Polifonía
“Somos un instrumento dotado de muchas cuerdas, pero generalmente nos morimos sin que hayan sido pulsadas todas. Así, nunca sabemos qué música era la que guardábamos. Nos faltó el amor, la amistad, el viaje, el libro, la ciudad capaz de hacer vibrar la polifonía en nosotros oculta. Dimos siempre la misma nota”
(Julio Ramón Ribeyro, en “Prosas Apátridas)
Decir más que el fabuloso Ribeyro es un exceso semántico, un ardid de la exageración. Por hoy me quedo con sus palabras, quizás como una interrogante más que como una afirmación.
¿Te has preguntado qué es lo que te falta hacer? ¿Qué has querido hacer durante media vida sin atreverte? ¿Qué cuerdas no has pulsado? ¿Qué notas han quedado escondidas sin que siquiera repararas que existen?
Cuando toques todas tus cuerdas, entonces retírate con la magia de tu polifonía en la memoria, asume la beatitud, el silencio, la caverna. Y, por sobre todo, comparte la melodía que, entre malvas y sombras, guardas en el corazón.