
Cuando se acercan las fiestas de Navidad en Estados Unidos, millones de trabajadores se preguntan si tendrán tiempo real para descansar y estar con su familia, especialmente en comunidades hispanas que suelen asumir jornadas largas y múltiples empleos. Este año, una nueva orden del presidente Donald Trump amplía el descanso para los empleados federales en todo el país, desde Washington DC hasta California, Texas, Florida, Nueva York o Illinois, y abre un debate sobre qué mensaje se envía a quienes sostienen el funcionamiento diario del gobierno.
Trump ha firmado una orden ejecutiva que establece el cierre del gobierno federal los días 24 y 26 de diciembre, además del 25 de diciembre, que ya es feriado federal oficial. En la práctica, los empleados federales tendrán libre el día antes y el día después de Navidad, lo que crea un “puente” navideño largo que muchos verán como un respiro tras meses de tensión e incertidumbre laboral. A eso hay que sumarle que muchos de ellos suelen no laborar habitualmente los sábados y domingos.
Sin embargo, cuando se habla de “cierre del gobierno”, no significa que todo se detenga por completo ni que todos los trabajadores puedan desconectarse al 100%. La orden permite que los líderes de departamentos y agencias federales mantengan abiertas ciertas áreas y convoquen a empleados específicos por razones de seguridad nacional, defensa u otras necesidades públicas, por lo que servicios esenciales seguirán funcionando, aunque gran parte de la burocracia se detenga.
Para empleados hispanos que trabajan en agencias con presencia en todo el país —como oficinas de inmigración, servicios de salud, seguridad o programas sociales— este descanso extra puede marcar una diferencia en su vida familiar. Muchos viven lejos de sus familias o aprovechan estos días para viajar dentro de Estados Unidos, visitar a familiares en otros estados o participar en tradiciones navideñas latinas, desde posadas hasta cenas multitudinarias.

¿QUIÉN APLICA LA MEDIDA Y QUÉ SE MANTIENE IGUAL?
La Oficina de Administración de Personal (OPM, por sus siglas en inglés) será la encargada de aplicar esta orden ejecutiva y de traducirla en instrucciones concretas para las agencias federales en todos los estados. Este organismo es clave en la vida laboral de los empleados federales porque define horarios, beneficios y lineamientos que luego se replican en miles de oficinas repartidas por el país.
La orden aclara que no interfiere con las facultades legales de los departamentos ni con las funciones de la Oficina de Administración y Presupuesto (OMB). Es decir, no cambia decisiones presupuestarias ni la estructura del gobierno, sino que se limita a otorgar tiempo libre adicional; se trata de un gesto de descanso laboral, no de una reforma profunda del funcionamiento federal.
ANTECEDENTES Y CONTEXTO POLÍTICO
No es la primera vez que un presidente concede más descanso navideño a los empleados federales. Trump ya había otorgado el día libre en Nochebuena en 2019 y 2020, y antes, en 2014, Barack Obama dio libre el 26 de diciembre cuando la Navidad cayó en jueves, lo que muestra que existe una tradición reciente de ampliar el descanso en estas fechas.
Lo que vuelve significativo el gesto actual es el contexto de un año especialmente duro para muchos trabajadores públicos. Recortes de empleo impulsados desde áreas de eficiencia gubernamental y un cierre del gobierno que se extendió durante semanas dejaron a miles de empleados en una situación delicada, algunos recurriendo a despensas de alimentos y ayudas comunitarias, incluidas organizaciones que atienden a hispanos en ciudades como Los Ángeles, Houston, Nueva York o Chicago.
LA CONTRADICCIÓN EN EL DISCURSO Y SU IMPACTO REAL
En el plano político, la decisión también contrasta con declaraciones recientes de Trump, quien ha cuestionado en varias ocasiones la cantidad de feriados federales y el costo económico de mantener oficinas y negocios cerrados. En mensajes públicos llegó a sugerir que tantos días libres podrían no ser realmente deseados por los trabajadores, pese a que los empleados federales ya cuentan con 11 feriados al año reconocidos por ley.
Para quienes trabajan dentro del gobierno federal, y en particular para los empleados hispanos que suelen cargar con responsabilidades familiares adicionales, lo que importa menos es la batalla retórica y más el efecto concreto: tiempo. Tiempo para descansar, viajar, cuidar a hijos o adultos mayores, participar en celebraciones religiosas o simplemente recuperar el aliento después de un año agotador, un beneficio que se siente en hogares hispanos de costa a costa.

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