Tom Schruben es un hombre de 66 años que vive en la comunidad de Kensington, en Maryland (Estados Unidos). Él ha ganado el cariño de varias personas de su vecindario por compartir todos los días un “chiste de malos padres” en el jardín de su casa. Esta es su historia.
En diálogo con People, el hombre, que es padre de familia, dio a conocer que esta tradición comenzó en los primeros días de la pandemia de COVID-19. Con el fin de robar sonrisas en las personas, él utilizó una pizarra para escribir un chiste nuevo todos los días y eso gustó bastante a las personas.
“Mucha gente empieza el día haciendo yoga o meditando. Yo empiezo el día pensando en un chiste y poniéndolo en un cartel. Antes de ver las noticias o cualquier otra cosa, me centro en pensar: ‘Veamos si podemos hacer reír a la gente’”, contó Tom a la citada fuente.
Desde el primer día que empezó la tradición hasta la fecha han pasado más de 1600 días y no planea parar. Tanto así que ya tiene una cuenta de Instagram con el nombre ‘Tom’s Daily Bad Dad Joke’, donde comparte fotos de los chistes que ha dado a conocer en su pizarra. “¿Qué tipo de teléfono tiene el Sr. Cara de Papa? Un teléfono con forma de ojo”, se puede leer en una publicación.
De acuerdo al medio indicado líneas arriba, un club de corredores local recorre una ruta para leer sus chistes. Además, varias familias comparten fotos de la pizarra todos los días e incluso los vecinos llegan a detener a Shruben por su trabajo. “Durante todos estos años, me paran casi todos los días al menos una vez, en la calle o en algún lugar de la ciudad, alguien me agradece por hacer la broma”, aseguró.
“Me cuentan historias sobre cómo les ha ayudado a comunicarse con sus nietos porque lo envían o sobre cómo les ha ayudado a sobrellevar el día. Y eso es realmente gratificante. Me gusta saber que tienen un impacto inmediato en la vida de las personas de forma positiva”, agregó.
¿De dónde provienen los chistes?
Tom se sinceró y declaró que algunos de sus primeros chistes salieron de un libro que recibió por Navidad de su hija Darcy, cuyo título es ‘Exceptionally Bad Dad Jokes’. Pero también indicó que también ha colocado chistes suyos, así como de algunos miembros de su familia o de algunos seguidores de Instagram.
“Mientras mantengas tus estándares bajos, hay una cantidad ilimitada de chistes”, señaló el protagonista de esta historia, que confesó que a veces ha llegado a sentirse bloqueado, pero eventualmente ha encontrado algo divertido qué poner en su pizarra.
Si bien ya tiene tiempo con toda esta dinámica, Tom no piensa en detenerse, al menos de momento. “Seguiré haciéndolo mientras me siga divirtiendo y a la gente le guste que lo haga. La gente sigue diciendo que es algo bueno y que están felices de tenerlo. Así que seguiré haciéndolo”, sentenció.
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Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de San Martín de Porres. Redactor Real Time del Núcleo de Audiencias en secciones web especializadas en México y Estados Unidos dentro del Grupo El Comercio.