"Mi ángel", "Lo que aconteció en el bosque de los nogales", "Felicidad", "Más que alguien" y "He amado"
A continuación, agregamos a nuestra lista de cuentos cinco relatos más para disfrutar.
Mi ángel
Ese día amaneció gris. No había ni un pequeño rastro de sol en el cielo. Lima, como nunca, estaba silenciosa. Al levantarme, una fría brisa de aire me invadió el cuerpo y me inundó de nostalgia sin razón. Intenté ignorar el sentimiento y fui a saludar al abuelo. Durante todo el desayuno nadie dijo nada. Todos estábamos callados. Mi padre leía el periódico favorito de mi abuelo, que era el único que se leía en la casa, mi madre tenía la mirada perdida en la venta, mirando fijamente las rosas de mi abuelo y mis hermanos comían mientras hablaban de que le regalarían al abuelo por su cumpleaños.
El día en la universidad paso sin que me diera cuenta. Llegué tarde a todas las clases. Caminé sin saber a dónde por muchos minutos. Me perdí entre la voz del profesor y la neblina de la mañana. No podía dejar de sentir nostalgia y el no saber por qué hacía que me duela la cabeza. Me ardía la garganta como si quisiera llorar. Los ojos me pesaban, se estaban preparando.
Una punzada en el pecho destrozó mis nervios y me hizo entrar en la más cruda desesperación. Instantáneamente llamé a mi madre. Me respondió con la voz apagada, pero así estaba ya desde hace varios meses. Ella me tranquilizo diciendo que todo estaba bien. Por segunda vez en el día intente no prestar atención a mis emociones.
Caminaba sin darme cuenta, por inercia me dirigía a las escaleras, con rumbo a la cafetería. Pensé que comer un poco podría tranquilizarme. Cuando estuve a punto de bajar, mi mente voló otra vez y se desconectó de mi cuerpo. Quizá por eso, mis piernas perdieron el control y se desvanecieron. Mientras sentía que mi cuerpo se perdía en los escalones, mi cerebro salto de la realidad a la memoria.
Bastaron dos minutos de inconsciencia para entender qué era lo que sucedía. De pronto, imágenes de mi infancia invadieron mi mente. La primera vez que caminé, cuando aprendí a montar bicicleta, cuando aprendí a hablar, mis actuaciones en la escuela, mis desfiles con antorchas, cada cumpleaños… todo se juntó en mi mente y todos esos recuerdos me mostraban a un protagonista en común. Se estaba despidiendo. Luego de varios meses de lucha, había llegado el momento de dejarme.
Desperté en la clínica con los ojos aguados de lágrimas y con un fuerte dolor en el pecho. A mi lado estaba mi padre, sonreía tristemente y eso confirmaba mis sospechas. Le pedí que me llevara a casa. Al solo tener un tobillo vendado el médico me dejó ir. Entre lo más rápido que las muletas me permitieron y me dirigí a su habitación.
Eran las diez con cuarenta cuando el último de sus latidos se sintió. Sus ojos nunca más se volvieron a abrir. Su voz se apagó para siempre. Sus manos se congelaron en un intento de despedida y sus piernas se encaminaron hacia un rumbo desconocido. Con él se fue gran parte de mi vida. Con él se fue gran parte de la familia.
Tuve muy poco tiempo y no alcance a decirle cuanto lo amaba. Aunque no sabría cómo hacerlo. Cuando se siente lo que yo sentí, las palabras no son suficientes. Cómo poder explicarle que gracias a él aprendí tanto. Que gracias a él vencí tantos miedos. Que gracias a él ahora soy fuerte. Mi abuelo fue mucho más que el padre de mi mamá. Mi abuelo fue la persona que más lecciones de vida me enseño. Mi abuelo se convirtió en mi ángel terrenal y, ahora, es mi ángel de verdad.
