos.
Durante la conferencia de prensa que organizó a su llegada un avispado periodista le preguntó si pensaba divorciarse de su tercer esposo Frank Sinatra, con cierta molestia contestó: “Por favor…denme tiempo para pensarlo”. Cuando se le preguntó por Dominguín, solo contestó que era un amigo. También dijo que había sido muy herida por los comentarios periodísticos y a veces tratada injustamente. Lo que sí dejó claro es que toda su vida ha sido dictada por los mandatos del corazón.
Cuando los flashes de las cámaras se apagaban, Ava Gardner hacía lo que mejor sabía, vivir al extremo. El pisco sour le encantó tanto como un periodista deportivo de Última Hora llamado Julio Tijero. Cuentan las reseñas que se conocieron en una lujosa fiesta que tuvo lugar en el Grill del Hotel Bolívar. Algunos dicen que él la conquistó con su pinta de bacancito; otros, sin embargo, aducen que ella lo buscó. La verdad nadie la conoce. El único testimonio es una foto de 1955 en la que aparece Tijero escoltando a la actriz.
Si eso no fue suficiente, hay quienes la vieron descalza caminando por los alrededores de la Plaza San Martín con unas copas de más. Fotografías no hay, solo testimonios en históricas reseñas. Lo cierto es que el día que se fue rumbo a Santiago de Chile se marchó más feliz que nunca.
Con certeza no sabemos si fue la única vez que nos visitó, algunas crónicas reseñan que vino un poco antes en 1940; sin embargo, no hay registro gráfico de El Comercio que lo compruebe. Al despedirse el lunes 30 de agosto, pidió regresar para conocer el Cusco.
Ava continuó con su gira, haciendo películas y derrochando amor. Se divorció de Frank Sinatra y a finales de los 60 abandonó España tras el suicidio de su gran amigo Ernest Hemingway. Luego se fue a vivir a Londres, ciudad donde permaneció hasta sus últimos días. Sin duda nadie podrá sustituirla jamás.
(María Fernández Arrisbasplata)
Fotos: Agencias
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