Ocho tendencias que marcarán la “nueva normalidad” en el país
Pareciera que estamos en el peor de los mundos. Por un lado, enfrentamos una pandemia que se acerca a los 240 mil contagios y las 7 mil muertes en el país. La cuarentena decretada por el gobierno nos ha forzado a quedarnos en casa, trabajar remotamente, e ir con menos frecuencia a comprar productos de primera necesidad.
Esto, aunque ha tenido un positivo impacto en la reducción de la criminalidad y el medio ambiente, también ha sumido al país en una profunda recesión que algunos estiman podría llegar al 20% en el 2020, lo que ha ocasionado que se hayan perdido 2.3 millones de empleos, tan solo en Lima, hasta el momento.
El panorama y las expectativas
Algunos, con un sesgo optimista de por medio, esperan una normalización al 100% de la actividad económica en los próximos meses del 2020, conforme se reactiven los diversos sectores productivos. Pero, las cifras provenientes de China y Europa nos indican que no será así. La actividad se ha normalizado solo en algunas industrias (ej., Minería y manufactura), pero sigue débil en otras industrias como hoteles, bienes raíces, deportes, entretenimiento, etc. E inclusive, la mejora reportada en las cifras económicas del primer trimestre ya muestra una desaceleración en abril y mayo.
Es decir, lo que veremos, hasta que aparezca una cura, es una serie de “picos” epidemiológicos como los de Beijing, Florida, Texas y California; seguidos de cuarentenas localizadas. Esto se mezclará con “choques” políticos y económicos (desempleo, colapso de algunas monedas, crisis políticas, etc.), lo cual pinta un panorama más sombrío que las expectativas de muchos.
¿Qué podemos esperar en los próximos meses y años?
1. El hogar, el centro del universo
Ahora es el centro de trabajo, el colegio, el nido, el restaurante, la peluquería, el patio, el parque de diversiones, el gimnasio, etc. No estamos yendo, y después de la cuarentena iremos con menor frecuencia, a la oficina, el colegio, la universidad, el centro comercial. Este cambio ha trastocado los canales tradicionales de venta, los puntos físicos de trabajo y estudios, y el negocio de bienes raíces comerciales.
Esta tendencia presenta múltiples oportunidades para vender directamente a través del comercio electrónico alimentos y bebidas, artículos de primera necesidad, equipamiento de oficinas, juguetes, equipo deportivo, servicios educativos, etc.
2. Menor confianza en la higiene
La pandemia ha generado una desconfianza en la higiene del resto. En el caso del “delivery”, muchos esperan minimizar el contacto humano, lo cual abre una oportunidad para la automatización y procesos de “cero contacto humano”. En ese sentido, las empresas tendrán que reconfigurar sus cadenas de suministro para brindar servicio rápido, con bajo o nulo contacto humano, y a un costo competitivo.
Esto presenta oportunidades de negocio innovadoras e implicará la reconfiguración de cadenas de suministro; específicamente, la inversión en herramientas tecnológicas, y la redefinición de almacenes e inventarios.
En el caso del transporte público, la desconfianza se ha elevado en todos los segmentos de la población. Estamos viendo un mayor número de personas trasladándose a pie o en bicicleta. El gobierno municipal ha anunciado la creación de más de 300 kms. de ciclovías en Lima.
Esto puede presentar oportunidades para los fabricantes de bicicletas. así como para los productores de productos para la higiene.
3. Adiós globalización, hola localización
El cierre de fronteras ha reducido y restringirá el turismo y los viajes de negocios. No habrá turistas extranjeros en Macchu Pichu por mucho tiempo, viajes de vacaciones con la familia a otros países, ni las grandes convenciones de negocios. Los presupuestos de marketing de las empresas del sector se tendrán que reorientar para fomentar el turismo local, al menos en el 2020.
Asimismo, el cierre de fronteras tendrá un impacto significativo sobre las cadenas de suministro globales de manufactura. Esto presentará oportunidades para que las empresas de los sectores extractivos (ej., minería, pesca y agricultura) se integren hacia adelante y fabriquen productos para el mercado nacional.
4. Más emprendimientos
Las recesiones detonan procesos intensos de innovación y emprendimiento. Robert Fairlie hace unos años atrás estudió las dos recesiones anteriores en EUA. Y detectó que, a mayor desempleo mayor será la tasa de generación de nuevos emprendimientos.
