Selección: dudas y certezas
Estamos a cinco meses de los próximos dos partidos de Eliminatorias, tiempo suficiente para la recuperación anímica del hincha que en ese lapso tendrá tiempo para pasar del más profundo escepticismo que hoy es masivo y sensato, a la convicción de que “ganando a Venezuela, nos metemos a la pelea”. Más allá de nuestra habitual bipolaridad como hinchas, vamos a dejar por aquí algunas consideraciones.
Mi duda. Es Gareca. Ya he dicho que no tengo una opinión formada sobre su permanencia hacia 2022. Si medimos que ‘depuró’ la selección -algo de lo que parece avergonzarse porque no lo admite ni aunque lo maten- se le valora. Básicamente prescindió de tres jugadores de manera irreversible: Pizarro, Vargas y Zambrano. Pero al menos en dos de los casos, era fácil ahora, uno por edad, otro por cesantía, y en el tercer caso se atrevió también, porque sabía que ninguno de sus ex compañeros lo va a reclamar, a él no lo solicita ni el que pide propinas en la puerta de la Videna. Igual, Gareca lo hizo, tarde, un año y medio después de llegar, pero actuó. Los anteriores, salvo Del Solar, hacían más bien todo lo posible para que ningún ‘consagrado’ se enoje con ellos. Si alguno llegaba tambaleándose al entrenamiento, el DT de turno dejaba indicaciones más bien para que lo dejen hacer la siesta y que no lo despierten. Porque sino se ponía faltoso con los del comando técnico.
Lo real. Más allá de eso, Gareca es un ‘reformista’. Nunca te va a deslumbrar con un planteamiento, te puede alegrar en algunos partidos apostando por lo que le gusta a la gente, ‘el toque peruano’, a la gente le das eso y delira, y si encima en esos encuentros gana, ya: ‘Gareca Presidente’, hasta la próxima derrota, claro. Como él mismo explica post partido del martes, la idea es que solo nos ganen los equipos superiores como Brasil, los otros no. Con eso, el quinto ‘cupo’ sería nuestro techo en el próximo proceso. Un ‘revolucionario’ te dice, en cambio, que la aspiración es ganar a todos. Claro, no es solo decirlo, es hacerlo. El que posibilite esa ecuación, cuesta, es caro. Acá a muchos no les gusta la idea porque pareciera que lo pagaran ellos. “¿Para qué gastar tanta plata?”, te dicen. A esos da ganas de preguntarles cuánto van a poner de su quincena, porque hay que ver cómo les duele el precio del contrato. Gareca no es ‘A-1’, pero tampoco es de quinta, si quieres reemplazarlo bien tienes que invertir.
El riesgo. Pero poniéndome del otro lado, yo no dejaría en libertad a Gareca al final de este proceso, si no tengo claro quién va a venir luego. Ahí tienen a Paraguay. Pobrecitos, echaron a Ramón Díaz -o hicieron lo posible para que se vaya solo- porque no se imaginaban que los dirigentes lo iban a reemplazar con ‘Chiqui’ Arce. Si lo intuían siquiera, amenazaban al ‘Pelado’ con un revolver para que se quede. Ese Arce ya los está dejando afuera de dos mundiales seguidos. En esta fecha doble perdió los seis puntos ante Bolivia y Perú, eso es como para asilarse en una embajada. Acá por menos que eso, perdiendo en una sola fecha doble ante Venezuela y Bolivia, por ejemplo, te publicarían hasta el sueldo. Los paraguayos olvidaron que ellos siempre van a mundiales con técnico extranjero.
Perogrullo. No faltan los teóricos del saber que te dicen circunspectos y compungidos: “Pero el problema no es el técnico”. Ah, ¡chocolates por la noticia! Eso lo sabemos todos, hay algunos que creen que son más profundos al decir eso, que les da nivel ‘macro’ como analistas. Pero si un familiar tuyo tiene cáncer, no olvides que el problema tampoco es el médico, igual hay que conseguir al mejor. ¿O porque está desahuciado vas nomás a la farmacia y dices: “dame algo para el dolor”? Si puedes lo llevas a Houston, o a Cuba. Eso no quita que se trabaje en paralelo con menores, hagas bolsas de minutos, traigas gente capacitada para dirigir el proyecto, pones un laboratorio para el estudio y desarrollo de células madre, si quieres.
La novedad. Un aspecto positivo es que se trabaja en temas psicológicos con el jugador. Eso sí fue de arranque, apenas llegó. Yo he conversado con gente de fútbol que cree que el psicólogo es para los locos. Una vez le pregunté a Del Solar cuando era jugador y me dijo: “Hermano, el mejor psicólogo es uno mismo”. Bueno, después de eso, cuando vi lo que pasó en el Golf Los Inkas me sorprendí menos que el resto. Ahí tenía el manicomio completo. Nuestro promedio de expulsiones ha bajado. Los dos jugadores que quedan dentro con antigua proclividad a patear el tablero, Cueva y Guerrero, se están portando como gatos de sofá. Nada de eso es casualidad. Y los otros ‘cables pelados’, irreversibles ellos, ya no están. Gareca sale en la conferencia previa y dice que “Guerrero es uno de los mejores delanteros que vi en mi vida”. Vaya uno a saber si lo piensa realmente, pero sabe que al jugador peruano promedio tienes que pasarle la mano para agigantarlo.
La vitrina. Es la selección. Durante años escuché, sin compartirlo, que para llegar a la selección tienes que ser un consagrado, que no se llega a ella a probar, por eso hemos tenido a los mismos en ella durante varios procesos. Les pregunto: ¿No hemos probado un montón esta vez? No sé cómo juzgará usted que le fue a la selección, pero a muchos de los probados, les fue de maravilla en sus carreras profesionales tras esa experiencia. Ruidíaz, Ramos, Gallese, Flores, Cueva, no estarían en el extranjero si no fuera por la selección. Estamos en el Perú, una realidad inversa a los criterios de normalidad. Acá en la selección te muestras, luego sales. Después vuelves para las convocatorias, pero repotenciado. Si te siguen diciendo que “a la selección no se llega para probar”, ríete nomás.
La virtud. Hay un plantel interesante, joven en general. No necesariamente debe ser guiado por Gareca en la lucha por llegar a Qatar, vale aclararlo. Se han visto casos de debut en plena Eliminatoria con saldo positivo. Hace ocho años, en un solo partido se estrenaban ‘Machito’ Gómez, Carlos Solís. Miguel Mostto y nos metían cinco, como lo hizo Ecuador. Ahora vemos a Aquino, Corzo, Loyola o Flores que aparecen de pronto y están en el nivel. Sin microciclos ni tonterías que solo sirvieron para el verso.
El alivio. Hay un consenso en cuanto al plantel. De los depurados inicialmente, ya volvieron los más reclamados, solo falta Farfán, que entiendo lejos del regreso no está, guste o no (en eso las fuerzas son parejas). Los nombres que generaban división marcada desaparecieron. Sigo pensando que el mundial de Rusia no nos tendrá, que llorará amargamente nuestra ausencia, pero el camino en pos de Qatar nos encontrará más unificados en el pensamiento. Salvo que haya un error al momento de elegir al guía, claro está.