Elizabeth Ojeda Muñoz
DNI: 72078305
Lo que aconteció en el bosque de nogales
Esta historia trata de 9 amigos que habían salido de excursión a las afueras de la ciudad, estuvieron viajando por más de 3 horas hasta que llegaron a su destino (El bosque de nogales), lo primero que hicieron fue armar el campamento luego 3 de ellos salieron a recoger leña para la fogata, se adentraron tanto en el bosque que terminaron por extraviarse, en eso se encontraron con un leñador y le preguntaron cómo podían llegar al rio que era donde habían acampado. – muy fácil, tomen este camino y vayan de frente, es el más largo pero el más seguro, les respondió el leñador – no vayan por el otro que es más corto pero peligroso – replicó. Le agradecieron, pero sin hacer caso se fueron por el más corto, caminaron hasta llegar a un enorme árbol en donde estaba escrito lo siguiente:
.recedap ebed eel ol neiuq ,zeverled otircse le se etse euq rop ,renet a sav etreum elbirroh anu ,racenama led setna setsanimret ol is ,recah ed sarajed ol on reel a setsazepme ol iS
De los 3 sólo 2 leyeron lo escrito y prosiguieron su camino, llegando así hasta donde se encontraban todos. Prendieron la fogata, cantaron, contaron historias, ya cansados se retiraron a sus carpas, a la mañana siguiente todos salieron excepto los 2 que leyeron el escrito, al irlos a buscar encontraron sus cuerpos completamente secos con una expresión de susto en sus rostros, ¿qué pasó? Se preguntaban sin obtener respuesta, en eso apareció el leñador quien les dijo: “Yo sé lo que pasó y se los contare”, sus amigos no me hicieron caso y tomaron el camino corto pasando por los dominios de Zardo (demonio del bosque de nogales) y seguro leyeron el escrito delrevez, es por eso que murieron, les recomiendo que se vayan antes que sea tarde.
Diciendo esto se internó en el bosque, el resto de muchachos por curiosidad le pidieron a Vladimir que era el único de los 3 que no lo leyó, que los llevaran para ver aquel árbol, este se negó ya que las palabras del leñador lo asustaron. Vamos no seas así no va a pasar nada, solo queremos ver el árbol, no vamos a leer lo que está escrito, pero Vladimir seguía negándose, bueno si tú no nos llevas nosotros mismos lo buscaremos, así se marcharon 4 muchachos quedándose 2 con Vladimir en el campamento. Después de un rato retornaron los 4 alardeando que no les pasó nada así estuvieron toda la noche esperando a que amanezca, cuando de repente de sus piernas les salieron raíces que se incrustaron en la tierra sin poder moverse ni hablar empezaron a secarse, cuando pensaban que era su fin llegó el leñador y con su machete cortó las raíces y le dijo a Vladimir que se llevara a sus amigos, metiéndolos al carro, partieron todos a la ciudad dejando atrás sus cosas. Ya en la ciudad y después de varios días, los 4 muchachos juntos a su amigo Vladimir se dirigieron a sus clases en la universidad, de pronto uno de ellos se quedó paralizado – ¿Qué te pasa? le preguntaron – y este solo atinó a señalar con su dedo uno de los árboles que se encontraba en el jardín, el resto lo vio y soltando un fuerte grito empezaron a correr excepto Vladimir, quién se acercó al árbol que tenía escrito lo siguiente :
.rimidalV ogima us a saicarg
rirom ed noravlas eS
Después de que lo leyó, una sonrisa se dibujó en el rostro de Vladimir.
¡Viva la verdadera amistad!