En el Perú, con una caída en el empleo cercana al 50%, podemos esperar una muy alta tasa de emprendimientos. Pero, si se mantiene la regulación actual es probable que muchos de estos emprendimientos terminen siendo informales. El rol del gobierno será crítico para reducir los costos de emprendimiento y así permitir que muchos de estos se conviertan en emprendimientos formales con acceso a financiamiento a tasas competitivas, que atraiga al mejor talento, y que emplee las tecnologías más innovadoras.
5. Urbanización en retroceso
La concentración del PBI en Lima, aunado al boom de los últimos años, generó que el precio por metro cuadrado en Lima se multiplique por 2 en términos reales, en los últimos 13 años. Esto generó hacinamiento en muchas zonas de la ciudad.
Hoy, la falta de empleo, el alto costo de vida en la capital, y la tasa de contagio está empezando a impulsar una migración de retorno hacia las provincias. Es probable que este patrón continúe y que deteriore los precios de los bienes raíces residenciales y comerciales, en contraste con los espacios industriales.
El gobierno puede impulsar esta tendencia fomentando la descentralización administrativa y la generación de empleo en provincias si invierte agresivamente en integrar logísticamente el país.
6. Mayor desigualdad en la concentración de la riqueza
Los bancos centrales han respondido a la recesión derivada de la cuarentena, con una inyección muy fuerte de liquidez. Tan solo la “Fed”, en Estados Unidos, ha inyectado el doble de recursos en estos meses que los que inyectó en el 2008. Esto ha generado una fuerte liquidez en los mercados de capitales. Seguramente, veremos a los bancos centrales inyectar aún más liquidez. Se está hablando ya de un paquete de US$1 trillón para infraestructura. Esto se traducirá en un incremento en el precio de metales preciosos y activos financieros (acciones, etc.). Aunque es probable que el desempleo genere una mayor cantidad de exitosos empresarios en el país, si pensamos que se generará una mayor desigualdad en los ingresos.
Esto puede ser una fuente de incremento en la delincuencia, conflictos, protestas, violencia, e inclusive el resurgimiento de los grupos armados. La proactividad del orden público, así como las políticas económicas del gobierno (ej., reducir los costos de formalización, elevar transferencias a grupos vulnerables, reducción de la evasión, etc.) serán críticas.
7. “Stakeholder Capitalism”
La “teoría del accionista”, ese enfoque maniaco en el accionista, ya se estaba agotando en los últimos años. Ignoró las muestras de racismo en el mundo, perdió de vista a un planeta que lentamente nos pasa la factura, y menospreció a otros grupos de interés. A la larga, esto se tradujo en los disturbios de los últimos meses (ej., George Floyd, cambio climático).
Empieza a tomar auge una teoría alternativa: la “teoría del stakeholder” o la “Teoría de los Grupos de Interés”. Esta teoría es originalmente de los años 70s, pero ha sido fuertemente impulsada por el premio Nóbel Joseph Stiglitz, y fue adoptada el año pasado por el US Group Business Roundtable, en donde participan los 181 CEOs más prominentes de EUA (ej., Tim Cook de Apple, Jamie Dimon de JPMorgan Chase, etc.), como parte de su misión.
La lógica detrás es que las corporaciones deben enfocarse en atender los intereses de todos los grupos de interés; es decir, en los clientes, los proveedores, los empleados, los accionistas, y en las comunidades locales. Los que la proponen piensan que, este es el modelo que permitirá que la supervivencia en el largo plazo de cualquier negocio.
8. Mayor presencia de líderes populistas y autoritarios
La necesidad del ser humano por sobrevivir, sobre todo por tener certidumbre en épocas de crisis, y en donde el panorama es turbio, genera la necesidad por líderes fuertes. Esto se vio en EUA durante la “Gran Depresión” de los 30s con el auge de los superhéroes y el crecimiento en la afiliación hacia religiones autocráticas. Lo hemos visto recientemente en el país, con las encuestas de aprobación del presidente Vizcarra. Esto también es “caldo de cultivo” para propuestas populistas que brinden una solución fácil a la crisis económica (impuestos solidarios, condonación de deudas, etc.). Lo vimos en Perú, y recientemente en Venezuela, Nicaragua, y Argentina. Los electores y el gobierno de turno pueden elegir el camino populista, fácil, pero sin futuro real; o el camino duro, pero con potencial de éxito.
El mundo ha cambiado. Estamos empezando a vislumbrar una nueva normalidad que nos acompañará por varios años, pero aún hay mucha incertidumbre.
Todos tienen la oportunidad de sacar ventaja de esta oportunidad o ignorarla en menoscabo de las siguientes generaciones. ¡Es momento de tomar decisiones difíciles!