La nueva obligación de completar listas con paridad y alternancia de género ha puesto a prueba a los partidos y movimientos políticos que aspiran a las Elecciones Regionales y Municipales de octubre. Sin embargo, la disposición no tiene efecto real en los cargos más altos, por lo que las mujeres, muy probablemente, sigan relegadas dentro de los espacios de poder.
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En un análisis sobre las 13.029 candidaturas y precandidaturas a gobernaciones regionales, alcaldías provinciales y alcaldías distritales, la Unidad de Periodismo de Datos de El Comercio identificó que solo 1.507 de dichas postulaciones corresponden a mujeres.
En contraste, la norma sí impacta sobre puestos menores, es decir, sobre las listas para las consejerías regionales, regidurías provinciales y regidurías ediles, donde los candidatos apuntan conjuntamente para un mismo tipo de cargo (grupos de consejeros y regidores).
“Facilidades” para los partidos
De acuerdo con el artículo 13 de la Ley de Partidos Políticos, una de las causales de pérdida de inscripción partidaria es no participar en ciertas cantidades mínimas de regiones (15), provincias (98) y distritos (615). Sin embargo, en marzo último, el Congreso de la República aprobó, a modo de contrarreforma, suspender esos mínimos obligatorios, de tal manera que los partidos políticos actualmente en vigencia pudieran presentarse en menores cantidades de circunscripciones. Por ello, la mayoría de organizaciones se han ausentado del próximo proceso electoral en dos o hasta 14 regiones.
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La politóloga Paula Távara explica que esta facilidad transitoria para los partidos afecta directamente a las candidatas mujeres, pues al reducirse la valla general de candidaturas por circunscripción, se reduce también la expectativa sobre un resultado más equitativo que en elecciones anteriores.
“Si antes, como partido, tenías la obligación de postularte en 15 regiones y la participación en regiones tenía que ser paritaria, eso significaba que, al menos en 7 regiones, se iban a postular mujeres. Si tenemos actualmente 12 partidos inscritos, eso significaba que al menos 60 mujeres iban a ser candidatas a gobernadoras. Con la eliminación del mínimo, las organizaciones políticas postulan en menos regiones y, por tanto, postulan menos número de mujeres que las esperadas”, indicó Távara.
La experta en Derecho Electoral y ex secretaria técnica de la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política, Ana Neyra, señaló a El Comercio que, además de las complicaciones normativas, otro factor que dificulta el camino político para las mujeres está en la estructura tradicional de las organizaciones, en su distribución de roles y en sus métodos de elección interna.
Aquí cabe recordar que la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) informó que son 147 las agrupaciones políticas que competirán en los comicios subnacionales y que, de estas, 88 solicitaron aplicar la modalidad de voto indirecto en sus elecciones internas. Es decir, más de la mitad de partidos y movimientos oficializará a sus postulantes a través de un grupo o cúpula de delegados.
“Al ser elecciones indirectas en la mayor parte de los casos, las cúpulas partidarias –generalmente dirigidas por hombres– son las que dirigen esa elección. Eso genera que, pese a que casi la mitad de las personas afiliadas a los partidos son mujeres, estas sean reducidas a posiciones asistenciales o sociales, y no a posiciones de liderazgo o posiciones electoralmente expectantes”, dijo Neyra.
La otra marginación
De acuerdo con las cifras analizadas por EC Data sobre las 196 provincias (incluida El Callao), en 92 no se ha presentado ninguna mujer como candidata a alcaldesa provincial. Además, Cañete es la única provincia donde la cantidad de postulaciones femeninas es de 7 (de un total de 15 candidaturas en esa localidad). En las 103 restantes, figura por lo menos una o hasta un tope de cuatro candidatas.
Para la politóloga Belén Elías, esta es “otra forma solapada de colocar a las mujeres en lugares excluidos o menos protagónicos de la política y del poder”, pues se evidencia que los partidos o movimientos políticos continúan llenando espacios bajo una consigna de ‘cuota’ de género. Entonces, pese a los avances normativos que buscan su inclusión, las mujeres terminan coexistiendo con prácticas que las continúan subordinando.
“Al final, vemos que se les brinda a las mujeres el acceso a las candidaturas, pero este acceso sigue siendo en condiciones precarias: en números bajos o en zonas no tan visibles y en donde, muy probablemente, ellas no ganen. Esto también demuestra el poco interés de los partidos en fortalecer cuadros femeninos. Es una práctica recurrente y lo que se tiene como consecuencia es que muy pocas mujeres terminan elegidas y, generalmente, en circunscripciones políticamente poco atractivas o con poco presupuesto”, estimó.
Al igual que en las regiones y en las provincias, los distritos son otro techo que las mujeres no llegan a romper. Como señalamos antes, de los 10.833 candidatos que aspiran a ocupar un sillón municipal, solo el 11% (1.214) son mujeres. Solo en Lima, donde las alcaldías distritales son 43, las candidatas representan solo el 21% (127) del total de 615 postulaciones.
Competencia desigual
El único cargo en el que los partidos y movimientos políticos han presentado mayor cantidad de candidatas que de candidatos es el de vicegobernador regional. No obstante, este es un efecto propio del gran número de hombres compitiendo para ser gobernadores; un cargo mucho más atractivo y protagónico en la campaña. Así, mientras que las candidaturas para los gobiernos regionales son 338, solo 96 corresponden a mujeres. En cambio, en las vicegobernaturas, el número de mujeres postulantes es de 242.
La especialista Ana Neyra estima que el próximo proceso electoral traiga consigo una cantidad superior de hombres en los puestos de mayor toma de decisión; es decir, en los gobiernos regionales y alcaldías. Concluye que el acceso limitado o precario para las mujeres en la política agudiza la desigualdad en el poder.
“Lo más probable es que la mayor parte de las altas autoridades sean hombres y que las mujeres sean relegadas, por lo menos en este período, a las consejerías regionales o regidurías. Además, hay que tomar en cuenta cuántas mujeres ingresarán a puestos altos con partidos o movimientos minoritarios, con lo cual su posibilidad de acción o de fortalecimiento de liderazgo es reducida”, comentó.
La politóloga Belén Elías puntualiza que las campañas representan un desafío especial para las mujeres, puesto que la competencia es bastante alta contra una mayoría de hombres que suelen tener más plataformas o insumos para ganar.
“En las regiones, provincias y distritos, los puestos altos generan una enorme competencia y eso tiene un impacto diferencial entre hombres y mujeres. Esto, porque no hay una cancha pareja: las brechas de cuidado y de roles tradicionalmente atribuidos a las mujeres, y las brechas económicas dificultan a las candidatas la posibilidad de una campaña exitosa”, recalcó.
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