Carta abierta a Gustavo Cerati (gracias por venir...)
Por Carlos Marroquín
(04/09/14)
Querido Gustavo:
Te escribo esta carta para decirte que hoy fue un día muy duro para mí. Un día muy triste, que nunca podré borrar de mi mente. Se dispuso de esa forma y ya no estás más, te has ido para siempre. Han sido cuatro largos años en los que nunca detuve el tiempo.
Quiero que sepas que la flama de la esperanza, por una pronta recuperación, estuvo prendida siempre. Nunca bajé los brazos y, a diario, pensé en volver a verte. Pero no fue así. Tu cuerpo no pudo aguantar las necesidades del alma. Es duro decirlo, pero ya era hora de partir. Así se dispuso.
Nunca te lo dije, pero la primera vez que te vi fue por la televisión. Yo solo tenía siete años, ¿sabes? Estaba en el comedor de mi casa, mientras comía una galleta de soda. No te miento, era de soda. Aún guardo en mi memoria el recuerdo de verte esa vez lleno de vida, alborotado, con muchísima energía, vestido con ropas fosforescentes, raras, con maquillaje. Claro, imposible olvidar los peinados tan extraños que llevabas. Es momento de decirlo: el impacto que causaste en mí fue tan grande que te volviste prioridad. ¿Fue el destino? ¿Una coincidencia? Nunca lo sabremos.
De a pocos, comencé a descubrirte más. Canción tras canción, disco tras disco. Todo era único y mis oídos lo sabían. Tengo otro recuerdo clarísimo: por la radio pasaban comerciales sobre los últimos conciertos que ibas a dar con Soda Stereo. Era 1997. Mágicos momentos, ¿sabes? Todos hablaban de ti, de tu música, de tu legado. Unos años más tarde te volviste solista y ya no hubo marcha atrás: eras mi artista favorito. Quien me conoce sabe que esta declaración es más sincera que mi propio nombre.
Te cuento que nunca me fallaste: supiste adornar con tu música todos los momentos de mi vida. Los tristes, los felices, los amargos, los ácidos. Todos. Por ejemplo, “Puente” me permitió conquistar al amor de mi vida: C. Cuando estuve melancólico, “Amor Amarillo” me cobijó. Era impensado no gozar el éxtasis de la marihuana sin “Texturas” o el mismo “Sweet Sahumerio“. La alegría siempre estuvo cerca de “Sobredosis de TV“ o “Te hacen falta vitaminas“. El mejor orgasmo de mi vida que tuve con C se dio con “En la ciudad de la furia” de fondo. El día que Gustavo Adrián no quiso llegar a este mundo, “Magia” supo guiar su camino.
“Signos” y “Crimen“, quizás los temas más cercanos a mi corazón. “Terapia de amor intensiva” me enseñó que el amor existe. “Bocanada” me envolvió con su recorrido visual y me permitió ganar un premio. El hostigamiento que le hice a uno de mis mejores amigos con “Primavera 0” o “Ella uso mi cabeza como un revolver” Cómo olvidar, también, “Fue“, “El rito“, “Tracción a sangre“, el increíble homenaje que le hiciste al ‘Flaco’ Spinetta con “Los libros de la buena memoria“. Renegué al lado de “Pulsar“ y de “Al fin sucede“. Muchos temas, muchas letras, muchos momentos. No sé….
Nunca tuve la oportunidad de intercambiar un par de palabras contigo, pero nos hemos visto una vez, cara a cara. Era el año 2006 y diste un concierto en mi país. Después de tu presentación, fui con grupo de amigos a buscarte a un club de Miraflores. Nos habían informado que ahí estarías. Como no nos dejaron entrar, te esperamos en la puerta. Ni bien saliste, la seguridad te acorraló. Recuerdo que te gustó mucho vernos afuera. En ese instante, giraste y me viste. Me viste, nos vimos. Sonreímos y solo atinaste a levantarme el pulgar. Fue increíble. Te confieso, hoy, ese ha sido uno de los momentos más felices en toda mi vida. Lo puedo jurar, si es necesario.
Como tú decías: “Hoy ya no soy yo“. No. Siento que tu partida es un nuevo inicio en mi vida. Ya no seré el mismo niño que llegó a tu música. Ahora, veo el horizonte de otra manera, como el hombre que soy y que se aferra a tus ideas, a tu obra y a todo lo dejaste. Eso sí, te estaré agradecido porque me preparaste más de cuatro años para este crudo momento.
Estoy seguro que nos vamos a encontrar pronto y lo primero que te diré será gracias… gracias por formarme. Espero que estés bien ahora, feliz y con muchas ganas de seguir tocando. Te veré volver… me verás volver. Cuídate mucho, ya estaremos en contacto.
Tu amigo,
Carlos.
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