
Perú figura entre los países de Sudamérica que tienen los mayores promedios semanales de horas laboradas, ocupando el segundo lugar en el ranking. Esto genera interrogantes sobre su repercusión en la eficiencia y el bienestar de los empleados, influido por factores como las políticas económicas, las dinámicas culturales y los marcos legales, que se reflejan en el tiempo destinado al trabajo.
De acuerdo con datos presentados por la Organización Internacional del Trabajo, Colombia lidera en Sudamérica con un promedio semanal de 46,6 horas trabajadas. Le sigue Perú, con 44,7 horas, y Paraguay ocupa la tercera posición con 43,4. Otros países de la región presentan promedios menores, como Chile (41,7), Bolivia (39,6), Brasil (39,3), Uruguay (37,4) y Argentina (37,1).
Mientras que en ciertos países se priorizan jornadas extensas impulsadas por objetivos productivos y exigencias económicas, en otros se favorecen horarios más reducidos para fomentar un equilibrio entre la vida profesional y personal.

A nivel global, India se posiciona como el país con la mayor carga laboral semanal, alcanzando un promedio de 56 horas. Le siguen Bután, con 53,3 horas, y Bangladesh, con 50,4. En otras regiones, destacan Uganda (África) con 50,3 horas, Emiratos Árabes Unidos (Estados árabes) con 48,7, Guatemala (Américas) con 45,3 y Turquía (Europa y Asia Central) con 44,6 horas semanales.
En contraste, los países con menores jornadas laborales semanales se encuentran principalmente en Europa y Asia Central. Países Bajos lidera esta categoría con un promedio de 29,8 horas trabajadas por semana, seguido por Ruanda (África) con 29,9 horas e Irak (Estados árabes) con 31,6. En Europa, Austria, Dinamarca, Noruega, Finlandia y Alemania registran promedios entre 32,4 y 33,5 horas semanales.
¿Es viable reducir las horas laborales semanales en Perú?
La abogada laboralista Pamela Castro explicó a El Comercio que, a corto plazo, no sería viable reducir la jornada laboral legal, ya que existen muchas barreras y conflictos que deben resolverse primero, como la informalidad, que es un obstáculo para establecer mejores normativas regulatorias. “Quienes mueven la economía son las micro y pequeñas empresas, que no tienen procesos automatizados. Tenemos la idea de que si trabajas menos, entonces ganas menos. Antes de implementar una reducción de la jornada laboral, tendríamos que combatir este concepto, para que la reducción no sea solo una ley más, sino una medida eficiente”, afirmó.

La experta indicó que, pese a ello, considera que una reducción de las horas laborales podría tener aspectos beneficiosos para los trabajadores, como más tiempo para su vida personal, una mejor salud mental y la oportunidad de dedicarse a actividades recreativas para reducir el estrés. Además, señaló que a los empleadores les beneficiaría en la reducción de costos de soporte, electricidad, entre otros. Sin embargo, reiteró que no sería viable reducir las horas de la jornada laboral a corto plazo. “A largo plazo podría funcionar, pero primero debemos superar los obstáculos para que la normativa no sea perjudicial, ya que si se implementa ahora podría fomentar la informalidad y resultar en menos personas trabajando formalmente”, mencionó.
“El marco normativo actual no es inadecuado, pero tampoco es perfecto; podría mejorarse. Hay que tener en cuenta que nuestro país tiene otras ventajas, como la cantidad de feriados y días no laborables. No obstante, insisto en que reducir las horas laborales a corto plazo no tendría muchos beneficios, ya que aún debemos superar varios desafíos. La cultura empresarial debe cambiar”, añadió.
La abogada laboralista Gloria del Carmen Rodríguez indicó a este diario que la cifra está dentro de lo que la legislación permite. Sin embargo, más allá de lo legal, es necesario considerar si los trabajadores tienen el descanso adecuado para afrontar sus actividades. “Es importante que exista un equilibrio entre la vida laboral y personal. Para que haya dignidad laboral, debe haber un balance”, expresó.

“Reducir las horas laborales semanales no solo sería un cambio a nivel político, sino también a nivel constitucional, lo cual es complicado. Es necesario determinar qué empresas son formales y cuáles no lo son. Debemos entender que también debe haber un equilibrio entre los derechos de los trabajadores y la rentabilidad de las empresas. La existencia de las empresas debe ser rentable”, señaló.
En una entrevista con El Comercio, el abogado laboralista Jorge Toyama reveló que las cifras mencionadas son promedios, y no las horas máximas semanales. La jornada máxima de trabajo en Perú es en realidad de 48 horas semanales, mientras que en otros países, como Colombia, Paraguay o Chile, la cifra es menor, llegando hasta 42 horas semanales. “El problema es que Perú es uno de los países donde la productividad se basa más en el tiempo de trabajo que en el capital. La productividad laboral está directamente relacionada con el Producto Bruto Interno (PBI) del país. Así, el peruano contribuye a la riqueza nacional a través de horas trabajadas, no de resultados”, afirmó.
Toyama consideró que podría evaluarse una posible reducción de las horas de trabajo, aunque reiteró que esto afectaría el PBI. “Es difícil implementar una reducción de horas laborales porque nuestra competitividad depende en gran medida del servicio, la mano de obra y los esfuerzos físicos. En términos comparativos con otros países, como Chile o Colombia, estamos en una situación desfavorable, ya que estos países tienen una productividad laboral dos o tres veces superior a la nuestra”, explicó.

“Quizá no sea viable implementar ese tipo de reformas, pero frente a jornadas largas, sí se pueden aplicar una serie de mecanismos como pausas activas, refrigerios, o salir a relajarse cada 50 minutos, entre otros. Cabe señalar que estas medidas pueden implementarse a nivel empresarial, pero a nivel nacional es un desafío mucho más profundo. Lo que se debe hacer es transformar el sistema peruano para pasar de un modelo basado en mano de obra a uno con una industria mucho más grande y diversificada”, añadió.
El experto también mencionó que el marco normativo actual no es adecuado para proteger los derechos de los trabajadores, ya que en Perú hay pocas empresas interesadas en la formalidad. “Vivimos en un país con un alto nivel de informalidad, donde cualquier reducción de horas laborales impacta principalmente a los trabajadores que solo están en planilla. Es necesario que los peruanos tengan acceso al seguro social. Implementar un sistema con menos horas laborales, como en los Países Bajos, reduciría nuestro PBI, lo que a su vez disminuiría nuestros ingresos y presupuesto”, enfatizó.