
Emigrar por amor no es un camino improvisado, y mucho menos cuando el destino es Estados Unidos. Para miles de parejas que viven su relación a distancia, la visa K-1 se ha convertido en la ruta que transforma un compromiso en la posibilidad real de unirse y comenzar una vida juntos en territorio estadounidense. Pero, aunque es una vía legítima, está rodeada de reglas, plazos y verificaciones que buscan garantizar que la unión sea auténtica.
En un proceso tan emocional y a la vez tan técnico, lo primero que debes saber es que solo quienes cumplen estrictamente los requisitos pueden cruzar la frontera y casarse en EE.UU. Las autoridades migratorias no dejan espacio a improvisaciones, y cada paso está regulado para asegurar que se trate de un matrimonio verdadero y no de un mecanismo para obtener beneficios migratorios.
¿Qué es exactamente la visa K-1?
La visa K-1 permite que un ciudadano estadounidense traiga a su prometido(a) extranjero con el único propósito de casarse en Estados Unidos. Según lo que aclara el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS), una vez que la persona ingresa al país bajo este estatus, cuenta con 90 días para celebrar la boda. Es un plazo firme: si la ceremonia no ocurre dentro de ese tiempo, la visa pierde validez y el beneficiario debe abandonar el país.
Este mecanismo existe para proteger la seriedad del compromiso. Por eso, la pareja debe demostrar que su intención de casarse es genuina, que mantienen una relación real y que el matrimonio no busca únicamente una ventaja migratoria.

¿Qué implica solicitar una K-1?
El proceso inicia con la parte estadounidense. Quien actúa como patrocinador debe presentar el formulario I-129F (Petition for Alien Fiancé) ante la autoridad migratoria. Cuando esta petición es aprobada, el caso pasa al National Visa Center, que lo asigna al consulado o embajada del país donde vive el prometido(a).
A partir de ahí, el solicitante extranjero debe cumplir una lista precisa de requisitos:
- Completar el formulario DS-160.
- Contar con pasaporte vigente.
- Presentar documentos civiles: acta de nacimiento, certificados de soltería o divorcio, antecedentes policiales.
- Realizar un examen médico autorizado.
- Aportar evidencia de que el patrocinador tiene solvencia económica.
- Presentar fotos tipo visa y, sobre todo, pruebas de una relación auténtica.
La entrevista consular es decisiva. En ella, el solicitante debe demostrar que la relación es legítima y que existe una intención clara de casarse.
Si la entrevista es aprobada, se otorga la visa K-1. Por lo general, esta es válida por seis meses y permite una sola entrada al territorio estadounidense.

Ya en Estados Unidos: el reloj corre
Una vez que el prometido(a) entra al país, se activa el conteo de 90 días. Durante ese periodo debe realizarse el matrimonio. Si no ocurre, la visa caduca y tanto el beneficiario como sus dependientes —si los hubiera— deben salir del país.
En cambio, si la boda se celebra a tiempo, el nuevo cónyuge puede solicitar un ajuste de estatus para convertirse en residente permanente legal, abriendo el camino para obtener la green card.
¿Cuánto tarda todo el proceso?
Aunque cada caso varía, los tiempos aproximados son:
- Aprobación del formulario I-129F: 7 a 10 meses
- Proceso consular y entrevista: 3 a 5 meses
- Total estimado hasta la entrada a EE.UU.: 10 a 15 meses
Es una ruta considerable, pero sigue siendo una de las pocas vías relativamente directas para que una pareja se reúna y se case en Estados Unidos sin esperar años.
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