
El Servicio de Inmigración y Control de Aduana (ICE) vuelve a estar en el centro de la controversia tras conocerse que se ha hecho de una tecnología capaz de espiar teléfonos celulares a distancia. Esta herramienta, que la agencia ha incorporado recientemente, permite rastrear y vigilar dispositivos sin necesidad de tocarlos, lo que ha despertado preocupación entre defensores de la privacidad y expertos en derechos civiles.
Según documentos públicos revisados por TechCrunch, la agencia firmó un contrato por $825,000 dólares para adquirir vehículos equipados con torres celulares falsas (conocida como "cell-site simulator“), una herramienta que permite rastrear e interceptar comunicaciones sin que los usuarios lo sepan.
Estas herramientas permiten suplantar torres de telefonía móvil reales y engañar a los celulares cercanos para que se conecten a ellas. De ese modo, los agentes pueden obtener información precisa sobre la ubicación de las personas y, en algunos casos, incluso interceptar llamadas, mensajes y tráfico de internet, sin que los usuarios lo sepan.

El acuerdo más reciente fue firmado con TechOps Specialty Vehicles (TOSV), una empresa con sede en Maryland especializada en construir vehículos para operaciones de seguridad. La compañía ya había recibido otro contrato similar en septiembre de 2024 por $818,000 dólares, lo que revela una relación estable con ICE que se remonta a antes del gobierno de Donald Trump.
En declaraciones al citado medio, Jon Brianas, presidente de TOSV, se negó a dar detalles sobre el contrato alegando “secretos comerciales”. Sin embargo, confirmó que su empresa sí integra cell-site simulators en los vehículos, aunque no fabrica los componentes tecnológicos.
“No producimos los elementos eléctricos o de comunicaciones; los integramos en el diseño general del vehículo”, explicó Brianas, quien tampoco quiso revelar de dónde obtienen esos dispositivos.
Esta adquisición se suma a una serie de contratos federales que dejan al descubierto el arsenal tecnológico que respalda las operaciones de deportación y vigilancia de ICE. En septiembre, Forbes reveló que la agencia había utilizado un cell-site simulator para rastrear a un presunto miembro de una pandilla que debía abandonar el país desde 2023.
Aunque la tecnología no es nueva, se usa desde hace más de una década, los llamados stingrays siguen siendo fuertemente cuestionados por su falta de transparencia y su capacidad para recopilar datos de personas inocentes que simplemente se encuentren dentro del rango de alcance. Organizaciones civiles, como la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), ya han documentado centenares de despliegues de estos equipos entre 2013 y 2019, muchos de ellos sin órdenes judiciales.

Según TechCrunch, ICE no respondió sobre el uso actual de estos vehículos, los lugares donde se han desplegado ni si cuenta con órdenes judiciales para utilizarlos. La falta de respuestas alimenta las preocupaciones sobre hasta qué punto la agencia puede estar utilizando tecnología de vigilancia invasiva sin supervisión clara.
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