Autor : Claudio Ruperto Muñoz Zumaeta
DNI : 21574922
FELICIDAD
FELICIDAD ES HABER NACIDO JUSTO A LA MITAD DE LOS AÑOS SESENTA, HABER CRECIDO EN EL MESOCRÁTICO BARRIO DE SAN ISIDRO, HABER IDO AL NIDO DE LA ESQUINA DE LA CASA A LA FUERZA DE LAS OREJAS LLEVADO POR MI MAMÁ POR PORTARME MAL EN LA CASA ANTES DE LA EDAD REQUERIDA, HABER SIDO ENSEÑADO A COMER CON CUBIERTOS DE PLATA ANTES QUE MUCHOS NIÑOS O ADULTOS, QUE NI SIQUIERA LO HAN HECHO O TAMPOCO LO HARÁN, HABER ESTUDIADO EN EL COLEGIO INMACULADO CORAZÓN, PESE A LA REVOLUCIÓN EDUCATIVA DEL GENERAL VELASCO Y SU UNIFORME ÚNICO, HABER CONOCIDO A LAS MONJITAS, A LA CHINA DELIA QUE MANDABA EN EL COLEGIO Y A PROFESORAS QUE INCREIBLEMENTE Y DESPUÉS DE TANTOS AÑOS, AUN ESTAN Y LE ENSEÑAN CON EL MISMO CARIÑO Y DEDICACIÓN A TU HIJO, LUEGO HABER PASADO AL COLEGIO SANTA MARIA, HABER CONOCIDO A LOS QUE SON AUN MIS AMIGOS ENTRAÑABLES Y POR LOS QUE GUARDO EL MEJOR DE LOS AFECTOS, HABER VISTO CÓMO HA INGRESADO A MI ÚNICO HIJO AL MISMO COLEGIO, HABER NOTADO QUE SU IMAGEN, SUS FIGURAS Y SUS OLORES SIGUEN SIENDO LOS MISMOS, HABER INGRESADO A LA UNIVERSIDAD CATÓLICA A LA PRIMERA, SIN HABER TENIDO QUE PREPARARME MUCHO RATO, EN LA ÉPOCA QUE EL EXAMEN DE INGRESO ERA REALMENTE DIFÍCIL, HABER ESTUDIADO UN RATITO EN UNA ACADEMIA, DONDE LAS CHICAS DE SU MOMENTO ERAN LINDAS, PORQUE YA ESTÁN MAYORES COMO TÚ; AUNQUE SIGUEN IGUAL DE LINDAS, HABER PRETENDIDO ESTUDIAR LITERATURA Y POR INDUCCIÓN PATERNA DERIVAR DE ABOGADO, CONOCER GENTE DE TODO COLOR, DE TODO TIPO, DE TODO SECTOR SOCIAL DEL PERÚ, FELICIDAD ES NUNCA HABER DESPRECIADO NI MENOSCABADO A NADIE POR SU ORIGEN NI SU CONDICIÓN, ÚNICAMENTE POR SU FALTA DE TALENTO, FELICIDAD ES HABER TERMINADO RÁPIDO LA CARRERA, HABER EJERCIDO CON RELATIVO ÉXITO AUNQUE MÁS QUE ECONOMICO, PERSONAL, FELICIDAD ES SER SOCIO DE SEGUNDA GENERACIÓN DEL CLUB SOCIAL MAS EXCLUSIVO DE LIMA E IR A ÉL CON TU PADRE, RESPETADO, LÚCIDO E INTELIGENTE, FELICIDAD ES NO PERTENECER A NINGUN PARTIDO POLÍTICO QUE EN NUESTRO PAÍS SON SUMAMENTE MEDIOCRES, NO HABERSE SOMETIDO NUNCA A ÓRDENES IDIOTAS, FELICIDAD ES OPNAR COMO LO HAGO, POR ESCRITO Y A VIVA VOZ DONDE SEA QUE VOY, LIBRE Y DESAPASIONADAMENTE, FELICIDAD ES HABERME CASADO CON MI MUJER, ELEGANTE, DISTINGUIDA Y SIEMPRE EN SU LUGAR, FELICIDAD ES TENER UN HIJO MARAVILLOSO, QUE TODOS BUSCAN Y QUIEREN, FELICIDAD ES TRABAJAR CON GENTE QUE TE QUIERE FIELMENTE EN TU CASA Y TRABAJO, FELICIDAD ES HABER PODIDO TENER LA SUERTE DE VIAJAR UN MES CON TUS PADRES A EUROPA CON LOS MEJORES PADRES DEL MUNDO, OTRO MES MAS CON TU MUJER, FELICIDAD ES HABER TENIDO LA SUERTE DE TAMBIÉN VIAJAR CON TUS HERMANAS, HABER SALIDO DE EXCURSIÓN CON LOS SCOUTS, HABER SALIDO DE VIAJE POR EL PERÚ CON TUS AMIGOS Y TU ENAMORADA, AHORA TU ESPOSA, A QUIEN AMAS REALMENTE, FELICIDAD ES QUE TE DIERA EL HIJO QUE QUERÍAS Y QUE NO PUDO TENER A LA NIÑA QUE QUISIERON, PERO QUE SIEMPRE RECUERDAN, SOBRE TODO LOS 29 DE JUNIO, FELICIDAD ES QUE TUVISTE LA MADRE MÁS ESTRICTA DEL MUNDO, PERO LA MEJOR, FELICIDAD ES TENER UNA CASA QUE OTROS ENVIDIAN Y QUE ES TUYA, FELICIDAD ES QUE TU MUJER LA DECORA A CADA RATO CON GRAN GUSTO, FELICIDAD ES QUE LA COCINERA DE TU CASA COCINA RIQUISIMO Y SIEMPRE TE PROVOCA REGRESAR A COMER Y A VER A TU MUJER E HIJO, FELICIDAD ES REGRESAR A DESCANSAR LA SIESTA, LEER UN LIBRO, UN PERIÓDICO O A PODER ESCRIBIR ESTE CUENTO SIN PRESIONES, FELICIDAD ES QUE LO LEAS Y TE GUSTE.
