Cuando el mejor arquero del mundo fue expulsado y goleado en el Perú
El mítico arquero Lev Yashin, conocido como la ‘araña negra’, llegó al Perú en diciembre de 1964, no precisamente para dar cátedra de su poder en el arco. Los miles de hinchas que abarrotaron el Estadio Nacional y el Estadio Melgar de Arequipa se quedaron con las ganas de ver algo más del único arquero de la historia en conquistar el Balón de Oro. Huellas Digitales, a propósito de los 25 años de su fallecimiento, recuerda su paso por las canchas peruanas.
Ni bien pisó suelo peruano todos querían ver el juego bonito de Lev Yashin, el arquero soviético más famoso de todos los tiempos. Precisamente, un año antes, en 1963 ganó el Balón de Oro, y su fama se extendió más, tanto que aquí en el Perú consiguió miles de aficionados. Un poco más de 25 mil fueron a verlo con gran expectativa en su primer partido contra el equipo blanquiazul en el Estadio Nacional. Era la primera vez que llegaba a nuestro país con su equipo de siempre, Dínamo de Moscú.
Antes del partido, las crónicas de la época no dejaban de elogiar su buen trabajo en la cancha. Lev Yashin fue capaz de darle al arco una trascendencia que nunca antes tuvo, mandaba en su área y hacía hasta lo imposible por apoderarse del balón. Para muchos era todo un revolucionario, sin olvidar que fue el primero en utilizar los guantes oficialmente.
El día tan esperado llegó, cuando el 1 de diciembre su equipo se enfrentó a Alianza Lima, ganándole por 2 goles a 1. Sin embargo, la victoria no fue completa, Lev Yashin no logró satisfacer a los miles de fanáticos que lo fueron a ver al Estadio Nacional. Las pifias no se hicieron esperar, incluso llegaron a decirle que se dejó hacer el gol como un arquero novato. El autor del gol peruano fue el aliancista Alejandro Guzmán, quien no podía creer lo sucedido. Al día siguiente la prensa local se unió a las pifias, El Comercio lanzó un irónico titular: “Más fue el ruido que las nueces. El team soviético mostró recursos modestos”.
No pasó muchos días para que el arquero de 1.85 metros de estatura se reivindique, estaba obligado a hacerlo; sin embargo, otra fue la historia. El 3 de diciembre se enfrenta al equipo celeste Sporting Cristal, dirigido por Alberto ‘Toto’ Terry. El triunfo esta vez fue para los rimenses con el gol de Eloy Campos, gracias a un tiro libre desde 30 metros cuando se cumplían los 62 minutos del partido. Yashin solo atinó a quedarse inmóvil mientras la pelota se incrustaba entre las mallas de su arco.
Sin embargo, lo peor vino después, cuando faltando cuatro minutos para terminar el encuentro el arquero ruso perdió el control de sus nervios y fue expulsado del partido por agredir con una patada al delantero Hugo Lobatón, sería su primera expulsión después de 17 años de carrera futbolística. Luego se supo que por esta actitud desleal la directiva rusa lo sancionó económicamente. No se guardan registros de las declaraciones del arquero ruso, pero seguramente después de lo sucedido le fue muy difícil olvidar a nuestro país.
Mientras tanto los festejos del equipo rímense no se hicieron esperar en los camerinos, orgullosos del tanto que le hicieron al equipo campeón de Rusia. Sin duda, los aplausos fueron para el doctor Eloy Campos, el primer futbolista peruano en recibir una tarjeta amarilla.
En los próximos días la ciudad blanca de Arequipa lo esperaba para enfrentarse ante el conjunto ‘Aurora’, pero terminó siendo más de lo mismo. El Comercio tituló la crónica del partido: “En partido mediocre Dínamo derrotó por 3 a 1 al Aurora”, si en los anteriores partidos las intervenciones de Lev Yashin eran mínimas o malas, aquí fueron casi nulas. Los aficionados que fueron al Estadio Melgar de Arequipa se marcharon a sus casas con la misma sensación que sintieron los limeños días antes. Su gira por nuestro país terminó con un partido frente al Deportivo Municipal en Lima, ganándole por 3 a 1. Los periodistas deportivos solo atinaron a decir que aquellos días no fueron los mejores para la ‘Araña Negra’, simplemente no brilló como lo esperábamos.
Cinco años después retornó al Perú, sin hacer nada excepcional. Tiempo después en 1971 colgaría los chimpunes a la edad de 42 años. Su nombre siguió brillando hasta que un cáncer al estómago acabó con su vida. Un 21 de marzo de 1990 su nombre pasó a la historia del fútbol para nunca borrarse.
(María Fernández Arribasplata)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio