
A veces es parte normal de la vida, pero en otras ocasiones puede ocasionar que una persona viva siempre con preocupaciones, miedos intensos, excesivos o persistentes sobre situaciones diarias como abordar una unidad de transporte público, acudir a una reunión de trabajo o realizar ciertas actividades con sus hijos. Hoy te explico, de la mano de los expertos, las claves que necesitas conocer para detectar la ansiedad y cómo manejar los signos de alerta, así como identificar los detonantes para saber cómo actuar.
“Estos sentimientos interfieren con las actividades diarias, son difíciles de controlar, son desproporcionados en comparación con el peligro real y pueden durar un largo tiempo”, explican desde Mayo Clinic donde destacan que los “síntomas pueden empezar en la infancia o la adolescencia y continuar hasta la edad adulta”.
“El estrés sostenido y/o mal gestionado aumenta el riesgo de experimentar episodios de ansiedad, afectando la salud física, la vida personal y el rendimiento laboral. Las personas que lo padecen tienden a sobrepensar, imaginar escenarios catastróficos y experimentar síntomas como opresión en el pecho, nudo en la garganta, temblores, adormecimiento, calambres, dificultad para respirar, palpitaciones e incluso la sensación de estar sufriendo un infarto”, detalla Laura Campos, Psicóloga del Centro Médico de La Positiva Seguros.

Señales de alerta para identificar la ansiedad
- Sensación de nerviosismo, agitación o tensión
- Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe
- Aumento del ritmo cardíaco
- Respiración acelerada (hiperventilación)
- Sudoración
- Temblores
- Sensación de debilidad o cansancio
- Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual
- Tener problemas para conciliar el sueño
- Padecer problemas gastrointestinales (GI)
- Tener dificultades para controlar las preocupaciones
- Tener la necesidad de evitar las situaciones que generan ansiedad

Cómo manejar la ansiedad en el día a día
- Identifica los detonantes: Empieza por conocerte. Registra durante una semana los momentos en que sientas más tensión; eso te ayudará a descubrir patrones. Si sabes que el tráfico matutino o las reuniones extensas te generan malestar, podrás anticipar tus reacciones y planificar estrategias de afrontamiento, como escuchar música relajante o practicar respiración consciente antes de entrar a una reunión.
- Practica “journaling”: La escritura es una herramienta eficaz para organizar y liberar preocupaciones. Dedica unos minutos al día a plasmar en un cuaderno lo que piensas y sientes: desde miedos y pensamientos recurrentes hasta logros y agradecimientos. Este ejercicio te ayuda a tomar distancia de las ideas negativas, darles perspectiva y reducir su intensidad.
- Reestructura pensamientos automáticos: La ansiedad suele alimentarse de pensamientos catastróficos repetitivos (“no voy a poder”, “todo saldrá mal”). Un ejercicio útil es escribirlas y cuestionarlas con preguntas simples: ¿qué evidencias tengo de que esto es cierto? ¿qué otra interpretación podría darle? Esta práctica, conocida como reestructuración cognitiva, ayuda a reducir la intensidad emocional, facilitando una vida cotidiana más saludable.
- Fortalece tus redes de apoyo: Contar con un círculo de confianza funciona como un amortiguador emocional. Conversar con familiares, amigos o grupos de interés no solo ayuda a compartir preocupaciones, sino que también ofrece nuevas perspectivas. Programa encuentros semanales, incluso virtuales, para disminuir la sensación de aislamiento y reforzar tu bienestar.
- Gestiona tu entorno: El desorden visual genera estímulos que incrementan la ansiedad sin que lo notes. Mantén tu espacio de trabajo y descanso organizados, con buena ventilación e iluminación natural, para generar una sensación de control y calma. Incluso dedicar diez minutos diarios al orden puede tener un efecto positivo en tu mente.
Crea espacios para desconectar y cuidarse a uno mismo
El ritmo diario suele generar cansancio que se manifiesta en pesadez en las piernas, tensión en la espalda o rigidez en los hombros, molestias comunes cuando las exigencias aumentan, más aún cuando se vive en un estado de alerta constante y con sentimientos de temor recurrentes liderados por la ansiedad. Aquí es clave combinar descanso, alimentación balanceada y actividad física, pero también regalarte rituales de autocuidado.
Sabiendo que encontrar pequeños espacios de pausa en el día puede marcar una gran diferencia, una gran opción es liberar tensiones acumuladas dándote unos buenos masajes tras la ducha diaria con un exfoliante térmico que ayude a relajar, activar la circulación y favorecer la renovación celular. Aquí aprovecha para aliviar las zonas de mayor carga como cuello, hombros, espalda, piernas y pies con un fluido para masajes. Los expertos de Natura aconsejan masajes circulares usando la línea Ekos Andiroba, que ayuda a relajar profundamente, reduciendo la sensación de hinchazón.
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