ROLANDO CALDERÓN LIZÁRRAGA.
DNI 08220007.
Más que alguien
Daniela me gusta, pero todavía no se lo he dicho. No tengo la confianza para hacerlo por más que la veo sonreír y hasta carcajear por cosas sin sentido qué le digo. Es bonita. En todos los sentidos. Tiene una carita de no sé qué, una carita como de ángel, con el cuerpo de la adolescente que aún es. Me gusta su pelo ensortijado y castaño, con ese olor a shampoo que le sabe dar una fragancia sin igual cada vez que se me acerca a saludarme. Daniela me gusta, pero todavía no lo sabe. Quiero decírselo, porque me muero por ella cada vez que la veo en el salón. Me gusta en el preciso instante en que levanta la mano para responder las preguntas, tan inocente. Cuando interviene y mira la pizarra, dubitativa, y luego responde con acierto. Tiene esa mirada de chica fresca, ligeramente avispada, mientras juega y habla con sus amigas. Adoro cuando mira la ventana y ve el patio del colegio. El quiosco. El chévere quiosco que fía panes y café. A veces olvido que estamos en la secundaria del colegio. A punto de terminarlo. Desde el cuarto piso, se puede ver toda la institución. Lo ve todo. A veces me tocaba verla de espaldas, en el salón, o en el recreo, me gusta su espalda cubierta con la hermosa cabellera que tiene. A veces, delante de ella, casi todo el tiempo. Cruzamos la mirada y me encanta que sonría, me da esperanzas. Me gusta hablar con ella de los cursos, de la notas, como si no sintiera nada por ella.
-Sabes por qué la otra profesora me puso una equis si está bien.
-Es que mira bien, fallaste en el signo negativo al pasar la incógnita a otro lado de la ecuación.
Me mira y ella sonríe. Me muestra su cara coloreada. Linda cuando se sonroja. Y me pongo a pensar cuándo seré capaz de decírselo en su cara, sin tantos rodeos, que estoy loco por ella, que me muero por un beso suyo y que me deleitaría caminar abrazado con ella en la salida del colegio. Me pregunto a qué universidad irá después de todo esto. Qué sé yo. ¿Acaso la seguiré por siempre sin que ella lo sepa? En pocos meses nos separaremos y quizás no nos veremos nunca más, por eso tengo que decirle lo que siento por ella lo más antes posible. No tiene enamorado, estoy seguro. Por ahora. Suerte la mía. Ahora lo que tengo que hacer es ir a su asiento, decirle un par de palabras para encontrarnos en la salida y esperarla fuera del colegio para hablarle de mí. Y ser más que alguien. Me pregunto cómo pensarán las chicas de un chico que se le declara. ¿Será acaso mejor enviarle una carta muy bonita explicándole todo, mi amor por escrito? Tenía su correo electrónico, pero no sería lo mismo. No tendría el mismo romanticismo, el mismo efecto, como me dijo una profesora del año pasado que ya no enseña más en el colegio cuando me encontró escribiendo un poema. Sin embargo, veo con dificultad mi relación con ella, no es que no seamos compatibles, todo lo contrario, creo que ambos nos gustamos y hasta creo que armaríamos una excelente pareja, sino que a veces pienso que sus padres no me permitirían estar con ella, y por eso dudo, y por eso sufro. Porque sería un delito. Nadie comprendería que el afecto y el cariño se convertirían en más que eso. En amor y en deseo. Daniela me gusta, aun así tengo que decírselo.
