La sede del Gobierno regional de Moquegua, diseñada por los arquitectos peruanos Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse. Foto: Cortesía.
La sede del Gobierno regional de Moquegua, diseñada por los arquitectos peruanos Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse. Foto: Cortesía.
Czar Gutiérrez

Entre ser un objeto de consumo funcional o emanciparse como entidad estética autónoma: he ahí el dilema de la arquitectura moderna, inevitablemente afectada por corrientes como el minimalismo —Jacques Herzog, Pierre de Meuron—, el pop art —Richard Rogers, Renzo Piano, Norman Foster—, el arte conceptual —Elizabeth Diller, Ricardo Scofidio— o el constructivismo —Zaha Hadid—. En otras palabras, ¿cómo modular la tensión entre el ingenio, la inspiración y el alcance utilitario de los edificios? Se trata, ciertamente, de un asunto complejo difícil de dilucidar. Por eso hasta los más reputados especialistas consideran que, en esa transferencia de características entre arte y arquitectura, ambas pierden: lo que pudiera ser innovador en el contexto de la arquitectura probablemente no lo sea en un plano artístico. Y viceversa.

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Nosotros estamos en contra de las etiquetas en la arquitectura, son reduccionistas y suponen estilos. La arquitectura no se rige por estilos desde hace más de 100 años. Lo que hacemos nosotros es arquitectura pertinente con el lugar, con el clima y con la tecnología local, usando sistemas pasivos para alcanzar una sostenibilidad medioambiental y económica. Si lo que se quiere es que nos etiquetemos, podríamos decir que hacemos arquitectura ‘arquitectura’”, dicen al unísono Sandra Barclay (Lima, 1967) y Jean Pierre Crousse (Lima, 1963), que también son esposos y, después de calibrar entre bocetos y planimetrías, terminaron dando forma a ese cilindro de acero y cristal con el que acaban de obtener el Premio Arquitectura y Ciudad – PAC, organizado por la Cámara Peruana de la Construcción (Capeco).

Cilindro y prisma

Para ello debieron competir con otros 120 proyectos, de los cuales se eligieron a 30 finalistas y 10 ganadores en igual número de categorías. Su obra, la sede del Gobierno Regional de Moquegua, se impuso en la categoría “infraestructura pública” obteniendo el Premio del Año junto con el proyecto “Conjunto Residencial UP Town Valente” de Calvet Arquitectos. El edificio de Barclay & Crousse tiene cinco niveles, forma cilíndrica —inspirada en el atractivo natural más importante de Moquegua, el Cerro Baúl—, sus espacios contienen elementos tradicionales como los mojinetes de sus casas y las formas puras y prismáticas de sus edificios emblemáticos. Presenta, además, una edificación central, una plaza con pérgolas, un auditorio para 500 espectadores, comedores, almacenes y oficinas.

Vuestra trayectoria profesional contempla la edificación de algunos espacios públicos, ¿Qué supone tratar con el Estado?

“Todos los edificios públicos que hemos hecho han sido ganados por concurso cuando eso estaba prohibido por la Ley de Contrataciones. Y fue posible porque se involucró un agente exterior. En el caso del LUM, la donación del gobierno de Alemania y el de la cooperación española en el caso del Museo Julio C. Tello de Paracas. Con este de Moquegua, el procedimiento de ‘obras por impuestos’ permitió que la entidad privada Urbi organice un concurso. No es posible afirmar que este sistema asegure un proceso impecable ni un infalible, pero, como dijo Churchill hablando de la democracia, es el menos malo de los sistemas de gobierno”.

La sede del Gobierno regional de Moquegua, diseñada por los arquitectos peruanos Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse. Foto: Cortesía.
La sede del Gobierno regional de Moquegua, diseñada por los arquitectos peruanos Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse. Foto: Cortesía.

Tal vez por eso casi todos los países del mundo transparentan los recursos de sus habitantes mediante concursos. Casi todos, menos el Perú. “El sistema de contrataciones del Estado no considera los proyectos de arquitectura en su cadena de valor y eso tiene algunas consecuencias, por ejemplo demoler 24 mil colegios mal concebidos, construidos con los materiales equivocados, mal adaptados a los terrenos y a los climas. Hoy estamos pagando caro eso. No se pueden cambiar las cosas sin voluntad política, que se cristaliza con una presión ciudadana que reclame espacios públicos dignos. Las autoridades administran sus municipios y regiones como su chacra tomando decisiones sin consultar con los técnicos. Los edificios de calidad se hacen eligiendo los mejores proyectos, no evaluando únicamente la experiencia y capacidad técnico-económica de quienes lo construyen”.

Era postpandemia

Además del atractivo cilíndrico de vuestro proyecto ganador, ¿qué particularidades presenta?

Las formas responden a necesidades precisas. La forma circular permite una gran eficiencia funcional que redundó en economizar circulaciones verticales y horizontales, metros lineales de fachada y metros cúbicos de cimentación. El partido compacto propone dispositivos simples de ventilación natural y protección solar, que evitaron un gasto enorme en aire acondicionado. Ofrecemos una plaza pública que no estaba prevista en el proyecto de inversión, dotamos al edificio de aisladores sísmicos que lo convierten en un refugio en caso de sismo. Es una arquitectura responsable con el medio ambiente, iluminación natural y amplios espacios abiertos para la era postpandemia, que deberá ser más amable con el medio ambiente y con las personas”.

Altamente gratificados por haber obtenido el Premio Arquitectura y Ciudad y plenamente convencidos de que el sistema de concursos combinados con la cooperación de entidades públicas y privadas son deseables para evitar obras sin criterio técnico ni durabilidad y divorciadas de su entorno; la pareja de arquitectos elude toda asociación con las corrientes arquitectónicas en boga. “Adscribimos a todos los legados del pasado y presente que nos permiten hacer mejores proyectos. A sus enseñanzas, no a sus formas. No tenemos arquetipos, tenemos maestros. Los del pasado —cuando no se llamaban aún arquitectos—, algunos de los grandes de la modernidad y a dos enormes figuras peruanas: Juvenal Baracco y Enrique Ciriani”.

El dato

Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse representaron a nuestro país en la XIII Bienal de Venecia y fueron co-curadores del Pabellón Perú en la XV Bienal de esa misma ciudad.

La sede del Gobierno regional de Moquegua, diseñada por los arquitectos peruanos Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse. Foto: Cortesía.
La sede del Gobierno regional de Moquegua, diseñada por los arquitectos peruanos Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse. Foto: Cortesía.

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