Viñetas que nos impiden olvidar
Este post ha llegado con retraso, demasiado retraso. Mis excusas son las comunes entre los que afirmamos vivir sin tiempo. Los que agobiados por el día a día no nos damos el trabajo de recordar y solo nos proyectamos al mañana. Pero justamente el dejar de lado el pasado provoca duras fracturas en nuestro presente. Por eso hoy en día podemos ver la aparición de unos jóvenes engañados que creen que siguiendo al Movadef reclaman justicia social. Parecen desconocer todo el daño que Sendero Luminoso le hizo a las clases más oprimidas del país. Por suerte hay trabajos como “Rupay” y “Barbarie” que nos ayudan a no borrar de nuestra memoria todo lo duro que fue nuestro ayer.
En “Rupay. Historias gráficas de la violencia en el Perú 1980-1984″, de Luis Rosell, Alfredo Villar y Jesús Cossio, y “Barbarie. Cómics sobre violencia política en el Perú, 1985-1990″, de Jesús Cossio, se encuentra retratada una de las décadas más terribles que ha vivido el Perú contemporáneo. Episodios como la quema de ánforas en Chuschi, la matanza de Lucanamarca, las fosas de Putis y las masacres de Aranhuay o Paccha son presentados con crudeza. Buscan sobrecoger al lector y hacerlo partícipe de escenas que, pese a que puedan parecer una pesadilla, fueron absolutamente reales.
“Rupay” y “Barbarie” tienen muchos vínculos pero no pretenden ser trabajos totalmente unificados. Mientras el primero es un trabajo conjunto, el segundo tiene la marca personal de Cossio. Asimismo, el primero tienen como voz principal y guía al trabajo de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) mientras que el segundo busca ser más independiente y, de acuerdo a al autor, recurre a la ficción y a las licencias de la imaginación.
Sin embargo, en lo que sí coinciden plenamente ambas obras es en denunciar los abusos de ambos bandos y poner en evidencia como los sectores subalternos del país terminaron en medio del fuego. Tanto “Rupay” como “Barbarie” muestran como los pobladores de los pueblos de la sierra fueron objeto de terribles violaciones por parte de grupos que querían imponer su fuerza como sea. De esa manera también le da voz a ese parte del país que no fue escuchada durante diez años. Que solo eran número en las páginas del diario y que no reconocimos hasta que la muerte llegó a Lima. Gracias a estos documentos podemos entender por qué la violencia está tan impregnada en nuestra sociedad y lo difícil que es llegar a comprendernos.
Por esa razón es que ambas obras son documentos fundamentales de la historia del cómic peruano. Porque sirven de pastillas para la memoria del país. Pastillas que deben ser difundidas para evitar que el virus de la violencia renazca en nuestro país. Y esa enfermendad no debe reaparecer de ninguna manera ya sea bajo la bandera roja del terrorismo que busca engañarnos usando las herramientas de la legalidad o a través de uniformados que manchan a sus instituciones al creerse dueños de la vida de los demás.
pregunta de la semana: ¿Conoces los cómics Rupay o Barbarie? ¿Qué opinas de ellos?