MDN
Callao: niveles de plomo se multiplican por seis desde el 2012 - 1
Oscar Paz Campuzano

Jenny Sánchez tiene 35 años y hace 20 reside en Virgen de Guadalupe, un asentamiento humano de Mi Perú en el que viven niños contaminados por plomo. Tiene una hija de 3 años que llora y a veces se mete debajo de su cama cuando siente un fuerte olor del que muchos habitantes de esta zona del se quejan. “Huele a veneno”, cuenta Jenny. Según ella, los olores se incrementaron hace tres años y los sintió más intensos entre marzo y abril último. En eso coinciden varios vecinos.

En ese lugar, en el límite entre Ventanilla y Mi Perú, la cantidad de plomo en el aire ha ido en ascenso. Las mediciones de la Dirección Regional de Salud (Diresa) del Callao encontraron en el 2012 que en cada metro cúbico de aire había 0,42 microgramos de plomo. En el 2015, se llegó al nivel histórico más alto: 2,46 μg/m3. Quiere decir que en ese tiempo la cantidad de ese metal en el aire se multiplicó por seis y está por encima del 0,5 μg/m3 que permite la norma internacional.

Según la OMS, más de tres cuartas partes del consumo mundial de plomo corresponden a la fabricación de baterías de plomo-ácido para vehículos de motor.

Estos valores se registraron en la estación de monitoreo instalada en el colegio nacional Arturo Padilla, ubicada junto al asentamiento Virgen de Guadalupe, donde viven unas 2.000 personas. Este plantel de primaria colinda con el parque industrial de Ventanilla, en el que operan empresas que trabajan con plomo.

En setiembre, la Diresa estudió la cantidad de plomo en la sangre de los escolares de ese plantel y del jardín Virgen de Guadalupe, también de la zona. Todos los niños –los 338, de 2 a 12 años– tienen plomo. La mayoría (248) estaban en la categoría I, que –se supone– es la condición menos nociva, aun cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) aclara que “no existe un nivel de exposición al plomo que pueda considerarse seguro”. En esos niveles, dice el organismo internacional, los niños pueden desarrollar problemas de comportamiento y dificultades de aprendizaje.

En el resto de menores estudiados (90), los problemas son más serios. Hay seis que superan los 20 μg/m3, cantidad encontrada en la sangre del 82% de niños evaluados por el Minsa hace 11 años en La Oroya, ciudad que fue considerada una de las más contaminadas por plomo en el mundo. Jhony Puerta, jefe médico del centro de salud de Mi Perú, dijo que este grupo ya recibe tratamiento con calcio y ha sido referido al programa sanitario de metales pesados del hospital Carrión.

Según la OMS, el plomo es una sustancia tóxica que ataca el cerebro, el hígado, riñones y huesos. Si los niveles de exposición son altos, puede generar convulsiones, cardiopatías y hasta la muerte. La organización afirma que en el 2013 este metal mató por exposición de largo plazo a 853 mil personas en el mundo. Por eso, el plomo está en la lista de los 10 productos químicos más nocivos para la salud.

–Investigaciones en curso–
Desde el 2012 hay gestiones, oficios, informes, solicitudes, investigaciones, monitoreos y acusaciones de varias instituciones involucradas en el tema. Este año, la Diresa del Callao emitió un informe en el que precisa las posibles fuentes emisoras de plomo, cadmio y otros metales contaminantes. Da una lista de nueve empresas dedicadas en esa zona a la producción de químicos, a la fundición y molienda de metales, y a la recuperación del plomo de las baterías de autos.

Desde que el OEFA asumió la fiscalización de actividades de fundición de hierro y acero (30/5/2015), ha hecho 15 supervisiones a empresas del parque industrial de Ventanilla. La última fue el 3 de octubre del 2016. De estas, cuatro concluyeron en archivamiento, mientras que cinco originaron procesos sancionadores, aún en trámite.

Varias de estas nueve empresas tienen investigaciones fiscales abiertas, tal como informó El Comercio el pasado 8 de abril, basado en información del Ministerio del Ambiente. Solo una de ellas –Fundiciones Ecológicas S.A.C.– está en juicio. Antonio Pinto, representante legal, dijo –para esa nota– que su planta estaba encapsulada y que reutilizaban el humo para evitar emanaciones peligrosas, pero igual fueron enjuiciados.

El fiscal del Medio Ambiente de Ventanilla, Alejandro Tapia, dijo que la acusación a Fundiciones Ecológicas es un proceso que investigó la fiscalía del Callao. Las pruebas –detalló– son, principalmente, documentales y no hay muestras de laboratorio. Incluido este caso, el despacho de Tapia abrió este año investigaciones a unas 15 empresas, precisó esta semana. Los procesos incluirán toma de muestras con peritos del Ministerio Público.

La solución que ha planteado la Municipalidad de Ventanilla es que en ninguno de los 71 predios de la zona industrial se permita la manipulación de metales y químicos. En ese camino, Óscar Quincho, gerente de Gestión Ambiental de Ventanilla, pidió el 8 de enero del 2016 que la Municipalidad Provincial del Callao cambie el índice de uso de suelos de la zona donde operan las plantas. La provincia aún no se pronuncia.

–Defensa de las empresas–
Esta semana, El Comercio visitó la planta de Sulfato de Cobre, empresa que opera desde 1964 y que está incluida en las investigaciones fiscales. Segundo Fernández, gerente de la planta, dijo que en esa época no había población. Esta comenzó a llegar en los años 80. Explicó que ellos no trabajan con plomo y que sus emisiones están por debajo de los límites permisibles. “Cumplimos los instrumentos de gestión ambiental. El problema es que hay muchos informales”, dijo.

Otra empresa investigada es la Fábrica de Acumuladores ETNA, que produce baterías y para eso manipula plomo. El último miércoles, la policía fiscal, el Ministerio Público y químicos de la Diresa Callao inspeccionaron la planta. En el acta, se indica que en la zona de recuperación de plomo hay dos hornos de fundición, uno con capacidad para cinco toneladas. También se observó un almacén con barras de este metal y baterías usadas que se trituran.

De acuerdo con los propios monitoreos de la calidad del aire de ETNA, las emisiones de plomo de esta planta están por debajo de los límites máximos permisibles. En otro documento que entregó  a El Comercio, se observa que el promedio de plomo en la sangre de sus trabajadores se ha reducido de 38 μg/dl (2013) a 23 μg/dl (2016). Según el médico que hizo los análisis, ningún trabajador presenta cuadros clínicos al no superar los 40 μg/dl.

Mientras que las investigaciones continúan, en esta zona del Callao hay niños con plomo en la sangre y no está claro de quién es la responsabilidad.

¿Dónde hay plomo?
Según la OMS, más de tres cuartas partes del consumo mundial de plomo corresponden a la fabricación de baterías de plomo-ácido para vehículos de motor. Este producto también se usa en pinturas, material de soldadura, municiones, tuberías, artículos de joyería y otros.

Contenido sugerido

Contenido GEC