Albert Gustavo Almeida
DNI: 45602881
He amado
Después de algún tiempo el doctor se sintió triste. Nunca lo estuvo por completo mientras ella vivía. Cuando murió ella una ráfaga de melancolía y tristeza le había embargado. Pensó en la soledad misma que soñó durante toda su vida. Por fin creía haber encontraba la libertad y el dinero suficiente para ser feliz. Se había casado con su paciente, una viuda adinerada que padecía cáncer y a quien con falsas esperanzas enamoró. Había vivido entregado al trabajo, buscando durante largo tiempo el amor que no consiguió con ninguna de cuantas mujeres se acostó. Ahora, echado sobre el sofá respirando el vacío de aquella casa, se sentía incómodamente triste. Pensaba en el último viaje que hicieron. En cuando ella con mirada de inocencia contemplaba el paraje del campo, en donde él vivió en su infancia. Cuando le decía el nombre de los pájaros y los lugares panorámicos que él le indicaba. Pues en cada lugar con su gran sentido de humor, encontraba una anécdota que contar. Ella sonreía y le decía.-Eres un loco tonto, como recuerdas todo eso.-Él contestaba irónico, que le había tocado vivir mucho, caminar mucho, y que no olvidaba el mejor tiempo de su vida. En el fondo, el mentía, el fingía. Como todo lo que procuro hacer durante toda su existencia, pues solo quería hacerla feliz. Quería pues que sonriera, pensaba en sí mismo; que era probablemente el último viaje que ella haría. Que una vez más, como muchas veces, fracasaría en el intento de salvar una vida. El vacío le acongojaba, no sentía algún sentimiento más íntimo que la pena por aquella mujer lánguida, alta, triste de ojos negros. Por un momento recordaba en la extraña pesadilla de perderla. No creía conveniente decir nada. Por la noches el acompañaba hasta que se durmiera. Abecés le leía algún libro o escuchaban a Richard Clayderman y ella le sonreía con los ojos nublados de lágrimas. Él le también sonreía, le secaba las lágrimas, le besaba la frente y le decía: Todo estará bien amor, todo está bien. Y permanecía junto a los pies de la cama en silencio, viendo como la vida terminaba de mostrar su infinidad sin límites contra aquella mujer tan dulce y risible. Creía por fin que la vida no era nada, que mientras la vivas, sientes y echas de menos las fatigas del pasado. A veces suele parecernos malo y muchas veces gratificante, pero al atardecer, el final de todo aquello es a fin de cuentas el deseo de no sentir dolor, ni la respiración de la muerte que perturba nuestra conciencia de la inmortalidad; que ha mala hora le ha toca sentir a aquella mujer. El hombre rememoraba los tiempos habituales en que pasaba encamándose con una y otra mujer y que con ninguna pudo mantener alguna charla interesante, ningún placer apasionado que pudiera por lo menos extasiarlo. Siempre le habían gustado las mujeres fáciles y así como llegaban, también terminaban fugazmente, sin la extrañeza de un amante enamorado. Pero aquella mujer con quien de mala gana se casó y a quien no poseía frecuente mente por delicadeza, le había hecho ver muy de cerca, de lo infeliz de la vida sin entregarse al gozo del amor. Ella lo amaba y solía decir que aquello le hacía muy feliz. Que no existía ninguna otra medicina para ser feliz. El doctor, dado sus intereses al inicio no parecía convencido, pero cuando ella murió fue quien más lloro. Quien más triste y acongojado se sintió. Ahora en la soledad de aquella casa se decía lamentándose. Que por fin, alguna vez había amado.
Elvis Huerta Huamán
DNI:47838538